El 'Padre Toño' Un hombre que rompe esquemas
"Solo, dando siempre un paso al frente dentro de la Iglesia Católica, Antonio Díaz Fonseca ha destacado por ser un Sacerdote vanguardista, que rompe paradigmas y está al lado de las luchas sociales y cívicas"
Solo, dando siempre un paso al frente dentro de la Iglesia Católica, Antonio Díaz Fonseca ha destacado por ser un Sacerdote vanguardista, que rompe paradigmas y está al lado de las luchas sociales y cívicas. Y hasta ha sido vetado por externar sus ideas. Esta es su vida... esta es su historia.
Era apenas un niño cuando Antonio Díaz Fonseca empezó a romper esquemas. Hijo de un padre albañil, analfabeta, que aprendió a leer cuando ya estaba casado, el "Padre Toño" vio la luz el 26 de enero de 1948 en Colima. A los cinco años ya vendía quesos, para ayudar a la familia, numerosa, integrada por sus padres, sus siete hermanos y él. A los 11, decidió entrar al seminario.
Y así comenzó esta historia.
"Yo no tuve ninguna revelación especial ni nada, simplemente me entró la chispa de decir 'voy a entrar al seminario', y decidí entrar de monaguillo para estar más cerca de los sacerdotes e irme involucrando en lo que yo había decidido ser, estaba en quinto de primaria, terminé el sexto año; iba a entrar al seminario en Colima, pero teníamos un tío aquí, el 'Padre Cuco' (de Las Quintas, en Culiacán); cuando él supo que yo iba a entrar al seminario le dijo a mi mamá que me viniera para Culiacán", relata. En 1972 concluía sus estudios de Teología, y para el 25 de diciembre de ese año, era ordenado por el entonces Obispo Luis Rojas Mena.
- ¿Cómo se descubre una vocación sacerdotal?
--En ese momento nada más sentía la inclinación de entrar al seminario y nunca piensas que ya te vas a ordenar; yo me decidí a ser sacerdote dos años antes de terminar la carrera. Cuando tenía 22 ya me decidí definitivamente entrar al seminario. No recuerdo haber recibido alguna luz especial, porque hay algunos que dicen que sintieron un llamado. Yo no, he sido muy ordinario.
Marcas y huellas
Los padres de Díaz Fonseca eran originarios de Los Altos de Jalisco. Les tocó, de niños, la guerra cristera de 1926 a 1929, bajo el mandato de Plutarco Elías Calles. El niño Toño escuchaba los episodios y relatos de la cruenta persecución religiosa de parte del Estado hacia el clero. Pero lo que más marcó al niño Toño fue la pobreza.
"Muchas veces primero uno sufre la pobreza, después uno entiende que la tiene que elegir, y yo he elegido la pobreza, no la miseria, porque la miseria para nadie es ideal, pero la pobreza, el no estar apegado a los bienes, eso me ha marcado también. En un tiempo eso me conflictuó, hasta que entendí que no podía aspirar a cosas que no fueran comunes, los viajes de placer los evito por ejemplo, porque llega un momento en que uno tiene que definirse qué estilo de vida vas a llevar. Con el tiempo la he asumido como parte de mi vida".
Recién ordenado sacerdote, fue comisionado por 2 años a una de las regiones de pobreza extrema, desde entonces: Tameapa, Badiraguato. Región donde se asomaba ya la violencia, el cultivo de drogas y el narcotráfico crecientes. "Eso obviamente me hizo entrar de nuevo en una realidad de pobreza, ya no la personal, sino la de la gente de esa región".
Para entonces Díaz Fonseca ya había definido una línea de acción dentro de la propia Iglesia: la de una organización nacional conocida como Sacerdotes para el Pueblo, una corriente de fuerte inspiración social, humana.
Al paso de los años sería asignado a La Lomita, en Culiacán, donde fundó Cáritas, una organización dentro de la Iglesia para dar alimentos y apoyo a los más pobres entre los pobres.
- Estando en La Lomita usted funda Cáritas
Sí, sí, Cáritas parroquial. Yo para entonces ya había definido mi opción de vida. Yo no puedo decir que las cosas se fueron dando de una manera medio ingenua, cuando yo ya estaba en Tameapa, Badiraguato, ya participaba en Sacerdotes para el Pueblo. Yo desde mi primer año de sacerdocio ya había definido cuál iba a ser mi línea de sacerdocio, en Guasave también viví con esa opción de vida, llegué a La Lomita, y toda la parte del sur de Culiacán, de La Lomita para abajo, eran colonias que tenían poca atención por parte de la Iglesia, entonces empezamos a trabajar en las colonias del sur de Culiacán.
