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"HISTORIA DE LUCHA"

"Las piernas de Ariel"

"Perdió la capacidad de caminar luego de ser encarcelado en 2006. Tras salir libre, absuelto, en 2011, lleva a cabo una batalla para hacer su vida"

Ariel Velarde Valenzuela era chofer de tráiler, hasta que la Policía Federal, en noviembre de 2006, le hizo el alto en Nogales.

En aquella ocasión lo golpearon para que se declarara culpable de transportar cocaína. Le dañaron tres vértebras y lo encerraron en una celda. Lo dejaron malherido.

Salió libre en 2011, pero durante ese tiempo su esposa decidió irse a Guadalajara para cuidar a su hija, pues ella supuso que no lo volvería a ver.

"Ella me dijo cuando me vio que pensó que me habían matado en la cárcel", dijo.

El dolor siguió hasta que salió de la cárcel, absuelto y con un pase médico para atenderse en un hospital del ISSSTE, donde tres años después lo operaron y lo dejaron listo para repasar terapias, porque el daño de los golpes no lo dejaría caminar otra vez.

"En aquel tiempo yo llevé un tráiler y me encontraron droga, entonces a mí me golpeó la Federal y me metieron a prisión, ahí duré un año y me caía, me caía y me caía, me golpeó para que yo dijera quién me dio la mercancía", dijo.

"Ellos no me pudieron comprobar nada y me dieron libertad, porque ya me habían dicho que me iban a dar 13 años 7 meses", añadió.

Cuando salió de prisión, Ariel buscó a su esposa, la contactó por Facebook y se reencontraron. Ella pensó que él había muerto, por eso se fue a Jalisco, allá tenía a su familia.

Cuando se encontraron Ariel supo que su esposa tenía cáncer terminal. También supo que debía cuidar a su hija Fátima Guadalupe y traerla a Culiacán. Ella tenía apenas siete años.

Ariel, desde 2011, cuidó a su hija desde su cama, inmóvil de sus piernas, pero con las ganas de ser un buen padre.

Desde ese tiempo se hizo de amigos, que se convirtieron, junto a su hija, en sus piernas, que le sirven de apoyo y de alcance de sus herramientas con las que arregla abanicos, para comer, para ir al baño, para ir a las terapias, para casi todo.

La casa de Ariel es de renta, en la colonia Cascadas, al norte de la ciudad.

Paga 800 pesos al mes para vivir acostado en una cama que está al centro de uno de los dos cuartos que tiene la casa, la cual aún está en obra negra y su puerta es de tela.

Es un hombre que estudió para ser técnico en electricidad y que comenzó a reparar motores de abanicos desde su cama. Cada uno en 100 pesos.

Tiene pocos clientes, la mayoría son sus amigos o familiares de ellos, pero con eso trata de comprar comida, pagar la renta y hacer recargas de crédito para su celular.

El sistema DIF Culiacán le prometió darle una silla reclinable, que es una silla especial, que le serviría para poder tener una mayor movilidad, sólo que esta permanece en promesa.

"Ahora que me traigan la silla especial podré hacer mejor mi trabajo, ya no ocuparé estar levantando cosas, sino que sentado puedo hacer mi trabajo", dijo.

 

- ¿Quién le va a traer esa silla?

 

El DIF, ya está autorizada la silla, es una silla reclinable, es lo que he estado esperando para poder hacer la comida, el trabajo, para vivir normal y tener el taller bien.

 

El trabajo de Ariel lo hace desde su casa, y hasta el 27 de junio su ayudante fue su hija Fátima Guadalupe, pues ese día ella viajó a Guadalajara, con la familia de su madre.

Al principio Ariel pensó que había sido desaparecida. Se creó una Alerta Ámber por la Fiscalía General del Estado, la cual se canceló cuando él mismo descubrió a través de Facebook que estaba en Jalisco.

La investigación permanece abierta, dijo Ariel, porque la Fiscalía General no ha aclarado por qué se fue ni cómo llegó hasta allá.

Tampoco se ha resuelto su posible regreso, dado a que él es el responsable de su educación, alimento y vivienda, por lo que rechazó que la familia de su esposa, quien falleció en Jalisco, se haga cargo de ella.

El que no esté su hija con él significa que no pueda ser trasladado a recibir las terapias que necesita, tampoco el que pueda realizar su trabajo fácilmente, ir al baño o cocinar.

Desde que no está su hija depende de sus amigos, que de forma humanitaria lo apoyan de manera diaria, aunque él señaló que lo que de verdad necesita es que ella regrese y que de verdad se cumpla la promesa de tener una silla especial.

 

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