Crecer juntos y en armonía
"Fortalece la relación entre hermanos, respetando la individualidad de cada hijo y forja una familia realmente unida"
Cuando una pareja planea o descubre que serán padres otra vez, probablemente lo primero que se les viene a la mente son los beneficios que puede traer un hermanito a su primogénito, mas nunca en la rivalidad que puede darse entre hermano mayor y menor.
Las peleas por los juguetes, las discusiones en el asiento trasero del auto y las disputas a la hora de cenar son lo más normal cuando hay dos o más niños en casa, incluso se dice que son parte de la vida familiar, pero qué pasa cuando el conflicto entre hermanos es el estado permanente de la familia, cuando además de diferencia de opiniones y hay contacto físico que busca dañar.
Ayudarlos a llevarse bien mientras crecen es uno de los retos más importantes que enfrentan los papás y mamás, manejar los conflictos entre hermanos y crear lazos que durarán toda la vida no es tarea fácil.
Por muy raro que suene, la geometría es una herramienta muy útil para establecer la base de una relación armoniosa entre hermanos. Piensa en que la familia es una especie de triángulo con los padres en la cúspide, dirigiendo a los niños. Esto es lo que dice Janis Keyser, coautora de Becoming the Parent You Want to Be (Cómo convertirte en el padre que deseas ser), pero en lugar de un triángulo, es más útil visualizar un círculo en el que todos los miembros de la familia tienen algo que contribuir.
La idea, añade Keyser, consiste en animar a los niños a jugar un papel activo en el sistema de apoyo familiar. Con la práctica, serán menos rivales y más colaboradores, entenderán que han venido al mundo y están juntos por una razón, y que la vida es mejor cuando estás en armonía con tu familia.
A lo largo del día hay muchas oportunidades de animar a tus niños a demostrar cariño: deja que el mayor le lea a su hermanita un cuento antes de acostarse; pregúntale a la pequeña si quiere frotar la espalda del mayor antes de la siesta. Sugiérele al pequeño que le dé a su hermana mayor un beso cuando ésta llora porque no la invitaron a una fiesta.
Cuando uno de los niños tiene problemas con algún amigo o está frustrado por tener que recoger el tren del salón, puedes preguntarle al otro: “¿Cómo le puedes ayudar?”. Un día te darás cuenta de que tu precaria posición en lo alto del triángulo ha cambiado por otra más segura dentro de un círculo familiar más equilibrado.
* Con información de Espanol.babycenter.com
Respeta la individualidad de cada hermano
A veces es tentador decirles a tus hijos que los quieres por igual, pero la realidad es que ellos no quieren oír eso. “Ellos quieren saber que los amas de forma especial, no por igual”, dice Adele Faber, coautora de un libro que marcó época: Siblings Without Rivalry. (Hermanos sin rivalidad).
“Conocí a una madre que les decía a sus hijas: ‘Son mis tres ositas. Las quiero a todas por igual’. Pero eso no las dejaba satisfechas”, dice Faber. En lugar de eso, podrías decir algo así: “Eres mi única Margarita. En el mundo entero no hay nadie como tú. Nadie tiene tus pensamientos, tus sentimientos ni tu manera de hacer las cosas. Tengo mucha suerte de ser tu madre”.
El objetivo es que cada hijo se sienta valorado como un individuo. Otra manera de hacer esto es ofreciendo halagos específicos: “¡Qué bien! Te abotonaste la camisa tú solita”. “Has limpiado el plato sin que te lo diga yo”. “Al darle un trozo de esa magdalena a tu hermana le has hecho sentir bien”.
Ten cuidado de no comparar, advierte Faber. Nada genera más resentimiento que alabar a uno a expensas del otro. Por ejemplo, evita comentarios como estos: “¿Por qué no puedes vestirte como se viste tu hermana? Ella siempre se ve bien arreglada”, o “Tu hermanito tiene mejores modales que tú, ¡y ya tienes 6 años!”.
Incluso comparaciones elogiosas pueden generar hostilidad entre hermanos. Puede que tus intenciones sean buenas cuando le dices al mayor: “Ya te vistes solo, como un hombrecito, no como el bebé”. Pero lo que puede suceder es que el mayor se esfuerce tanto en ser siempre mejor que su hermano pequeño, que se sienta amenazado cuando éste crezca y sea capaz de vestirse solo.
Asimismo, trata de evitar identificar a tus hijos con ciertos papeles, como el Cerebrito, la Belleza, el Tranquilo, el Agradable o el Difícil. Los niños tienen que experimentar con múltiples papeles mientras crecen, y corres el riesgo de que el Problemático se convierta en eso para toda la vida y sienta envidia del Artista o de cualquier hermano que “tenga” el papel que él desea.

