"Lidia y su duelo por la vida"

Desde hace tres años y medio Lidia lucha contra el cáncer de mama.

Ella fue diagnosticada cuando tenía 34 años, después de tres pronósticos erróneos en los que se le dijo que tenía fibrosis quística.

Un año después de que Lidia dio a luz a su hijo más pequeño, detectó irregularidades en uno de sus senos.

"Por motivo de mi edad no es recomendable una mastografía, porque tenía yo 31 años en ese entonces, voy y me hago un ultrasonido y sale bien, sale que tengo fibrosis y atrás de esa fibrosis tengo un quistecito", explicó.

Recuerda Lidia que anduvo del "tingo al tango" con los ginecólogos, pues los diagnósticos no la dejaban satisfecha. Escuchó diversas opiniones de sus parientes, de sus amigas, recomendaciones de médicos, hasta que acudió al Seguro Social.

"Ni siquiera ella explora, en cuanto me ve a ojo clínico me dice 'no, esto no es una fibrosis, no ocupo tocarte para yo darme cuenta que esto no es una fibrosis quística'", rememoró Lidia.

Los tiempos en el IMSS no eran los más adecuados para continuar con los estudios clínicos, así que Lidia decide acudir a una clínica privada a realizárselos. Ahí inmediatamente comienza el temor por los comentarios recibidos por los médicos.

Al tener los resultados en mano, Lidia acudió con un oncólogo, que al principio desconocía qué trataba esa especialidad. Al descubrirlo, el temor incrementó.

"'Es muy grande tu tumor, de cinco centímetros, estos dos años con mal diagnóstico lo dejamos crecer mucho. Un tumor de cinco centímetros no se opera tienen que reducirlo' ¿y qué lo reduce? quimioterapias", explicó.

Después del diagnóstico continuaron las biopsias, radiaciones y quimioterapias para poder hacer que el tumor fuera operable. Fue así como Lidia se sometió a una mastectomía.

La primera vez que fue diagnosticada, pese al temor, su ánimo no cayó. Se sostuvo positiva, detalló Lidia. Pese al tratamiento, los pronósticos no fueron favorables.

"Después de un año y tres meses me dicen que puedo regresar a trabajar y me hacen una serie de estudios, entre ellos un gammagrama óseo, el cual arroja que tengo metástasis en hueso, que tengo lesiones positivo en metástasis", reveló.

Cada año Lidia viaja la Ciudad de México para realizarse el estudio PET o Tomografía por Emisiones de Positrones. Es un análisis realizado por la UNAM, donde el cuerpo se "escanea".

"Te invaden de líquidos tomados e inyectados, soluciones y todo; es un estudio que dura cuatro horas y ya al último son como 15 ó 20 minutos en una máquina, la máquina esa te sondea los tumores malignos", detalló.

"Llego de México, voy con el doctor con mis estudios en la mano, te los mandan a domicilio, llego el fin de semana, me espero hasta el lunes para llevárselo a un oncólogo y oh sorpresa, es metástasis en pulmón", agregó.

Lidia ya había sido sometida a dos mastectomías, radiaciones y quimioterapia con Trastuzumab, por lo que al tener este diagnóstico, los oncólogos que la tratan le recomiendan un nuevo tratamiento para combatir el cáncer.

"Es un tratamiento muy caro y no está en el cuadro básico del Seguro Social", señaló.

- ¿Y qué pasa?

Pues me quedo con el qué tan caro es, y me dicen que 100 mil pesos cada ampolleta y tú ocupas mínimo seis ampolletas.

Para poder ser sometida a este tratamiento, un familiar le ayudó a pagar un abogado. En un mes Lidia había ganado la demanda contra el Seguro Social para poder recibir su tratamiento.

"En lo que estaba la demanda, a mí se me ve una mancha en la piel, acudo a mi doctor y le digo que traigo una reacción alérgica y me dice 'no, no es una reacción alérgica, ocupo hacerte una biopsia de piel', el mismo doctor que me había hecho mis biopsias de mama", expresó.

"No es metástasis en piel es recurrencia, no es normal que tengas una recurrencia si te estoy tratando, si te estoy dando medicina", agregó.

