"Viven un espectáculo de ruidos, fierros y gasolina"

Miles de motociclistas y espectadores inundaron el malecón ayer por la tarde, para presenciar un espectáculo que se anunciaba como un escaparate que puede colocar a Mazatlán en el escenario internacional del turismo deportivo y recreativo.

La meta, establecer el Récord Guinness por la rodada de 22 mil motocicletas en el emblemático paseo costero.

“Fierros”, ruido y combustible, la emoción que da el poder del motor de una motocicleta al borde de la adrenalina, frente a una vista impresionante que atrapa miradas y roba el aliento.

La gente llegó desde horas antes y como si fuera Carnaval, apartó lugares, se sentó en las banquetas, llevó bancos, sillas, otros hasta una mesa para colocar la botana, el ceviche, y de manera clandestina la cerveza, pues el desfile de la Legendaria Semana de la Moto es ya toda una tradición.

Muchos, vestidos para la ocasión, con paliacates en la cabeza, playeras negras, shorts o pantalones ajustados, querían sentir en el momento el espíritu “bíker”.

“Cuando pasen las motos, les voy a decir adiós y que me choquen la mano”, dijo un niño emocionado, que estaba de pie para ver el desfile.

A lo lejos se escucharon las sirenas, el rugir de los motores y la gente que gritaba, “allá vienen, allá vienen”, ráqpidamente todos se colocaron a la orilla de la Avenida Del Mar, y comenzaron los aplausos, sacaron los celulares y mostraban su euforia a los motociclistas.

Los elementos de la Policía Federal lideraron el desfile, motos azules con blanco hicieron sonar las sirenas, mientras que los representantes del Récord Guinness daban indicaciones para pasar por los sensores que contaban las unidades que iban desfilando.

Los nervios estaban en todos, tanto en motociclistas como en espectadores, pues querían que Mazatlán ingresara al libro del World Record Guinness con la mayor rodada de motocicletas multimarcas jamás lograda, con 22 mil unidades recorriendo 3.2 kilómetros.

Desfilaron disfrazados de payasos, “aliens”, con pelucas, pintados por polvos de colores. La fiesta “bíker” reunió a decenas de motoclubs de todo el País y el extranjero.

Vino gente de Canadá, Estados Unidos y Colombia, la “hermandad americana” se notaba con el rugir de las motocicletas.

“¿Ya viste esa moto, mami? ¡Qué grande está! Quiero una como ésas y ser chopper”, dijo una niña, mientras le decía adiós a un motociclista.

Los infantes eran los más emocionados, sacaban la mano para que los motociclistas y sus acompañantes chocaran las suyas, incluso, algunos se detuvieron para dejar que los niños posaran para la fotografía del recuerdo.

“Adiós ‘motolocos’, adiós”, gritaba la “plebada”.

La impresión de los espectadores hacia las motocicletas era notoria, sobre todo en los niños que por primera vez podían apreciar de cerca el rugir y la vibración que dejaban en el pavimento, incluso, deleitaron a muchos con acrobacias que recibían aplausos.

Algunos con el paso lento, pero seguro, se percataban de los sensores y emocionados gritaban, “¡vamos a romper el récord, arriba México! Eso motivaba los aplausos tanto de “bíkers” como de quienes observaban.

El Paseo del Centenario fue el límite... Dieron la vuelta y regresaron por el malecón a la Plaza de la Moto, donde concluyó el desfile, a la espera de la lograr la hazaña.