Con el empuje de un 'tackle' Maquío Clouthier

07 noviembre 2015

"Además de su pasión por el futbol americano, Maquío gustaba de practicar la pesca, jugar al dominó, a la baraja y divertirse con sus hijos en torno a una buena comida"

Eduardo Valdez

CULIACÁN._De Manuel J. Clouthier del Rincón se sabe todo, o casi todo. Su empuje como dirigente empresarial lo llevó a fundar más de una decena de negocios sólidos y a alcanzar la presidencia nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana.
Nació un 13 de junio de 1934, bajo el signo de Géminis. De carácter recio y hasta impositivo, según cuenta Arturo Murillo Monge, uno de sus amigos de la infancia.
"Era muy impositivo, muy absorbente, imponía (pero) sabía hacer equipo, su vida en los organismos agrícolas fue de equipo", comenta.
Se graduó en 1957 como Ingeniero Agrónomo Fitotecnista en el Tecnológico de Monterrey y se casó el 13 de junio de 1959 con Leticia Carrillo Cázares, con quien procreó 11 hijos. Un "accidente" verbal de Marco Antonio, su hermano menor, quien no podía pronunciar su nombre, degeneró en el "Maquío" que hoy se conoce y que tantos mexicanos corearon en los mítines donde éste se presentaba.
Su sentido social lo puso en la primera fila de diversas causas altruistas en Culiacán, desde involucrarse en el proyecto de Ciudad Universitaria como en la construcción del Seminario Diocesano, la Construcción de cinco primarias Henry Ford en el Valle de Culiacán y la construcción del edificio del Tec de Monterrey, campus Culiacán.
"Él se metía a fondo en lo que hacía. Ya fuera en el deporte, en los negocios o en la política, se entregaba de lleno, con todas sus capacidades", señala Jorge del Rincón Bernal, primo, amigo y compañero de correrías políticas de Clouthier.
Su inconformidad hacia las injusticias y la corrupción oficial, lo empujó a buscar primero la Gubernatura de Sinaloa y después, en 1988, la Presidencia del país, en donde contendieron también Carlos Salinas y Cuauhtémoc Cárdenas.
Pero, ¿se imagina usted al Maquío enfundado en un uniforme de futbol americano y tackleando adversarios por el ala derecha del campo?, ¿Se imagina al líder inspirador de toda una corriente política, saliendo en hombros al ser jugador clave en el triunfo de su equipo, allá en el Monterrey de 1955?
Pues bien, la fortaleza del Maquío, su gusto por el deporte y el empeño que imprimía a todas sus acciones, lo llevaron no sólo a ser el coach de los Borregos Blancos del Tec de Monterrey y a obtener el primer campeonato en la historia de ese equipo en 1955, sino a ser considerado el mejor tackle en la temporada 1954, miembro de la Oncena Ideal de Futbol Americano en 1953 y Novato del Año.
En el Salón de la Fama de los Borregos del Tec, el nombre de Manuel J. Clouthier del Rincón aparece junto a los de Manuel De la Garza Robertson, líder receptor de pases en 1953; Miguel Bayardo Escobar, mejor deportista del año en Nuevo León en 1953; y Alfonso Valdez García, nominado el mejor coach de la temporada en 1964.

