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"Sismo septiembre 19"

"'Lo humanitario también se necesitará para lo que viene'"

"El ex funcionario y empresario culiacanense, Jorge Cano, proyecta recaudar fondos para rentar cuartos y prestarlos a quien se ha quedado sin hogar tras el sismo del 19 de septiembre, por un año, hasta que puedan rehacer su vida"

Jorge Antonio hace una pausa y resulta visible que le duele recordar cómo tuvo que asimilar cuando recibió la noticia de que ya no había nada que hacer en el edificio derrumbado en Amsterdam 25.

Cómo tras el sismo del 19 de septiembre, tuvo que recoger sus cosas y buscar otro lugar dónde apoyar, porque los militares le dijeron que no había más qué hacer ahí, en ese punto.

Los perros, que ladran cuando sienten el calor de un cuerpo o que éste respira, dejaron de hacerlo desde hace horas. Ya no había sobrevivientes. Lo que seguía era la inminente llegada de los trascavos y la limpieza ruda con el alza de escombro.

Ya en casa, en Culiacán, el ex funcionario federal reflexiona en lo que sigue.

Afirma que no deja de pensar en los cientos de edificios fracturados que ya no son habitables.

“Esa gente tendrá que buscar un lugar donde vivir, y ya no querrán hacerlo en departamentos; esa gente es la que necesitará más de nuestra humanidad”, expresa.

Una solución que se le ha ocurrido, junto con una amiga que tiene una fundación que se llama Educando y Creando, con lo que han ayudado a decenas de escuelas y grupos vulnerables en el estado y la Ciudad de México, es poder rentar cuartos y prestarlos a quien se ha quedado sin hogar, por un año, hasta que puedan rehacer su vida.

 

El temblor más fuerte

 

Jorge Antonio Cano Félix tiene 42 años, es consultor de tecnología de las comunicaciones como empresario, lo que le llevó a trabajar para el Gobierno federal como Director de Tecnología del ISSSTE.

Vivió 4 años en la Ciudad de México hasta hace unos días. Residía en un sexto piso de un edificio de departamentos.

El primer temblor, del 7 de septiembre, lo vivió de manera diferente.

“Sentías cómo las olas llegaban y te golpeaban y te movían; digamos que, como el mar, pasaban; simplemente pasaba una y la otra ya seguía”, relata.

“Mis hijas estaban dormidas, yo las saqué a la sala y ni sintieron, y nunca nos bajaron del edificio”.

El pasado 19, sus hijas estaban en la escuela y su esposa estaba recogiéndolas.

“Había sonado la alarma de sismo por un simulacro en la mañana, y cuando sonó otra vez yo pensé que era otro, pero antes de hablar con la señora que nos ayuda, en eso llega el primer fregazo, pero fuerte, no se compara con el otro, y luego llega otro golpe, y ya después cambia, porque además de golpear como ola, se empieza a subir y bajar, entonces se empieza a mover el edificio para un lado, para otro, para arriba y para abajo”, describe.

Luego de la sacudida, se cayeron las comunicaciones. Jorge recuerda que no pudo comunicarse con su esposa de inmediato, pero un par de horas después, y a través de mensajes cruzados con su cuñado desde Culiacán, pudo saber que todos estaban bien.

 

 

Su momento de ayudar

Jorge relata que después de dejar a salvo a su familia, pudo salir a ver en qué podía ayudar.

“Nunca se me va a olvidar, era un domicilio, (edificio) Amsterdam 25, entre el Parque España y el Parque México; ya es inevitable que no vayas a ayudar, te carcome mucho”, expresa.

“Yo tengo muchos años haciendo diferentes cosas, me toca llevar colchas a lugares de Toluca donde nieva y la gente no tiene para taparse, me ha tocado llevar pelotas, de todo me ha tocado hacer, entregar computadoras”.

“Pero siempre las cosas que hemos hecho son en pro de mejorar la calidad de vida de una persona o la escuela o algo similar, pero nunca me ha tocado hacer labor de altruismo, pero en un tema en el que ya estamos hablando de vidas; la connotación no tiene comparación”.

