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"COLUMNA"

"Tema de Hoy: Dilema del vendedor: ¿vender o servir?"

"El vendedor honesto debe presentarse continuamente el dilema. ¿Vender o servir?"

    El vendedor honesto debe presentarse continuamente el dilema. ¿Vender o servir?

    Vender simplemente, o sea, dar al público un artículo y cobrar su valor, sin demostrar todas las utilidades que puede rendirle, sin conocer siquiera si es realmente lo que necesita el comprador, no es de un vendedor justo y honrado.

    Hacer que un cliente se lleve un artículo y deje su dinero, aunque después maldiga una y mil veces la compra, considerándose defraudado y jure no volver al establecimiento del cual tiene tan mal recuerdo, no es propio del vendedor que debe actuar con ética en su trabajo.

    En cambio, servir, es procurar que el comprador se lleve justamente lo que cubra sus necesidades, que al salir de la tienda sepa con minuciosidad de qué manera debe obrar para que el artículo le dé plena satisfacción, hacer que el público piense en volver al establecimiento en que tan bien le sirvieron, al ver el resultado de la primera compra, cuando necesite un producto similar. Esto es lo que debe hacer quien recuerde que Cristo dijo: No he venido a ser servido, sino a servir.

    El que se dedica a vender, simplemente, el que no procura conquistar un cliente, explota al comprador, quedándose con una comisión que lo beneficie.

    El que sirve, se queda igualmente con una comisión de lo que paga el comprador, pero se benefician los dos: el vendedor, porque es su trabajo y el comprador, porque se lleva precisamente el artículo que cubrirá sus necesidades. Por eso el vendedor debe tener resuelto el dilema ¿vender o servir? Servir es conquistar una clientela.

    El comercio vive del consumidor.

    El hombre humilde que entra en el gran establecimiento a comprar una gorra o unas alpargatas ayuda a su sostén. Será muy modesta la compra, pero ayuda a pagar la iluminación espléndida, y el lujo con que está construida y decorada la tienda.

    Claro que serán necesarias muchas compras al día para que los pesos de cada cliente paguen los gastos del local y los salarios del personal.

    Por esto hay que tratar bien a todo comprador, para que vuelva, para que forme parte de los millares de personas que dan vida a nuestro establecimiento. Nada hay más terrible para el comerciante que la huelga del consumidor, como puede denominarse a la ausencia del público.

     

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