Corre sangre de héroes

Elizabeth Gámez
06 noviembre 2015

"La revolución en Culiacán trajo miseria, desempleo, pero dejó a sinaloenses inmortales"

Era la madrugada del 2 de mayo de 1911 cuando la paz y el orden porfiriano de Culiacán se vieron interrumpidos por una balacera, era la toma de la plaza en la que al grito de ¡Viva la Revolución!, alrededor de 4 mil hombres sitiaron la ciudad.
Esa huella persiste. Con la sangre que derramaron a su muerte, se escribe hoy su nombre como héroes.
Los guerrilleros, al mando de Ramón F. Iturbe y Juan M. Banderas, entraron por Tierra Blanca. La toma por primera vez de esta ciudad obedecía a la proclama de Francisco I. Madero de levantarse en armas, el 20 de noviembre de 1910.
Diego Redo, Gobernador del estado, ignoraba la retirada de Porfirio Díaz al extranjero y no creía en la fuerza del pueblo que había tomado las armas para deponer su dictadura. Así, se propuso resistir; se negó a dar la plaza cuando los revolucionarios se la pidieron.
La lucha se inició. Fueron vencidas las mejores posiciones defensivas: en la Casa de Moneda el Gobernador con los elementos oficiales, en la azotea de Catedral, el General Higinio Aguilar. En el Santuario se esperaba el primer choque.
Como represalia, los sitiadores incendiaron negocios, entre éstos la fábrica de hilados y tejidos El Coloso.
"La mayoría de estos establecimientos pertenecían a las familias que conformaban la élite del poder económico y político en la región, como los Almada, De la Vega, Diez Martínez, Salomón, Beguérez y otras; su patrimonio quedó destruido", cuenta el historiador Francisco Padilla Beltrán.
Con esos hechos, indica, aumentó el desempleo, la miseria y la vagancia.
Todos los destacamentos de defensa de la ciudad terminaron rindiéndose.
En el pase de lista de esos caudillos sinaloenses, algunos trascendieron a nivel nacional, señala Adrián García Cortés.
Iturbe, Juan M. Banderas, Francisco "Pacheco" Ramos, Gabriel Leyva Solano, Juan Carrasco, Rafael Buelna, Ángel Flores, Salvador Alvarado, Francisco Serrano, Benjamín Hill, Juan M. Banderas, Salvador Alvarado lucharon en diferentes tiempos por un ideal; unos maderistas, zapatistas, obregonistas o carrancistas.

Ejército porfirista desmembrado
La realidad cotidiana de Sinaloa, añade García Cortés, presidente del Instituto La Crónica de Culiacán, era similar a otros lugares de la república. Predominaba la deficiente remuneración al trabajo, el despojo de las comunidades indígenas, el acaparamiento de las tierras en pocas manos y un gobierno represivo.
El ejército porfirista quedó desmembrado. El zapatismo controlaba Morelos, Guerrero, el Estado de México y sur del Distrito Federal.
Francisco Villa dominaba Chihuahua, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, parte de Jalisco, Aguascalientes, Querétaro, Coahuila, parte del Estado de México y Guanajuato.
El obregonismo clasemediero con ideas sociales tendientes al capitalismo controlaba el noroeste, pero tomó la capital a pedido de Carranza, quien con el apoyo de militares y la burocracia porfirista se posicionó en el noreste con el poder político en sus manos.


Maderistas contra zapatistas
Cuando Madero llegó a la presidencia de la República, Emiliano Zapata se negó a entregar las armas mientras que el Apóstol de la Democracia no cumpliera su palabra de dar las tierras a los campesinos, señala Padilla Beltrán.
Con el rompimiento entre estos dos caudillos se dio la lucha entre maderistas y zapatistas, estos últimos firmaron el 28 de noviembre de 1911 el Plan de Ayala, desconociendo a Madero como jefe de la Revolución y llamaron al derrocamiento. La frase Tierra y Libertad recorrió el país, llegándole principalmente a los campesinos.
En Sinaloa, escribe Padilla Beltrán, el Plan de Ayala resultó atractivo para una parte de los campesinos. Hicieron suya la lucha de Zapata.
Juan M. Banderas, Pilar Quintero, Conrado Antuna, Francisco Quintero y otros que habían militado en el maderismo, dominando gran parte del estado.
Esta lucha, a diferencia de la que encabezó Madero, se caracterizó por ser más cruel, indica el historiador.
La ciudad se paralizó, se cerraron oficinas públicas, cantinas, billares, casas de juego. Estaba a merced de los "bandoleros" maderistas.

