Colores del voto nulo

Ernesto Hernández Norzagaray
07 noviembre 2015

"Identificamos tres grandes vertientes de partidarios del voto nulo. Una, que denominaremos fáctica y que estaría vinculada a Televisa; otra, la que promueven sectores ligados al PAN, y tres, la de un sector intelectual de izquierda"

Una de las características de todo movimiento social es que en él confluye una gran diversidad de posturas políticas, teniendo un denominador común, la búsqueda de un objetivo de coyuntura que bien podría ser una tarea democratizadora. Nuestra historia contemporánea está plagada de este tipo de casos, como lo podemos apreciar en la cruzada del vasconcelismo a finales de la década de los 20 y del almazanismo en 1940 contra el naciente partido de Estado; el clímax médico y estudiantil en la segunda mitad de la década de los 60 con su aura democrática, la movilización de los electricistas a mediados de los 70, la lucha por la defensa del voto y las reformas electorales de los años 80, la protesta indígena de los 90, y en lo que va de este siglo, la movilización que encabezó López Obrador por la defensa del principio constitucional de votar y ser votado.
En todas estas expresiones políticas coyunturales de una u otra forma se presentó un mosaico social y político muy diverso, que no se podría considerar patrimonio de una sola iniciativa o menos aún de una persona. Lo mismo sucede con el movimiento anulista del voto que amenaza seriamente con poner en entredicho la efectividad del sistema de partidos. Cierto, es una amalgama de actitudes y posturas sobre qué hacer con la papeleta el día de la jornada electoral, los hay de todos colores, como hemos dicho en otro artículo. Este grupo de inconformes tiene tres opciones: votar en blanco, por una candidatura independiente, o, de plano ejercer el derecho desde la catarsis, con una soberana mentada de madre.
Con el fin de segmentar el análisis identificamos tres grandes vertientes de anulistas: Una, que denominaremos fáctica y que estaría vinculada especialmente a Televisa; otra, la que promueven sectores que estuvieron ligados al PAN, y tres, la de un sector intelectual que por su talante crítico suponemos mayoritariamente votante de izquierdas. Con los elementos a la mano intentaremos explorar sus motivaciones y, en última instancia, el posible desenlace en una circunstancia ya inminente: la caída de la votación y el incremento de voto nulos.
El voto nulo de Televisa
El pronunciamiento a favor del voto nulo de varios de sus principales comunicadores indica que no es una postura personal sino de la empresa. Motivos no faltan para que Televisa busque liderar o al menos promover este tipo de voto. Recordemos que las reformas electorales de 2007 dejaron una fractura en las relaciones entre política y medios de comunicación. No habría más compra de espacios en medios de comunicación en tiempos electorales, y eso significó llanamente que Televisa y TV Azteca dejaran de ganar miles de millones de pesos anuales con cargo al erario público. Esta caída de las ganancias habría de provocar una distancia entre el otrora "soldado del PRI" y la clase política de los distintos partidos. Especialmente con aquellos políticos que las habían vencido en la Corte de la Nación e impidieron sacar adelante la llamada ley Televisa.
No obstante, hay segmentos de la clase política que han buscado recomponer esta situación y por lo visto no lo han logrado. De ahí que el surgimiento de una corriente opinión legitima contra los partidos, que poco a poco ha ido creciendo, rápidamente le abrió canales para su expresión –cosa que no había hecho con el affaire reciente entre los ex-presidentes Salinas de Gortari-De la Madrid, donde está en entredicho dinero público-, de manera que lo que era una manifestación pequeña, aislada e insignificante, gracias a internet y la televisión se ha transformado en dinamita pura. Las voces se multiplican a favor y en este momento es imposible saber su alcance, pero es previsible que va a la alza. Sobre todo cuando ante la incapacidad de los partidos y sus candidatos para pasar de los mensajes sosos en la televisión y en la radio, ha aparecido el voto nulo como una opción fresca, capaz, como lo ha dicho alguno de sus promotores, de obtener más votos que varios de los partidos pequeños. Incluso, globalmente, más que el PRD. ¿Será? Si eso sucede, sin duda alguna podría ser un duro golpe, en especial para la izquierda electoral. ¿Será este otro de los objetivos de Televisa y sus aliados?
Los ex panistas
Al revisar algunos de los espacios de internet utilizados para promover el voto en blanco encontramos algunos ex panistas que abiertamente se pronuncian a favor de este tipo de voto. Destacan Luis Roberto Bolaños Vera, quien se desempeñó como director de Internet de la Presidencia de la República durante el gobierno de Vicente Fox; Gabriel Hinojosa, quien luego de ser Alcalde panista de Puebla renunció a ese partido y ahora promueve activamente la anulación del voto, y Tatiana Clouthier, quien en una edición de Reporte Índigo explica los motivos de su causa. Luis Manuel Pérez Acha, quien declara que es "amigo de Presidente Calderón", y que "trabajó en el equipo de campaña de Andrés Manuel López Obrador en el 2006 invitado por Rogelio Ramírez de la O para elaborar su propuesta fiscal" HYPERLINK "http://impresionpolitica.blogspot.com" http://impresionpolitica.blogspot.com En todos ellos, los argumentos son los genéricos que maneja la web votaenblanco.org.mx:
"Convocamos a los mexicanos a participar en las urnas y que si no se sienten representados tienen en sus manos una salida, votar en blanco.
