|
"Rosario"

"Muere Amalia, buscadora incansable de sus hijos"

"Se le fue su vida buscando los jóvenes que le fueron arrebatados en los años 70 en Mazatlán y Culiacán, presuntamente por el Ejército"

EL ROSARIO._ Ella no se cansó de buscar, sus pasos y la esperanza de encontrar a sus hijos desaparecidos tan solo se detuvieron al encontrarse con la muerte, a sus 86 años.

En su búsqueda, el principal motor de Amalia García Estrada era el compromiso que asumió con su hermana mayor, María Luisa, de que al faltar vería por los hijos de ésta: José y Saúl.

Este pacto siempre la impulsó, entre otras cosas, a formar parte de la Unión de Madres con Hijos Desaparecidos en los 70.

Buscó por más de 40 años a dos jóvenes desaparecidos en Mazatlán y Culiacán presuntamente en manos del Ejército y de la Dirección Federal de Seguridad.

La muerte cortó de tajo un largo peregrinar en instancias de diferentes niveles de gobierno, y un incontable número de cartas escritas por su puño y letra para encontrar justicia para los ausentes, y un lugar para el descanso de ellos.

Durante casi medio siglo nunca se vio minado su deseo de dar con el paradero de los entonces estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa, pese a los nulos apoyos que recibía de las autoridades.

La noche del pasado domingo, su cuerpo siempre inquieto y alegre regresó sin vida al pueblo donde siempre vivió al lado de su compañero desde hace varias décadas, José Enrique Domínguez.

“Ella siguió buscando hasta que pudo llegar por sus medios, muchas veces nos llamaron para que fuéramos por ella”, recordó su hija, Consuelo Domínguez García.

Tras una breve pausa, refirió que la determinación de su búsqueda se reflejó hasta el final de sus días, pues el problema pulmonar que sufría lo soportó por más de 80 días, mientras doctores aseguraron que tan solo veían a mujeres padecerlo 15 días.

A pesar de haber estudiado hasta segundo grado de primaria, nunca fue una limitación para encarar a autoridades, a las que demandaba apoyo para encontrar a sus hijos.

Consuelo reconoció que entre muchas enseñanzas, además de la fabricación de flores o cocinar rico, aprendió la determinación para nunca rendirse ante la adversidad.

“El gobierno nunca le respondió esa pregunta ‘¿dónde están?’”, afirmó con insistencia Tania Esmeralda, la menor de los seis hijos de Amalia.

Este cuestionamiento se volvió la constante de la vida de mujer de 86, y que a sus hijos les tocó atestiguar.

Con admiración, su hija Amalia reconoció la valentía de su madre, ya que ella nunca tuvo miedo e, incluso, aseguró a sus vecinos que vería al entonces Presidente de la República, José López Portillo.

“Mi mamá dijo ‘yo voy a llegar a Los Pinos”, y todo mundo se rió de ella, pero lo consiguió, no pudo hablar con el Presidente, porque estaba fuera, pero la atendió su secretario particular”, recordó.

Sus hijas lamentaron que fue hasta que la salud de Amalia se vio delicada que recibió el reconocimiento de parte de las autoridades como víctima indirecta, de la Ley de Víctimas.

Hoy será sepultada en la comunidad de Chametla, luego de luchar también contra su enfermedad pulmonar en Salamanca, Guanajuato.

 

 

Periodismo ético, profesional y útil para ti.

Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.


Suscríbete
Regístrate para leer nuestro artículo
Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


¡Regístrate gratis!