Atención al primogénito
Cuando hay un recién nacido en Tu Casa, esta criatura puede acaparar toda la atención y el tiempo de la madre, pero trata de dedicar parte del tiempo a estar sola con el mayor, aunque sea unos minutos al acostarlo o, simplemente, escuchándolo de verdad cuando te habla”, dice la experta en educación infantil y autora Marian Borden.
“Gran parte de la rivalidad entre hermanos tiene que ver con la atención que reciben de los padres”, añade Borden. Debes hacer ver al hijo mayor que no ha sido sustituido por el hijo pequeño y que sigue teniendo un vínculo especial contigo, esto previene en gran medida el resentimiento.
Piensa en maneras de ayudar a tu hijo mayor a que no se sienta relegado cuando cuidas al recién nacido. Por ejemplo, si estás a punto de darle el pecho al bebé, puedes decirle al mayor: “Ahora tengo que alimentar al bebé, ¿quieres sentarte a mi lado para que te lea algo o prefieres descansar?”. Básicamente, le estás expresando que también te interesas por sus necesidades.
De vez en cuando tampoco olvides pensar en él antes que en el bebé. Alguna vez, cuando éste llore, en lugar de decir: “Espera un poco que el bebé está llorando”, Faber recomienda decir: “Aguarda un minuto, chiquitín, ahora tengo que atarle el zapato a Carlos. Este hombrecito tiene que ir a la escuela”. El bebé puede esperar unos cuantos minutos y el hermano mayor se da cuenta de que, a veces, tu prioridad es él.

Acepta el conflicto, no lo reprimas
Hagas lo que hagas, el conflicto entre hermanos es un elemento inevitable de la vida familiar. Esperar que tus hijos se quieran y se apoyen el uno al otro siempre, son expectativas poco realistas, tanto en ti como en ellos. En los hermanos la competencia es una actitud inherente.
Ayúdales a tus hijos a entender que es normal enojarse e irritarse de vez en cuando, incluso con las personas que se quieren, sin que signifique que te importan menos. Eso les ayudará a no sentirse culpables sólo por haberse enojado. Después puedes ayudarlos a encontrar maneras positivas de expresar sus sentimientos y solventar sus diferencias.
Ese castigo de las abuelas de hacer a los hermanos que se abracen después de un pleito o que se den la mano o un beso luego de una crisis del conflicto de intereses el único efecto que surte es el resentimiento. Desde luego que tampoco vas a dejar que se den con todo sólo porque no están de acuerdo en algo, pero sí debes permitirles no estar de acuerdo, de vez en cuando.

Escucha sus quejas y reconoce lo que les preocupa
Faber dice que el consejo más importante que ella da a los padres es escuchar las quejas contra los hermanos y no desecharlas sin más. “Lo mejor que puedes hacer es escuchar a cada hijo con respeto y luego animarlos a que se escuchen entre sí”.
Te entrará la tentación de hacer el papel de juez (“Siempre abusas de tu hermana pequeña”), jurado (“Me pongo del lado de Diana porque le quitas todos sus juguetes”) y carcelero (“Hasta que aprendas a compartir con José tu robot, estarás castigado a tu habitación”). Pero el truco está en aguantarte y dejar que sean ellos quienes lo resuelvan de la mejor manera posible.
Simplemente escuchar al niño cuando dice que siente envidia, o está enojado o dolido con su hermano reduce su resentimiento porque se da cuenta de que lo estás apoyando. No tienes que estar de acuerdo con él. Tu papel es el de un mediador sereno que escucha la versión de cada hermano y hace que ambos se sientan comprendidos.

