Análisis y reflexión

06 noviembre 2015

"Análisis y reflexión"

Francisco Vizcarra Paredes

Qué nos pasó

La televisión me trae la imagen de una marcha de cientos de miles de rostros, tristes, dolidos, hartos... Pidiendo paz.
Tuve un impulso muy grande de escribir y desahogar esta frustración y coraje y... escribí ¿qué nos paso? ¿en qué momento cambiamos tanto?
Cómo pasó si las cosas más simples eran tan divertidas; patear un bote, esconderse y salvar a tus compañeros de juegos a las coleadas en plena calle, sin ningún sobresalto a excepción del silbido agudo del carrito de los plátanos azucarados o el de los camotes con miel de piloncillo; estacionado en la esquina de la calle y junto a él, el policía de la colonia vigilante y amable, siempre cuidándonos.
Esto se acababa, cuando la voz de mama asomaba a la ventana sin barrotes para avisarnos que era la hora de dormir y poner fin a los juegos.
A los padres se les respetaba y obedecía; y nuestros padres hacían lo mismo con mis abuelos.
El único miedo que teníamos era a la oscuridad, a reprobar y a las tarántulas del parque.
Íbamos a la escuela solos y regresábamos solos; podíamos ir al cine solos o con amigos, nada pasaba; en la matinée veíamos películas de gánsters, y pensábamos que eso solo pasaba en el cine; recuerdo haber visto Cuando el destino nos alcance y nunca, nunca imaginé que algún día nos alcanzaría.
En dónde nos desviamos, en qué momento nos perdimos... cuándo nos abandonó el alma. Cómo dejamos que nos envenenara el mal. ¿cuál fue el pecado cometido para que esta situación nos avasallara?, esta situación que no le podemos encontrar solución.
¿Por qué llegamos a este extremo en el que nuestra paz interna no la podemos disfrutar?, ¿por qué no tenemos el derecho de ser como éramos antes, cuando el respeto y la consideración al prójimo era el motivo de nuestra existencia?
¿Cómo nos ganó esta ausencia de valores, de honestidad, de visión familiar e indolencia por nuestros semejantes?
¿Fue quizás el cambio de lo simple por lo complejo? A lo sofisticado, a la tecnología que nos abstrajo de la humanidad simple que ayer fuimos, y nos ha convertido en zombis que necesitan estímulos de enervantes y químicos que otros promueven para enriquecerse; o estímulos materiales como autos, casas, viajes, joyas... Qué sé yo.
Marchamos como zombis, trabajamos 40 ó 50 años enloquecidos, y después pasamos nuestros últimos años gastando lo ahorrado en recuperar nuestra salud perdida por los años de exceso y abandono.
Por Dios, quiero que regrese mi alma y volver a ser humano: quiero sentir vergüenza por mis faltas y por no ayudar a un necesitado, quiero que vuelva la honestidad como motivo de orgullo.
Quiero quitar las rejas de mi ventana, y las chapas de mi portón; quiero sentarme en mi casa con las ventanas abiertas y disfrutar el anochecer de un tranquilo verano.
Quiero dejar a mis hijos y a mis nietos, un mundo simple y común, con amor, con esperanza, con alegría, techo y comida para todos que solo piensen en el ser y no el tener.
Quiero que regrese el alma de México y ¿tú quieres?, entonces comencemos hoy, tú en tu casa, con tus amigos y los amigos de tus amigos... todo México.