EL PAPEL DEL DIRECTOR ESCOLAR
"La escuela es el lugar donde se conjugan y resguardan los saberes, normas y proyecciones futuras"
En un mar turbulento e incierto, un País desmotivado y sin rumbo, donde impera un ambiente social organizado por las desigualdades, las frustraciones, las injusticias, es difícil levantar la voz y entonar un himno a la fraternidad, la armonía y la paz que todos deseamos alcanzar, la que todos merecemos, sea cual sea nuestra condición u origen.
Y de nuevo, como ha sucedido en el devenir de la historia humana, la escuela es el lugar donde se conjugan y resguardan los saberes, normas y proyecciones futuras; sigue siendo ésta la isla donde resguardamos nuestra esperanza por un mundo mejor. Anhelo frágil, fragmentado por los golpes de la incertidumbre, las exigencias y los continuos cambios en el entramado axiológico.
Ante tal escenario, el papel del director escolar es crucial; es quien puede reparar y mantener la estructura y función primordial e histórica de la escuela: su misión de llevar a la comunidad de niños y jóvenes avante y positiva hacia la sociedad del conocimiento; pero alerta, evasiva y antagonista de la comunidad desmenuzadora, tanto de la humanidad como de la naturaleza.
Se construye la identidad del director cuando organiza, dirige y orquesta a su equipo de trabajo para producir una armonía a favor del conocimiento, en el momento en que toma el timón del barco lleno de aprendizajes y entornos educativos que favorecen el desarrollo de una comunidad.
A partir de ese instante, su liderazgo conduce al esfuerzo en una pendiente de crecimiento, generando en sus docentes el espíritu de la enseñanza, de la bondad, de la humildad, en el reconocimiento que cada día se aprende algo nuevo, que transforma a los estudiantes en la creación de nuevos razonamientos.
Dentro de la organización escolar, el director es quien lleva la responsabilidad del plantel, los docentes son los pilares de una buena estructura académica, de enseñanza de impacto y calidad formativa, ambos cimientan en la sociedad las bases del orden y trabajo colectivo.
En las instituciones educativas padecen de graves conflictos quienes dirigen las escuelas, puesto que el precipicio en el que se encuentra la percepción e imagen de las escuelas no es producto de la casualidad, sino de la falta de organización, análisis y formación de quienes diseñan, dirigen y aplican los proyectos educativos.
En consecuencia, imagino que la pregunta que salta a nuestras mentes es, ¿cómo ser un buen director?, un líder, un navegador con visión en un mar avasallante de problemas sociales que la escuela no ha podido descifrar.
Tal vez la respuesta no está en nuestro entorno, está en nuestro ser; en ocuparnos del bienestar emocional de nuestros compañeros, de quienes nos ayudan a llevar el rumbo.
Sobre todas las cosas es conveniente identificar quiénes conforman nuestro equipo laboral, con una mirada positiva; una que identifique sus fortalezas y no menosprecie sus debilidades. Porque la grandeza no se obtiene eliminando las debilidades, se obtiene atendiendo las fortalezas.
Todos los humanos desarrollamos y presentamos fortalezas a un nivel diferente; en la medida en que se identifiquen y potencien, los individuos las pueden emplear para obtener un bienestar.
Contrario a lo que sucede con las personas que ya nacen con el talento, las fortalezas son rasgos morales que requieren voluntad y práctica para su uso.
Su principal objetivo será impulsar y extraer todo lo positivo de un colega y trabajarlo a favor del equipo laboral.
Detectar esas cualidades forma parte de las responsabilidades de un director, no citadas en los currículos ni en los contratos laborales y que, sin duda, proyecta una seguridad en el contexto donde se labora.
En el momento que se identifican, direccionan con certeza al equipo de trabajo para utilizarlas y obtener mayores beneficios.
La organización, visión y misión del director tiene que plasmarse siempre considerando las fortalezas, habilidades, actitudes y aptitudes de su personal para atender con éxito los problemas que puedan presentarse. Considerar que se pueden alcanzar metas sin conocer estas bondades de tus colaboradores es trabajar en vano y conducirlos a la frustración.
Es necesario recordarles a todos, en cada momento, la misión de la escuela, evocar el carácter constructor del educador, edificador de sociedades, dar sentido al trabajo escolar.
Los docentes tienen una razón por qué vivir, tienen una vida con sentido. Bien decía Nietzsche: “Quien tiene un para qué, puede soportar cualquier cómo”.
Si el equipo de trabajo conoce cuáles son las funciones que cada uno tiene que desarrollar y los objetivos que se persiguen, el compromiso y entrega al proyecto se verá reflejado en los resultados posteriores.
La motivación, los ejemplos de historias de éxitos académicos, de docentes incorporados en la plantilla escolar o quiénes ya no forman parte de la institución y que han cosechado buenos resultados; de alumnos y ex alumnos que han puesto en alto el nombre de la escuela; del personal que mantiene en óptimas condiciones el inmueble donde se imparten las clases; de los padres de familia que con su entrega a la educación de sus hijos engrandecen la labor del docente. Seguramente estas historias alimentarán el sentido e importancia del trabajo cotidiano
Un estudio realizado por la psicóloga Barbara Fredrikson ha descubierto que las emociones positivas ayudan a tener una mentalidad expansiva, creativa y abierta a nuevas y distintas ideas.
Se concluye que se necesitan una proporción de 3 a 1; es decir, por cada emoción negativa que se experimente, se recomienda vivir tres positivas, de esta manera la emoción negativa no afectará la perspectiva y el bienestar emocional.
Por tal razón, es importante ofrecer reconocimientos positivos en actos públicos, festejar y aplaudir los éxitos del equipo, organizar reuniones sociales para conocerse o halagar los logros por más grandes o pequeños que sean.
Aunado a lo anterior, siempre debe estar presente el optimismo. Esto quiere decir que si en este ciclo no hubo un grupo de alumnos que destacaron o maestros que siempre dicen que sí van a cumplir y nunca lo hacen, para el próximo año va a suceder lo mismo.
Al contrario, esos alumnos o docentes que no fortalecieron sus habilidades pueden lograrlo y lo harán si los estamos motivando.
Para ello se deben proporcionar herramientas que ayuden a superar las acciones pesimistas y negativas de ciclos anteriores.
Jesús Javier Vizcarra Brito
n Doctor en Pedagogía por el Centro de Investigación e Innovación Educativa del Noroeste. Licenciado en Educación Primaria.
Asesor técnico pedagógico de la Zona Escolar 025 de primaria
estatal de Sinaloa.
n Director corporativo académico de Sistema Educativo Valladolid y Multiversidad Latinoamericana. Director general e investigador titular del CIINSEV.
n Certificado en Formación de Auditor Líder en Sistemas de Gestión de la Calidad ISO 9001:2008.
n Sus líneas de investigación son: formación docente, evaluación educativa, liderazgo pedagógico del directivo y desarrollo de nuevos modelos educativos.