"Es un llamado a acudir a las urnas, es un llamado a participar. Pero si el menú que nos ofrecen los partidos son los mismos de siempre con las promesas de siempre. Si pretenden darnos la misma receta que tanto daño nos causa votaremos en blanco. Con esa manifestación diremos que ningún partido nos representa. La idea no es abstenerse es participar anulando el voto.
"Queremos ser ciudadanos con respuestas creativas a nuestros problemas y no quedarnos con los brazos cruzados.
"Demos el paso con el poder de nuestro voto para decirles a los partidos, no con palabras, sino con nuestra participación, que permitan que los ciudadanos puedan ser electos sin tener que venderse a un partido".
De este llamado atrae la atención una demanda central en este movimiento: las candidaturas independientes, que en la pasada reforma electoral se quedaron fuera y esto provocó el monopolio de la representación de los partidos políticos. Incluso, en esta elección el caso Tatiana Clouthier es curioso porque al mismo tiempo que promueve el voto nulo es candidata a una diputación por el PANAL en Nuevo León. Viéndolo en clave política eso representa una lucha en varios frentes incluida la lucha por una diputación para desde ahí, suponemos, pugnar por un paquete de reformas orientadas a contraer el poder los partidos. O mejor aún el de las jefaturas de los grandes partidos.
Corriente de izquierda
Este sector amplio de intelectuales y periodistas promueve el voto en blanco en sus espacios. Entre ellos destacan José Antonio Crespo y Sergio Aguayo; el primero un politólogo, autor del libro 2006: Hablan las actas, donde cuestionó la verdad oficial sobre los comicios presidenciales, mediante el escrutinio y análisis de las actas del 50 por ciento de los distritos electorales del país, concluyendo que el número de votos nulos superaba holgadamente la diferencia que había existido entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador. Sergio Aguayo, destacado académico internacionalista, fundador del partido México Posible y severo crítico del gobierno de Felipe Calderón, ha promovido el voto nulo de manera que ha recibido el apoyo de muchos académicos y estudiantes en la red generando una discusión desde la izquierda. Las razones de este sector de intelectuales son expresadas en un artículo reciente de Luis González de Alba, quien desde la perspectiva de Jaime Sánchez Susarrey señala lo que podría ser la base del programa mínimo anulista:
1. Reducción del escandaloso gasto público que los partidos, desde el Congreso, se regalan a sí mismos. Los militantes inscritos en cada partido deben ser su principal fuente de fondos. Si ya sus spots en radio y televisión son gratuitos, no se justifica el saqueo de miles de millones que arrebatan los partidos a la educación y a la creación de infraestructura.
2. Derogación del párrafo, en el artículo 41 de la Constitución, y cualquier otro mandato que atente contra el derecho a la información y a la libre expresión al respecto de candidatos, más aún si es negativa. Los electores están en todo su derecho de saber a quién eligen. El derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información, plena y sin reservas, no pueden ser cancelados por reglas modosillas que evitan gritarle ladrón al ladrón y narco al narco, o, sencillamente inútil al inútil demostrado. Quien incurra en difamación o calumnia responde ante la ley y punto. Pero los partidos se han dado un fuero previo contra opiniones negativas.
3. Derogación del monopolio partidario a presentar candidatos a puestos de elección popular. Monopolio que infringe el artículo 1 de la Constitución porque hace ciudadanos desiguales ante la ley. La ciudadanía mexicana debe bastar para votar y ser votado.
4. Eliminación de los diputados y senadores de representación proporcional. Esa bolsa de curules que no se someten al voto y a las que se llega por la gracia de la oligarquía de cada partido son cadenas de control dentro del partido e imposiciones a la ciudadanía. Los diputados deben ser los 300 elegidos y los senadores dos por entidad federativa elegidos por mayoría. Si ya hemos igualado la competencia en los comicios, deja de tener sentido la dádiva que el poder concedía a la oposición en forma de cuotas de legisladores.
5. Reelección consecutiva de legisladores y presidentes municipales. La no reelección obliga al legislador a ser fiel con la oligarquía de su partido y no con sus electores, de los que se desentiende porque nunca deberá darles cuentas para pedir de nuevo su voto.
6. Definición del fuero. El fuero sólo resguarda al legislador para que no pueda ser perseguido por sus expresiones en la Cámara. Pero en la práctica ha servido para que legisladores y autoridades cometan desde infracciones leves hasta graves desacatos al amparo ciudadano otorgado por un juez, o llanos delitos. El fuero debe ser lo que fue: un escudo para la libre expresión al legislar y gobernar.
7. Recuperación de la autonomía del IFE, ahora cancelada a gusto de los partidos con la imposición de un contralor nombrado por la Cámara de Diputados, figura que debe desaparecer porque fue diseñada con el objetivo de someter el IFE a los deseos de los partidos políticos so pena de fulminante despido. En el mismo sentido, debe modificarse la elección de los consejeros del IFE. "Los partidos los eligen discrecionalmente y por cuotas. Por eso descartan a los mejores, más independientes y mejor capacitados". Milenio, 8 de Junio.
En definitiva, el movimiento anulista del voto se encuentra en el limbo de la diversidad política y podría tener dos efectos en el corto y mediano plazo: uno, la conformación de la próxima Cámara de Diputados que se antoja nuevamente dividida pero con un claro retroceso de la izquierda, y en el futuro, muchas interrogantes sobre el futuro del movimiento anulista y las reformas para un mejor sistema de representación.