Ayúdalos a manejar su ira
Cuando las cosas se ponen feas, muchos padres asumen que uno de los niños es el agresor y el otro la víctima. “Esa percepción no ayuda a que encuentren una solución mutua”, dice Keyser. En vez de eso lo que consigue es obligar a los padres a tomar partido por uno o por otro, y ello sólo favorece el resentimiento
Según Keyser, la mejor intervención es encontrar un medio de apoyar a los dos. “Es bueno recordar que si un niño se comporta agresivamente es porque se siente infeliz”. Si uno de tus hijos le está pegando al otro, probablemente es su forma de decir: “Me siento frustrado y asustado, y no sé cómo decirte lo enojado que estoy”.
Si la discusión se ha convertido en pelea, sepáralos y diles que no puedes permitir que se hagan daño. Cuando los hayas separado, dales un momento para que se tranquilicen. Luego, pídeles que expresen su frustración de una manera más positiva y clara.
Keyser recomienda decir: “Parece que estás muy enojado. Me pregunto si hay otra manera más tranquila de expresar ese sentimiento para que tu hermano sepa lo que te ocurre”.
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Pasa del conflicto a la reconciliación
Faber sugiere que ayudes a tus niños a identificar sus sentimientos (“¡Ustedes dos suenan realmente enojados!”) o deseos (“Santiago, ya veo que te encantaría jugar con ese camión de bomberos que es de tu hermano”). A continuación, puedes guiarlos para que encuentren una solución pacífica a su conflicto (“¿Por qué no imaginan que hay un incendio y están apagándalo juntos?”, o “¿Quieren que pongamos el reloj y juegan por turnos con el camión?”).
En el caso de un niño pequeño al que todavía le cueste hablar y trate de expresarse a base de patadas y gritos de rabia, puedes poner voz a sus sentimientos, por ejemplo: “Te enojó mucho que el bebé te derribara los bloques. Vamos a buscar un lugar aparte donde puedas jugar con ellos para que eso no vuelva a pasar”.
Cuando tus hijos discutan (y lo harán muchas veces), es importante que te recuerdes a ti misma, y ellos recuerden, lo más importante: que la familia dura toda la vida. “Una cosa que nunca puedes quitarles a tus hijos es su historia compartida”, dice Faber. “Nadie compartió esos años en esa casa con esos padres. Eso será suyo para siempre. A partir de ahí pueden formar un vínculo muy fuerte”.

Los siete consejos de BabyCenter: Respuestas estupendas para las quejasde los hermanos
REPROCHES DE LOS HIJOS Y RESPUESTAS DE LOS PADRES
1. HERMANO MAYOR: “Por qué vas a tener otro bebé? Yo no quiero a nadie más”.
En lugar de: “Verás cómo quieres al bebé. Vas a tener a alguien con quien jugar”.
Considera: “¿Eso es lo que sientes? Cuéntame más”. Luego le aclaras que él o ella siempre será tu único y queridísimo hijo o hija mayor.
2. HERMANO MAYOR: “¿A quién quieres más?”
En lugar de: “Los quiero a los dos igual”
Considera: “Esa es una pregunta muy difícil porque los dos son especiales para mí. Los quiero a cada con todo el corazón uno por ser como son”.
3. HERMANO MAYOR: “¡Ga, ga, gu gu … ua, ua … mamá!”.
En lugar de: “Deja de comportarte como un bebé. Ya eres un niño grande”.
Considera: “¿Quieres jugar a los bebés? Ven, siéntate en mis rodillas para que te acune en mis brazos y estemos juntos un rato”.
4. HERMANO MAYOR: “Siempre le prestas más atención a ella que a mí”.
En lugar de: “¡Eso no es verdad! Te presto atención constantemente”.
Considera: “¿Eso te parece? Entonces ¿te gustaría pasar más tiempo conmigo? A mí también me gustaría pasar más tiempo contigo. ¿Quieres que juguemos los dos solos más tarde?”
5. HERMANO MAYOR: “¿Por qué siempre te pones de su lado?”
En lugar de: “Yo no me pongo siempre de su lado, pero a veces tú te comportas muy mal con tu hermanito”.
Considera: “¿Eso crees? ¿Por qué no me ayudas a entender mejor lo que sientes para que pueda ser justa con los dos? Explícame qué pasa”.
6. HERMANO MAYOR: “Odio a mi hermana”
En lugar de: “No es verdad; tú quieres a tu hermana”
Considera: “Algo de lo que ha dicho o hecho tu hermana te ha enojado mucho, es lo que sientes ahorita”.
7. HERMANO MAYOR: “Me gustaría que este bebé no hubiese nacido nunca”.
En lugar de: “¿Cómo puedes decir algo tan desagradable de tu hermanito?”
Considera: “Algunas veces sí que te gusta el bebé, pero ahora no lo quieres aquí. Yo sé que los bebés pueden ser muy molestos a veces, pero cuando sea mayor y puedas jugar con él te encantará la idea de tenerlo aquí”