Salió de casa y llegó a comprar medicamento de camino a La Condesa; en la farmacia se le unieron otros jóvenes que llevaban la misma consigna.

Llegaron con el medicamento en la camioneta y al identificarse, se abrió la valla humana.

La gente, recuerda, pasaba mano a mano escombros, cubetas para llenar góndolas.

“Las cadenas humanas eran para eso”, aclara.

Luego preguntó que si qué necesitaban y le pidieron una planta de luz.

“Ahorita la traigo”, dijo, “pero no era cierto, no tenía idea de dónde la iba a sacar, pero soy muy terco, y ahí ando busque y busque por todo México”.

A través de unos mensajes publicados en las redes sociales, Jorge pudo ubicar a dos personas con plantas de luz disponibles, ubicó a una y la pudo conseguir y regresar.

Cuando pasó con la planta de luz, la gente se abrió como el mar y gritaban “¡vamos, México!”

“Pero la planta no la pudimos prender, porque en el derrumbe de Amsterdam 25 primero habían dicho que no había gas, pero cuando llegamos olía mucho a gas, y esa planta no era antichispa, no se podía prender”, explica.

Por eso decidieron aprovechar la planta de luz y montar otro campamento en el Parque México, porque en el Parque España es donde recibía los víveres y el otro apenas se estaba creando.

 

Las tristes noticias

El culiacanense se ganó la confianza de la Cruz Roja y llegó a ser encargado del campamento por unas horas. Ofrecieron comida y descanso a trabajadores, y atención médica a heridos.

Pero con la llegada de la madrugada, llegaron las malas noticias.

“Ya como a la una de la mañana ya te piden que te muevas...”, dice Jorge y hace una pausa, “que moviéramos el campamento porque ya no lo iban a ocupar ahí; entonces nos mandan a Viaducto y Monterrey, a otro edificio que se había colapsado y que al parecer había como 30 personas”.

“Y pues a volver a desmontar las lámparas, las casas de campaña, a volver a desmontar todo... mucha gente no le entiende, pero si eres poquito inteligente sabes qué pasó ahí... y lo que pasó es que se venció el tema, nunca supimos cuánta gente había, yo nunca quise tomar una pinche foto de esas, pero ya los perros ya no ladraban, los perros ladran, ellos decían 'está marcando', cuando sentían un cuerpo que podía respirar o que estaba caliente, ya llegó un momento en que los perros ya a esa hora ya no ladraban”.

Jorge tomó la decisión de regresar a casa con su familia

“Yo vi un chingo de edificios fracturados, hay muchos, muchos, que no se cayeron, está bien, pero esa raza ya no va a volverse a meter ahí, son inhabitables”, recalca.

“Y ese es el otro grupo de damnificados en el que no nos hemos detenido a pensar, porque esa raza tiene que comer, tiene que dormir, tiene que vestirse, por más medicina, comida y ropa que mandes, perdón, pero no toda la ropa le va a quedar a todo mundo”.

 

N ¿Crees que pudiste haber hecho más?

Sí, pude haber hecho más. Sientes que... pareciera que actuaste de una manera muy cobarde... o egoísta

 

Jorge reflexiona en que lo que pueden adquirir ahorita, varios días después de la tragedia, ya no tiene mucho sentido, que será mejor guardar el dinero, apartarlo, y enviarlo luego a través de cadenas de familiares o conocidos.

“Porque entonces sí van a necesitar, hay muchas personas que no van a tener dónde vivir”, insiste.

 

Para ayudar

Jorge explicó que junto con una amiga, de nombre Yéssica Martínez, ha podido ayudar a muchas personas. Otra de las opciones que propone es hacer donaciones en las que se garantice que los recursos sí serán bien utilizados.

Comparte los datos de su fundación para acreditar que es una organización formal.

Educado y Creando es una Asociación Civil formada el 30 de mayo de 2017. El número de acta constitutiva es 32,246 y su RFC es ECR170530ES5.

 

Cuenta bancaria:

HSBC

Cta. 4060623642 SUC. 1920 Colima

Clabe: 021180040606236425

SWIFT: BIMEMXMM

Cerrada de Félix Cuevas 39

Col. del Valle

Del. Benito Juárez

CDMX 03100

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