Fue así como nacieron los primeros desayunadores para niños de escasos recursos.
A la par Díaz Fonseca fortalecía su compromiso y acción frente a las injusticias. A fines de la década de los años 70, el Estado mexicano perseguía y desaparecía a jóvenes comunistas, acusados de querer desestabilizar al Gobierno mediante acciones armadas. Eran los años de la "Guerra sucia". Y fue él uno de los soportes de apoyo de la Unión de Madres con Hijos Desaparecidos, que a nivel local encabezaba Chuyita Caldera de Barrón, y a nivel nacional, Rosario Ibarra de Piedra.
"Yo empecé a trabajar con las madres en 1978, me parecía una situación totalmente injusta y además demasiado bestial de parte del Estado en contra de las familias. Yo siempre he dicho que si esos muchachos habían cometido algún delito, porque a todos se les acusaba de que eran de la Liga 23 de Septiembre, que eso está por verse, pero si se les acusaba de algún delito, tenemos leyes, que se les procese, se les acuse y se les confine en alguna cárcel a que paguen su delito, pero nadie tiene derecho a desaparecer ni a asesinar a nadie, y menos el Estado que le toca velar por la seguridad de la gente, era sujeto de inseguridad el Estado en lugar de ser el que se preocupara por la seguridad".
- ¿Recibía usted presiones del Estado, por apoyar a las madres?
Alguna vez, alguna amenaza, pero no muy relevante. Alguna vez que hice alguna declaración me mandaron decir que si no me callaba, que iba a pasar algo peor.
En la mira de Segob
"Tienes un expediente muy grueso en Gobernación", le dijo alguna vez una monja al "Padre Toño", quien al acudir con el Obispo, iba ya "con decisiones tomadas", de participar al lado de grupos y personas vulneradas en sus derechos.
- ¿Lo han dejado ser dentro de la Iglesia?
He tenido algunas diferencias, algunos conflictos, pero yo los asumo como parte de mis propias decisiones; yo nunca he renegado de la forma en que me han tratado o me han manejado.
- Dice que a la par de sus estudios en el seminario, se incorporó a un movimiento nacional de Sacerdotes para el Pueblo
Sí, primero se llamó Sacerdotes para el Pueblo, luego a ese grupo también se incorporaron religiosos, religiosas y laicos, entonces se convirtió en Iglesia Solidaria. Ya en 1979, alrededor de la Conferencia de Puebla, nos unimos a un movimiento nacional que aún existe, que se llama Comunidades Eclesiales de Base, entonces esa es la línea que yo he seguido.
- ¿Es lo que conocemos como 'Teología de la Liberación'?
Bueno, lo que pasa es que la Teología de la Liberación no es un cuerpo doctrinal bien establecido, que digas "estos son los conceptos, las ideas motoras"; hay teólogos de la liberación, no una teología elaborada, entonces la Teología de la Liberación tiene un método que es primero es tu opción de vida, tu trabajo pastoral, y sobre eso es lo que empiezas a estructurar de una manera reflexiva; ahí es donde surge la Teología de la Liberación; la teología es el segundo paso, primero es el trabajo pastoral, la opción con la gente, ya luego surge la reflexión, por eso decimos que la teología es el momento segundo, no fue la Teología de la Liberación la que nos llevó a nosotros ser la opción de los pobres, sino es Jesucristo mismo, nuestra vida cristiana. Entendimos que el Dios en que creemos es un Dios liberador, esa teología surge en una sociedad como la latinoamericana, que se significa por dos cosas fundamentales, que es un continente eminentemente cristiano, y es un pueblo pobre, oprimido, donde el ser humano está negado, donde la mayoría de la gente vive en condiciones inhumanas, con demasiadas carencias, obstáculos para una realización de vida personal y familiar.
- A esta corriente pertenecen sacerdotes como Samuel Ruiz, Raúl Vera...
Ellos y otros, Sergio Méndez Arceo, Bartolomé Carrasco, Manuel Talamos. Muchos obispos, pero también hay sacerdotes.
- Y Antonio Díaz Fonseca en Sinaloa...
Uno más, uno del montón.
- Usted no es uno del montón, usted es especial...
