A 12 años de una tragedia, persiste el recuerdo...

Dantiela Mendoza
06 noviembre 2015

"Los anhelos de las 34 víctimas mortales del accidente vial entre un camión urbano y el tren, en el llamado "crucero de la muerte", son recordados por los familiares de quienes murieron esa noche fatal"

MAZATLÁN._ Para muchos mazatlecos, el 31 de mayo de 1996 es una fecha inolvidable, pues a partir de ahí se escribió una de las páginas más dolorosas de la historia de Mazatlán. 

Ese viernes, alrededor de las 21:00 horas, un camión 'Colosio' repleto de pasajeros intentó ganarle el paso al ferrocarril, una carrera que tuvo por saldo 34 víctimas mortales, más de una decena de heridos y cientos de familias destrozadas. 

A 12 años de distancia, las ilusiones que tenían muchas de estas familias, hoy son dolorosos recuerdos que calan en lo más hondo del corazón. 

Pensar en lo que pudo haber sido y no fue, en la pérdida de seres entrañables despierta el dolor en cualquiera que escuche el relato de la joven universitaria que estaba a un mes de graduarse de licenciada o del niño que esperó toda una noche a que su madre regresara del trabajo y nunca llegó. 

"Más allá de lo que siempre se dice cuando alguien fallece: 'es que era muy buena gente', yo tengo la seguridad que las 34 personas que ahí fallecieron eran excepcionales", aseguró Amelia Sañudo Parra, madre de una de las víctimas.
Padres y madres de familia, hijos, hermanos, maridos, esposas, sobrinos, abuelos y amigos muy queridos perecieron por la imprudencia de un chofer que no midió el riesgo de intentar pasar un cruce de una calle de terracería y las vías férreas.

Brenda Verónica Jiménez Sañudo
Edad: 18 años
La estudiante de la Preparatoria Rubén Jaramillo aspiraba a ser maestra, de hecho apoyaba en la Primaria Emilia Amador dando clases cubriendo a las profesoras cuando faltaban; su carisma con los niños le valió el cariño de muchas familias del Infonavit Jabalíes, donde vivía por la Avenida Venados.
Brenda fue la segunda de una familia con cinco hijos; de cara bonita y bien formado cuerpo, tenía muchos pretendientes, sin embargo no fue noviera, sus prioridades eran el estudio, colaborar en la primaria y ayudar a su madre en la casa. Para el amor habría tiempo después.
Sin embargo, una inesperada cita con la muerte interrumpió los planes de Brenda. Tras el accidente fue enviada a la Cancha Germán Évers, donde concentraron los cadáveres, pero ella seguía viva, al encontrarla sus padres la llevaron al hospital, mas no resistió al recibir atención médica tardía.

Mario Antonio Rodríguez Martínez
Edad: 18 años
Desde muy pequeño destacó en la escuela por su dinamismo y carisma; ya en la adolescencia se integró a un grupo juvenil católico donde sintió el llamado a la vida misionera, que desempeñó como joven laico, pero su sueño era ser juez, así que entró a la Escuela de Derecho de la UAS de Mazatlán.
El nocturno fue el horario que mejor le acomodó con sus actividades laborales, familia y apostolado; en la noche la única ruta de camiones que dejaba a Mario Antonio cerca de su casa, en la Colonia Echeverría, era la Jabalíes, misma que tomó cuando murió.
Estela Martínez, madre del joven que hoy tendría 30 años de edad, suspira al recordar los sueños de su hijo: quería llevar el Evangelio a todos los lugares donde hubiera necesidad, anhelaba graduarse de abogado, litigar algunos años y hacer una carrera honesta y brillante para llegar a ser juez, así impartiría justicia.

Joel Ramón Berrelleza Velarde
Edad: 33 años
Familia, trabajo y deporte eran las prioridades en la vida para Joel Ramón, quien había formado una bonita familia con su esposa Lorena Ferrara; sus hijos Yoely Estafany y Joel Ramón eran su mayor orgullo, soñaba con verlos realizados, pero todo quedó trunco.
Una hora antes de fallecer había estado en un partido de baloncesto, donde fue aplaudido por su familia, todos iban a tomar el Jabalíes para llegar a su casa en la Colonia Burócrata, pero una amiga les dio raite a su esposa y los niños, sólo él subió al camión y nunca llegó.
Quizá por ser el mayor de siete hermanos, Joel Ramón siempre fue muy responsable, sano, sin vicios, respetable y respetuoso, con mucho amor por los suyos, asegura su madre, Hermelinda Velarde. Había estudiado Comercio, pero la necesidad de un buen sueldo lo llevó a trabajar como custodio de valores.