En la línea de golpeo

Rogelio Sada, quien fue compañero de equipo del Maquío en 1953, cuando apalearon 74-0 a la Normal de México, lo describe como un tackle temerario.
"Nadie pasaba por donde estaba el Maquío. Era extraordinario, muy fuerte y aguerrido, valiente, se imponía por la fuerza física y la voluntad", comenta.
El 29 de octubre de 1953, el periódico El Porvenir, de Monterrey, escribió en su sección de deportes lo siguiente en torno al equipo del que formaba parte Maquío: "El Tecnológico ha venido preparando algunas novedades en sus sistemas que tratarán de desconcentrar la recia defensa de los contrarios. Entre ellos han lucido de manera especial la pareja de tackles Clouthier y Gómez Welch".
En su libro Maquío, mi Padre, Tatiana Clouthier señala que estas características fueron determinantes para que años más tarde, se impusiera al sistema y le abriera un boquete para que otros pasaran.
En la Biografía Política editada por el CEN del PAN, se recoge esa faceta atlética de Clouthier, que le sirvió para forjar su carácter en la competencia y en los retos no sólo empresariales, sino políticos.
"Fue tackle ofensivo derecho, encargado de abrir huecos al corredor de bola que venía detrás de él. Fue ahí, en la línea de golpeo, donde se acostumbró a mirar de frente a su adversario y donde aprendió a combinar fuerza y agilidad para avanzar dentro de la trinchera", se narra en ese texto.
A regresar de Monterrey a Culiacán, el Maquío puso en práctica su capacidad para explotar las virtudes de un equipo y el entusiasmo por compartir sus gustos y conocimientos. Fue así como armó en 1959 una liga infantil de futbol americano en los alrededores del Instituto Chapultepec. Nombró al equipo Los Halcones Negros y sincronizó de tal manera los movimientos de los jugadores, que se destacaban por su rapidez.

Siempre en familia
En el libro Maquío, mi padre, Tatiana Clouthier hace una recuperación detallada de recuerdos familiares, anécdotas, chistes, risas y a veces llantos por los que los Clouthier Carrillo han pasado. Tatiana describe a un Maquío lleno de energía, con altibajos, a veces intolerante y machista, pero siempre preocupado porque sus 11 hijos fueran hombres y mujeres de bien.
La educación, la austeridad, el respeto a las libertades individuales y el valor por el núcleo familiar, son virtudes que el empresario y político supo inculcar a sus hijos, y a quienes los rodeaban.
Maquío supo, a su modo, enseñarles a dar valor a las cosas sencillas. Desde la preparación de una paella en la que todos tenían que participar, hasta carreterear por Sinaloa y el resto del país descubriendo playas, bosques y ruinas arqueológicas.
"Las idas a la playa, a Altata, era toda una osadía y el lugar donde sucedieron muchas historias familiares. Maquío nos invitaba a ir a "aventuras en Birmania", lo cual significaba que había que estar preparados para atascarse, sacar el carro y enlodarse o disfrutar el baño del mar o cualquier otra locura que en ese momento le cruzara por la mente", cuenta la ex diputada federal.
Ahí, en Altata, dice, se cocinaron algunas de sus comidas preferidas: paella, sopa de almejas estilo bostoniano o el cochi a las brasas bañado en ajo.

Sensible, bohemio...y apostador
"Vieja, 21 años son pocos para ser tan feliz como me has hecho", decía una tarjeta que el Maquío entregó a su esposa Leticia junto con un ramo de flores, con motivo de su aniversario de bodas.
Pocos pueden creer que detrás de ese cuerpo de 140 kilos podía esconderse un tipo cariñoso, romántico y apostador. Aficionado a la lectura de novelas, biografías y poesía. Aunque algo desafinado, cuentan que gustaba de cantar. "A mi manera" y "Sueño imposible", eran dos de sus canciones preferidas.
"Entre los secretos que no sólo externó, sino que su propia pareja no supo, fue el de que era jugador. A mi padre le gustaba apostar, preferentemente en el póker y el dominó", señala Tatiana en su libro.
Manuel, su hijo mayor, ha dicho en más de alguna ocasión que el gusto de su padre por el juego, le acarreó ciertas diferencias con él.
"Una de las diferencias más marcadas entre los estilos empresariales de Clouthier del Rincón y Clouthier Carrillo, es que al primero le gustaba más el apalancamiento, el riesgo y hasta el azar, pues era aficionado a jugar baraja", comenta su hijo.

Cumpleaños

Manuel J. Clouthier del Rincón nació un 13 de junio de 1934, bajo el signo de Géminis.


"Él se metía a fondo en lo que hacía. Ya fuera en el deporte, en los negocios o en la política, se entregaba de lleno, con todas sus capacidades".

Jorge del Rincón Bernal
Primo y amigo de Maquío Clouthier