Los constitucionalistas
La segunda vez que la plaza de Culiacán fue tomada fue en 1913. Este movimiento de Venustiano Carranza lo encabezó en el noroeste Álvaro Obregón y en Sinaloa, Ramón F. Iturbe. Era Gobernador Felipe Riveros.
En este plan de ataque de los constitucionalistas, quienes se oponían al usurpador Victoriano Huerta -asesino intelectual de Madero y Pino Suárez- participaron Iturbe, Manuel M. Diéguez, Benjamín Hill, Claro Molina, Manuel Meztas, Macario Gaxiola, Miguel M. Antúnez, Francisco R. Manzo, Gustavo Garmendia, Carlos Félix, Antonio A. Guerrero y Antonio Norzagaray.
Además de los mayores Emilio Ceceña, Alfredo Breceda, Juan José Ríos,Esteban Baca Calderón, Camilo Gastélum, Juan Mérigo y Pablo Quiroga.
Tras cinco días de lucha, Diéguez tomó posesión de la capilla de Guadalupe, y las fuerzas hicieron su entrada a la ciudad, sin registrarse actos de desorden.
Al navolatense Ángel Flores, que venía de defender Sonora de los villistas, le tocó la reconstrucción económica de la entidad, la cual había quedado arruinada como consecuencia de la guerra, cuando asumió el cargo como Gobernador del estado, en 1920, ganándose la enemistad con Juan Carrasco, quien también aspiraba a dirigir la entidad pero no recibió el apoyo de Obregón, en ese entonces Presidente.

Los 'renovadores'
El movimiento fraccioso que encabezó el General José Gonzalo Escobar protagonizó la tercera toma de la plaza de Culiacán, en 1913. Ellos fueron conocidos como los "renovadores".
Esta rebelión obligó al Mandatario angosturense Macario Gaxiola a trasladar los poderes estatales a Mazatlán, del 16 de abril al 6 de mayo de 1929, sufriendo una grave bancarrota de recursos estatales, por el encumbramiento de parte de los llamados renovadores de Celso Gaxiola Rojo como Gobernador, quien desde esta posición controlaba los recursos de las regiones centro y norte del estado.
A este movimiento se le conoce como Rebelión Escobarista.

La nueva revolución
Así como la Revolución afectó a la población en su momento por destruir un sistema económico y no suplirlo por otro, en este momento se está padeciendo algo semejante, con la diferencia de que existe el deseo crear otro modelo, indica Adrián García Cortés.
"Lo que estamos viviendo es todavía reminiscencias de lo que dejó Lázaro Cárdenas, pero matizado ya con capitalismo", precisa.
"El problema de nuestros tiempos con la globalización, los mercados abiertos, es que en un momento dado los puntos extremos, comunismo y capitalismo se empezaron a unir y querían una nueva cultura económica, y en este momento estamos viviendo precisamente la senectud de esa nueva teoría económica que se llama neoliberalismo".
La violencia es de otro nivel, agregó el cronista, y la mayor desgracia actual es que no se tiene una idea de sociedad, de Estado, y la aspiración de todos son los intereses económicos. Alrededor de esto gira la nueva revolución.
"La nueva esclavitud se llama consumismo, y los nuevos vales de las haciendas se llaman tarjetas de crédito, y los amos de la economía: de la mano invisible de los poderosos, son los tiempos que vivimos, con un resultado muy dramático, apenas 200-300 multimillonarios, de los cuales unos cuantos son mexicanos, y una pobreza cada vez más amplia y extrema, con la diferencia de hace uno o dos siglos que ahora somos 10 veces más los habitantes de la tierra, estamos más cerca uno del otro, nos matamos más seguido", subrayó.


-Cita García Cortés que de Benjamín Hill hay dudas de su famosa heoicidad, pues los enemigos dijeron que lo mataron por robabacas.
- Ramón F. Iturbe practicaba el espiritismo, sabía hipnotizar.
- Ángel Flores, de Mocorito, fue un joven revoltoso, un revolucionario nato.
- Juan Carrasco, quien no fue apoyado por Álvaro Obregón para asumir la gubernatura, fue muerto por Alfonso de la Huerta en la costa occidental. Su cuerpo fue exhibido antes de ser sepultado.
- José Aguilar Barraza, de Tecuyo, Elota, nació el 28 de marzo de 1883. Revolucionario, militar y político, fue ahijado de bautizo del legendario guerrillero Heraclio Bernal. El 20 de marzo de 1913 se levanta en armas en La Cruz al frente de una guerrilla, desconociendo al gobierno del usurpador Victoriano Huerta.
-Salvador Alvarado pasó su niñez entre indios yoremes. Se afilió al maderismo y después de asesinado éste, se incorporó a la lucha contra madero.



* Con información de Encuentros con la Historia, Culiacán I, Rius, La Revolución Mexicana; El Sol de Mazatlán, textos de Herberto Sinagawa Montoya.