"Pide víctima de pederastia que responda el Obispo Jonás Guerrero"
Gabriel Mercado
Jesús Romero Colín, víctima del sacerdote pederasta Carlos López Valdés, quien fuera sentenciado a 63 años de cárcel por este delito, aseveró que el Obispo de la Diócesis de Culiacán, Jonás Guerrero Corona, debe responder por las omisiones cometidas durante el proceso judicial.
López Valdés colaboró durante siete años como el ecónomo de la sexta vicaría, donde Jonás era Obispo auxiliar. Los abogados que apoyaron a Jesús en este caso anunciaron que analizan inteponer demanda penal y civil contra el Obispo, así como otros involucrados, por tener conocimiento de los abusos que se cometían por el párroco y no ponerlo ante las autoridades.
"Desde el momento en que yo puse la denuncia la averiguación hubiera estado completa y bueno, eso hubiera obligado a actuar a las autoridades de manera inmediata", subrayó Romero Colín en entrevista telefónica.
Aseveró que el trato que tuvo su madre al interponer la queja en el año 2007 ante Guerrero Corona fue "déspota" y lo señaló de querer aprovechar la situación en busca de un pago, cuando su deseo era obtener justicia.
"Mi mamá fue con él y dice que la recibió de una manera déspota y dijo que él no podía hacer nada al respecto, le dijo que yo lo que quería era dinero, y por eso estaba con él, y si él hacía algo seguramente yo iba a regresar a pedir dinero, o sea, esa cuestión de que históricamente la Iglesia ha manejado de que la víctima quiere dinero o fama, de la misma manera la manejó Jonás con mi mamá", mencionó.
Aseveró que incluso a raíz de la denuncia, Jonás Guerrero envió durante los siguientes seis meses a sacerdotes a su casa para tratar de disuadirlo en continuar el proceso.
"Cada semana me visitaban sacerdotes para tratar de disuadirme a mí de que continuara con la denuncia", comentó.
Refiró que el Obispo tenía conocimiento de lo que hacía Carlos López incluso desde el año 2004, ya que un seminarista le presentó una denuncia por abuso llevando material fotográfico. Posteriormente esta persona dejó la Iglesia católica.
"Antes del 2007 sabía que Carlos López era un pederasta... ahí la Iglesia abre una investigación, desde el 2004, y con esto envía al padre Roberto Montoro a la iglesia de San Judas Tadeo donde Carlos López Valdés era el párroco, para que investigara y recabara toda la información", recordó.
Aseguró que con todo ese material se concreta la expulsión de López en el 2011.
Cuestionó que ellos sí llevaran esa información al interior de su tribunal eclesiástico, y pese a que los exhortaron infinidad de veces a que fueran a complementar la averiguación previa y la denuncia interpuesta, siempre se negaron.
"Es un hecho que hay más víctimas, es un hecho que hay más sacerdotes implicados, por eso no lo quieren presentar ante una autoridad, porque en dado caso que lo presenten tienen todos los documentos necesarios para fincar las responsabilidades a Jonás Guerrero, a Marcelino Hernández (Obispo de Colima) y a todos los demás sacerdotes y autoridades que estuvieran ahí implicados", destacó.
"Tiene que responder por las omisiones que él cometió, él no ha buscado un acercamiento con nosotros, nosotros hemos dicho desde que se otorgó la sentencia a Carlos López Valdés, que ha sido nuestra prioridad, ahora ya la cumplimos, y ahora vamos por lo demás, él (Jonás) tiene que hacerse cargo de sus responsabilidades", concluyó.
La historia
Romero Colín era un niño de 11 años cuando, en 1994, entró a ayudar como acólito al padre Carlos López en la parroquia de San Agustín de las Cuevas, ubicada en Tlalpan. Desde entonces y hasta 1999 el sacerdote abusó sexualmente de él.
En el 2007 decide dar a conocer a su madre del hecho, y ella denuncia ante Jonás, posteriormente acuden a las autoridades judiciales. El sacerdote fue sentenciado a 63 años de cárcel la semana pasada.
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