Julián Dosal Osuna
Edad: 37 años
Traumatismo cervical fue el diagnóstico de la defunción de Julián, quien la noche del trenazo se dirigía a su casa en la Colonia Burócrata, luego de una ardua jornada de trabajo en Megacable y de haberle ayudado a su madre en la tienda de abarrotes que tenía en la Colonia Reforma.
"Era un hombre muy hogareño, no era vago, ni mujeriego y mira que era muy guapo; pero para él primero eran sus hijos, su familia; siempre viendo por nuestro bienestar. Batalló mucho para conseguir nuestra casa y a los dos meses se murió, yo tuve que ser fuerte para seguir aquí", explicó su esposa, Guadalupe.
Ella asegura que Julián presintió su muerte, toda esa semana estuvo hablando con su esposa y la niña mayor de lo que debían hacer si llegaba al faltar, para que sus tres hijos, Ivón, Julián y Marco Polo fueran hombres de bien. Se consolaba diciendo que si moría lo haría tranquilo porque al fin nos había dado una casa a su familia.

Óscar Mauricio García Cruz
Edad: 18 años
Como miembro del Honorable Cuerpo Voluntario de Bomberos de Mazatlán, Óscar Mauricio sabía muchas técnicas de rescate y sobrevivencia, gracias a ello reaccionó rápido al momento en que el camión fue embestido por el tren: rompió una ventana y arrojó a su hermanito de sólo cuatro años para salvarle la vida.
Sin embargo, él y su hermana Yuniria Elivier perecieron entre los fierros retorcidos del Colosio que fue arrastrado más de 300 metros por el tren, su madre corrió con mejor suerte, salió con múltiples fracturas y contusiones, se salvó milagrosamente.
Entre la escuela, las tareas y Bomberos, el mayor de los hijos de Estela Cruz Lizárraga repartía los siete días de la semana, con los bríos de la juventud Óscar Mauricio siempre se abría espacio para las convivencias familiares y acompañar a su madre al mandado o ayudarla en la casa, como el día del accidente.

Yuniria Elivier García Cruz
Edad: 14 años
Al igual que su hermano mayor, Yuniria Elivier tenía un corazón muy generoso, a su corta edad realizaba labor altruista como socorrista de la Cruz Roja, sus habilidades para dar los primeros auxilios y su gusto por ayudar a la gente la distinguían en su grupo.
Alegre y honesta eran las cualidades de la adolescente próxima a cumplir 15 años, que la habían convertido en la chispa de su casa, estudiaba la secundaria y sus planes eran continuar estudiando para ser paramédico profesional, su madre estaba muy orgullosa de ella.
Johan Carlos, su hermano menor y sobreviviente del accidente, recuerda que esa tarde toda la familia había ido de compras; ya en la noche el camión venía muy lleno y no pudieron bajarse en la Ley del Mar como era el plan de su madre. Yuniria venía muy contenta, pues les habían comprado ropa y zapatos a todos.

María de Lourdes Castellón Uribe
Edad: 13 años
Estudiante de segundo año de secundaria, en la Federal 2, en el grupo "C"; su madre, la maestra Lourdes Uribe, la recuerda como una muy buena estudiante y destacada basquetbolista, participó en diversos encuentros deportivos escolares de la región, representando a su escuela.
"Lourdes tenía 13 años el día que falleció, el 21 de agosto habría cumplido 14, pero no llegó; ella quería estudiar para ser veterinaria, siempre le gustaron mucho los animales, era muy buena alumna, de puros dieces y muy bonita letra".
La noche del accidente, Lourdes regresaba de entregar unas películas en el ahora desaparecido Multivideo, ese día se vencía la renta; siendo la mayor de la familia se encargaba de realizar diversos mandados, a su corta edad ya sabía como andar en la calle y sus padres confiaban en ella por ser muy buena chica.