La primera vez que Lidia fue diagnosticada, no recurrió a un terapeuta para sobrellevar la situación, pero la segunda ocasión su ánimo ya estaba golpeado, había sufrido un divorcio y sus dos hijos estaban afectados por la enfermedad.

Lidia explicó que nadie está preparado para pasar por la situación, ni siquiera los médicos. La soledad es un sentimiento que invade al enfermo después del diagnóstico, y esta sensación crece cuando no cuenta con apoyo sicológico.

"Es inevitable que vayas y te tires a la cama, es inevitable que llores, es inevitable que te sientas solo y que estás sola pues. Que veas un mundo de gente en tu casa, que veas un mundo de gente en la calle, en tu trabajo y que te sientas con ese vacío y que te digan 'es normal'", lamentó.

Ante las pérdidas, Lidia tuvo sus victorias. Cuando su cabello ya no colgaba hasta la cadera, su cabeza dejó de doler y comenzó a ser libre.

"Mi cabello ahorita, wow", dijo Lidia mientras acaricia cabeza y sonríe cálidamente.

Sus cejas lucen impecablemente delineadas, y lo suficientemente difuminadas para lucir natural.

"Empecé a arreglarme, yo no me maquillaba entonces, se te cae la ceja, se te caen las pestañas. A mí, a diferencia de otras, se me mejoró la piel; yo era de mucho acné en la zona 'T' y a mí se me limpió", dijo.

"Y casi todo mundo me decía 'qué te hiciste, te ves muy bien' y yo sabía que sí me lo estaban diciendo bien", continuó entre risas.

Algunas ocasiones Lidia recibió comentarios positivos sobre su apariencia, pero esta ocasión sabía que eran sinceros, pues hasta ella percibió el cambio.

Aunque una persona tenga cáncer, no la excluye de las complicaciones de una vida habitual.

"Llevas una vida normal, te dicen 'tienes cáncer', y tienes que seguir llevando tu vida normal y aparte de que tienes que lidiar con un Seguro obsoleto y todo, el hecho de que tienes que seguir tu vida normal, tienes que manejar, tienes que levantar a tus hijos, llevarlos a la escuela", detalló.

"Tienes que ir a decir 'tienes que darme una incapacidad porque estoy enferma', la verdad de que ahí la institución está insensible al dolor ajeno, ok es enfermedad, dígase cáncer, diabetes, hipertensión, es invalidez, es incapacidad por invalidez", agregó.

Aunque sea el mismo hospital quien te incapacita por invalidez, existe insensibilidad hacia los enfermos, criticó Lidia, pues el personal no está capacitado para brindar esas atenciones.

"Tú tienes que andar correteando que el papel con el médico, que el papel con tu doctora familiar, que si las vigencias en archivo, aparte de que estás en un tratamiento, que estás desgastada, que estás cansada", sentenció.

En muchas ocasiones la gente quiere ayudar, pero no sabe cómo, contó Lidia.

"A una persona con cáncer no le digas nada, ayúdala si puedes, háblale, está al pendiente obvio que si está en quimioterapia no vas a venir con la imprudencia, eso de venir a verla con la quimio es lo peor", subrayó.

"Más que el ánimo, aquí estoy, en un mensajito, también es importante pero el estar, el que vea que estás, que le importas, y que realmente lo que se te ofrezca, estar", continúo.

Lidia continúa con su tratamiento para vencer el cáncer. Actualmente está sometida al tratamiento de Pertuzumab, al cual obtuvo derecho después de un juicio.

"Esta medicina lo que te ayuda es de adentro hacia afuera, entonces estaban tres quistes (tumores) perforados y se estaban deshaciendo", mencionó.

Próximamente iniciará trámites para obtener una pensión permanente por el Seguro Social.

Explicó que desconoce si pueda obtener becas para sus hijos, pues no tienen los mejores promedios en la escuela. Tiene un niño y una niña que están en nivel primaria.

"Te voy a ser sincera, me ha preguntado mucha gente y he tenido las ganas de, pero me falta el tiempo, estoy demasiado enfocada en lo mío, me quita demasiado tiempo en lo mío, y en ese lado sí lo tengo muy descuidado", contó.

"Sí lo quiero hacer pero me ha faltado hacerme el tiempo, un 'chancito' para hacerlo porque sí quiero hacerlo", agregó.