"Puede ser buen negocio la cultura"

MÉXICO (UNIV)._ Imagine una franquicia de museos, una fábrica de piñatas con motivos históricos, un hotel con galería y sala de exposiciones de arte o una cafetería con foro para obras de teatro, danza y música.
Quizá el giro de estas empresas le suene familiar o no resulte novedoso, pero seguramente el dueño de cualquiera de estos establecimientos, locales o comercios desconoce que pertenece al selecto grupo de Pequeñas y Medianas Empresas Culturales que hay en el país.
Elena Catalán, directora de Estrategas Culturales, comenta que las Pymes culturales deben entenderse de entrada como un negocio para vencer los obstáculos y paradigmas que las envuelve.
De la cultura se puede ganar y mucho, pero la cultura solita no vende, aseguró la directora de la firma que da consultoría y couching a personas que desean vivir de la cultura y no saben cómo comercializar sus productos.
Pero si se vincula como una herramienta que sirva a otras disciplinas entonces ya puede concebirse un negocio rentable, agregó la también historiadora de arte.
El caso del turismo cultural es el más fácil de encontrar por las visitas guiadas y excursiones a centros históricos, pero también está el marketing cultural, la gastronomía, el deporte, entre otras ramas.
De pronto, museos descubren que si rentan espacios para bodas y eventos sociales les deja dinero, pero aún no se explota como debiera.
La razón? Elena Catalán explicó que todo se debe a la formación.
"La gente dedicada a esto está acostumbrada a subvenciones con becas o donaciones proyectos y a la idea de que la cultura no se vende".
Pero cualquier argumento en contra se derriba cuando se diseñan productos que le sirven al señor, al dueño de la empresa o al gobierno con una función real; entonces sí se puede vender, porque al final esto se traduce negocio y ganancias.
Y como el patrimonio no se puede vender, señala Catalán, lo que se debe hacer es crear productos culturales. Aquí, el mercado infantil es de los segmentos comerciales más atractivos, porque sea prepara a futuros consumidores de cultura.
La apuesta es que los hoteles programen sus temporadas altas según las actividades de un museo, como sucede en Bilbao.
Elena Catalán dirige una empresa que podría definirse polifuncional: asesora y capacita, emprende proyectos, vende ideas, hace alianzas y no descuida la oportunidad de involucrarse en nuevos negocios.
En combinación con la Universidad del Claustro de Sor Juana imparte, desde agosto pasado, cursos y talleres que unen la cultura con habilidades gerenciales en empresas.
A través del departamento Extramuros de la institución, Estrategas Culturales desarrolla programas de gastronomía donde se potencia la convivencia laboral, el trabajo en equipo y el liderazgo.
Otro de los proyectos de la empresa es una guía de sitios culturales del Distrito Federal que se lanzó en diciembre, la creación y operación en febrero de 2008 del Museo del Chocolate que buscará convertirse en una franquicia y en un modelo de exposición rodante que aproveche inmuebles de varias ciudades del país, y una alianza con la española Ilustración Dinámica para intercambiar experiencias.
Las posibilidades son tan amplias que el límite está en la forma de presentar los productos, siempre existe una forma de hacerlos atractivos y rentables. Elena Catalán es una convencida de que la cultura sí es negocio, que se vende y caro.

TURISMO CULTURAL
- Es el más fácil de encontrar por las visitas guiadas y excursiones a centros históricos, pero también está el marketing cultural, la gastronomía, el deporte, entre otras ramas
- De pronto, museos descubren que si rentan espacios para bodas y eventos sociales les deja dinero, pero aún no se explota como debiera

"La gente dedicada a esto está acostumbrada a subvenciones con becas o donaciones proyectos y a la idea de que la cultura no se vende".
Elena Catalán
Directora de Estrategas Culturales