Hipólito Martínez Fabela
Edad: 50 años
De oficio albañil, don Polo, como le decía la mayoría de sus vecinos, era un hombre serio, de pocas palabras, muy dedicado a su trabajo; por las mañanas trabajaba en la obra y por las tardes hacía remiendos caseros, lo que le garantizaba tener mayores ingresos para la manutención de su esposa y tres hijos.
Y fue precisamente cuando regresaba de un trabajo casero cuando la muerte lo sorprendió. Por esos días la familia estaba preparando el festejo por el cumpleaños del hijo menor, Joel Antonio, quien el 13 de junio cumpliría 4 años. El pequeño era su gran orgullo, el único hijo varón.
Maurilia fue informada de la muerte de su esposo hasta el sábado 1 de junio por la tarde, ella supo del accidente, pero nunca imaginó que él vendría en el camión que se llevó el tren, pensó que no había llegado a dormir a casa porque se había quedado en el trabajo y ya no alcanzó camiones.

Adelaida Cortez Aguilar
Edad:32 años
El horario de trabajo de Adelaida en la Panadería Guadalupana era combinado: una semana entraba muy temprano y salía a las 15:00 horas, a la siguiente entraba a las 12:00 y salía a las 20:00 horas, turno que tenía al momento en que se accidentó en el camión de la ruta Jabalíes, dejando en la orfandad a Viridiana y Juan Ignacio.
"Mi mamá venía de trabajar el día que falleció, ella trabajaba en una panadería en el centro, así que tomaba el Jabalíes o el Venadillo, el camión que pasara primero y esa vez tomó el Jabalíes", recuerda Viridiana González Cortés con mucha lucidez, a pesar de que ella era muy pequeña cuando su madre murió.
Junto con su padre, los niños se quedaron en el 266 de la Avenida Jabalíes esperando la llegada de la jefa de la familia.

Elsa Hermelinda Picos Chavarín
Edad: 36 años
El 31 de mayo de 1996 Elsa acudió al Hotel El Cid a recoger el finiquito que la empresa le dio luego de algunos meses de trabajar ahí, la temporada baja de turismo había iniciado y hubo recorte de personal, ella iba entre los recortados, por eso se fue a tomar un café con sus ex compañeras de trabajo, como despedida.
"Había dicho que de El Cid iría a la Gran Plaza, a recoger unos lentes de su hermano y de ahí se regresaría, el camión que debía tomar era un Urías Sábalo, pero en vez de eso se fue al centro, a tomar un café con unas amigas que no verían en meses, y tomó el Jabalíes, eso cambió nuestro destino", relata Víctor Castellanos, viudo de Elsa.
A raíz de la muerte de su esposa, Víctor hizo el papel de padre y madre de Nadia y Víctor, sus hijos, a quienes dedicó su vida entera; ellos ya fundaron sus propias familias, aún no le dan nietos, pero los dos lograron estudiar una carrera, trabajar y casarse bien, cosas por las que se siente muy orgulloso y un poco triste, pues son alegrías que no pudo compartir con Elsa.


LAS VÍCTIMAS
El accidente entre el camión urbano de la ruta Janalíes y el tren carguero dejó 34 muertos y miles de sueños truncos.

1. Brenda Verónica Jiménez Sañudo
2. Hipólito Martínez Fabela
3. Mario Antonio Rodríguez Martínez
4. Joel Ramón Berrelleza Velarde
5. Julián Dosal Osuna
6. Óscar Mauricio García Cruz
7. Yuniria Elivier García Cruz
8. María de Lourdes Castellón Uribe
9. Martha Elva Pintor Leal
10. Germán Lizárraga Delgado
11. Rosa Elvira Jacobo Arreola
12. Concesa Osuna González
13. Ana Gabriela Rocha García
14. Silvia Villarreal López
15. Martha Elena Cobarrubias Osuna
16. Mireya Magdalena López Osuna
17. Adelaida Cortez Aguilar
18. María del Carmen Rivera Vega
19. David Gurrola Nevárez
20. Karitinia Sánchez González
21. Lorena Patricia Rivera González
22. Mónica Karla Urrea Sánchez
23. Alejandrina Macías Alapizco
24. Elsa Hermelinda Picos Chavarín
25. Rafael Plascencia Lizárraga
26. Abismael Reséndiz Campos
27. Graciela Nohemí Osuna Sánchez
28. Socorro Valdez Bernal
29. Juan Carlos Aguilar López
30. Carmen Lorena Carrillo Vega
31. Fabián Gerardo Barajas Ortega
32. Aurora Sillas González
33. Margarita Vega Sandoval
34. Cecilia Guadalupe Acosta Tirado