No, lo que pasa es que aquí se hace uno especial, porque es como cuando te dicen un paso al frente y nada más lo das tú, y te quedas solo; pero es un paso que deberíamos de dar todos. Porque al que seguimos es a Jesucristo, y Jesucristo siempre nos dijo que teníamos que estar al lado de los pobres. Tuve hambre y me diste de comer. Todo lo que hiciste, nuestra opción no es una opción circunstancial, es una opción evangélica, que es una opción que necesitamos hacer todos los católicos.
Revolucionario
En Sinaloa Díaz Fonseca ha sido también uno de los precursores de las visitas a las penitenciarías, y de participar, abiertamente, en la defensa por la democracia. En 1982 y 1988 apoyó las dos campañas presidenciales de Rosario Ibarra de Piedra, postulada por el extinto Partido Revolucionario de los Trabajadores, el PRT, aunque las siglas le eran prestadas.
En 1988 vivió la "caída del sistema", año en que empezó a desmoronarse el sistema priista, por la creciente oposición política. El "Padre Toño" se convirtió, abiertamente, en un defensor de las elecciones libres, a través de la observación electoral que a nivel nacional impulsaba Alianza Cívica. Cerca estuvo de la lucha por la alcaldía de Mercedes Murillo, entonces candidata del PAN, que en 1992 denunciaba fraude electoral.
"A partir de que la 'Meché' se pone en plantón por la elección que decía había sido fraudulenta, nosotros veíamos muchas arbitrariedades, elecciones totalmente inequitativas y si no hay equidad, hay trampa. Que los dados estén cargados, eso es trampa.
"Entonces dijimos 'necesitamos empezar a trabajar por la ciudadanización y la concientización', y le propusimos fundar el Frente Cívico Sinaloense, para lograrlo".
- ¿Usted se considera un hombre de izquierda?
Me considero un hombre que siempre está luchando por causas justas.
- ¿Revolucionario?
Si buscar el cambio social es ser revolucionario, sí.
- ¿Vanguardista?
Yo no tengo espíritu de vanguardista, eres vanguardista porque te dejan solo, o porque andas en opciones que no asumen todos. Pero yo no quisiera estar en la vanguardia, pero tampoco en la retaguardia.
El veto de Benjamín
Lector voraz de revistas como Proceso o seguidor de diarios como La Jornada, Díaz Fonseca empezó escribir reflexiones dominicales en El Sol de Sinaloa. Para los años 90 ya escribía en El Debate y Noroeste. En este último mantuvo un artículo semanal, por casi 7 años... Hasta que el Obispo Benjamín Jiménez se lo prohibió, por allá en 1998.
- Sus acciones le han generado consecuencias...
Yo sé que si uno, en alguna ocasión, algún funcionario se ha expresado sobre ti de una manera dura o te ha amenazado, los obispos están más vigilados, eso lo entiendo perfectamente. Los obispos tienen más presiones que uno. Alguna vez platiqué con don Luis Rojas Mena y me dijo "me han llegado cartas diciendo que tú perteneces al partido de doña Rosario", y yo le decía "yo no conozco a ningún partido, la información que le está llegando a usted es incorrecta".
Cuando estalló el movimiento zapatista en 1994, recuerda, la Secretaría de Gobernación empezó a presionar a obispos como don Samuel Ruiz, para expulsar sacerdotes de su Diócesis en Chiapas. En uno de sus artículos de 1998, el "Padre Toño" denunciaba estas presiones.
"Recuerdo que el último artículo que escribí en Noroeste hablaba sobre eso, que Gobernación le había estado exigiendo a don Samuel que expulsara a un Sacerdote francés, el Padre Chantó; entonces don Samuel nunca quiso, Gobernación lo sacó a raíz del problema de Acteal cuando hubo aquella matanza. Gobernación consideró que era un Sacerdote peligroso y lo sacaron del País. Yo decía al final de mi artículo 'espero que nuestros obispos no se sientan presionados a tomar esas decisiones, por presiones de Gobernación". Y fue el último artículo que escribí.
- ¿Qué le dijo el Obispo Benjamín?
No me dijo nada, nada más me llamó mandar y me sancionó. Y me quería suspender. Yo acepté la sanción que me impuso el Obispo, ya cuando me mandó a Mochis, me dijo "quiero una nueva relación contigo". Yo siempre he dicho que prefiero caminar con mi Iglesia, y caminar solo con mi teología.
El "Padre Toño" aún no tiene fecha para volver a escribir en los diarios, aunque colabora mensualmente con una publicación de la Diócesis.
De lo que por ahora tiene certeza, es que al futuro hay que verlo con esperanza, siempre.