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"BUSCA SALIR ADELANTE"

"Vive Gonzalo con una bala en su cuerpo"

"Su vida cambió hace 12 años cuando le dispararon en la cara y el proyectil se alojó en su columna; ahora espera que la bala se mueva de lugar para que pueda ser extraída"

Hace 12 años la vida de Gonzalo cambió. Una bala ingresó por la cara, proyectil que no salió y se alojó en su cuerpo.

Gonzalo tiene 36 años. Vive con su hermano, de 35 años, con síndrome de Down. Ambos son cuidados por su madre.

Todos viven en un humilde espacio en la comunidad de El Bolsón, municipio de Navolato. En esta tarea difícil, su madre siempre al pendiente de los dos.

Gonzalo menciona que 12 años atrás acudió a la casa de un amigo. Su amigo agredía a otra persona con retraso mental.

Asegura pidió a su amigo no abusar de la otra persona, pues no podía defenderse.

Su amigo dejó a un lado la agresión y desapareció.

Después regresó con un arma calibre 22 y le disparó. El proyectil ingresó por la cara y se alojó en la columna, abajo del cuello.

Después del disparo quedó inconsciente, lo dejaron tirado en el lugar y como lo creían muerto, lo tiraron a un punto del municipio de Navolato.

Al día siguiente la Policía Municipal lo encuentra, creen no tiene vida, pero no fue así. El cuerpo inconsciente tenía signos vitales.

Lo llevaron al hospital, donde tardó para recuperarse de sus lesiones. La bala en la columna lo dejó discapacitado. No podía moverse.

Su esposa lo dejó. Considera no quiso batallarlo. Se fue con todo e hijos.

Por varios años no podía controlar su cuerpo. Imposible mover brazos, piernas. Con el paso del tiempo y con la fe por delante, ha podido avanzar físicamente.

Ahora mueve sus piernas, los brazos, tiene sensibilidad, siente cuando hay frío, calor. Los dedos de las manos son los únicos que no puede mover. Le dan comida en la boca.

Antes no podía controlar ningún esfínter. Cuando menos pensaba, su ropa estaba mojada o sucia y su madre tenía que cambiarlo.

Ahora la situación ha mejorado. Avisa a su mamá cuando quiere hacer alguna necesidad fisiológica. Lo cual considera son avances en su recuperación.

No tiene ayuda especializada. Los amigos de la comunidad lo apoyan. De manera frecuente le acercan un caballo y lo montan.

Gonzalo asegura que la equinoterapia y sus ganas por recuperarse, lo han ayudado físicamente. El apoyo de su madre, ni se diga. Sin ella, nada sería posible.

Además de la equinoterapia, Gonzalo es sujetado en una tabla. Lo amarran de las piernas, cintura y pecho. El objetivo es mantenerse de pie. Así puede estar por horas.

Antes de la agresión, Gonzalo trabajaba como peón de albañil. Quiere recuperarse y volver a trabajar y ayudar a su madre que nunca lo ha dejado solo.

Su mamá con una pensión mensual de 2 mil pesos lo mantiene a él, así como a su hermano con síndrome de Down, que el viernes no dejaba de llorar porque decía le dolía el brazo.

Gonzalo comenta que cuando pidió le sacaran la bala calibre 22 el médico le respondió que sí lo podía hacer, pero el resultado podía ser peor.

Ahora Gonzalo, así como su madre, esperan que la ojiva se mueva hasta un punto del cuerpo donde no cause más daño y así poder extraérsela.

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