'Ella me necesitaba': Rita Correa Meraz
07 noviembre 2015
"Un accidente cambió la vida de Rita, de ser una mujer de hogar, hoy dirige una agrupación que ayuda a niños con necesidades especiales y a sus familias"
MAZATLÁN._ Por años, Rita Correa Meraz llevó una vida normal al lado de su esposo y sus tres hijos; tenían muchas amistades y vivían bien, eran felices, hasta que un día, la menor de sus hijas sufrió un accidente que le causó un daño cerebral discapacitante."A la edad de 5 años Ana Rita se ahogó en una piscina. Durante cinco minutos no le llegó oxígeno al cerebro y esto le dejó daño severo, entonces la discapacidad entró a mi familia. Fue tan impactante, no sabía qué hacer. Lo único que quería era el bienestar de mi hija", recuerda a casi 20 años de distancia.
Fue así como llegó al consultorio de Rodolfo Zermeño, en el Infonavit Playas, para que Ana Rita recibiera fisioterapias. Ahí Rita se hizo amiga de Silvia Bibriesca y Ana Luisa Fajardo, madres también de hijos con capacidades diferentes.
"Ellas tenían más tiempo asistiendo y me invitaron al CAM que está junto al DIF para que llevara a Ana Rita a recibir otro tipo de atención que también necesitaba", relata.
Y fue en ese diario ir y venir con sus hijos para darles la atención adecuada como surgió la idea de tener un lugar donde los niños recibieran todos los cuidados que necesitaban para su bienestar y recuperación.
"La visionaria de todo fue Silvia, Ana Luisa y yo sólo somos continuadoras del proyecto. Sí batallamos mucho al principio, no sabíamos nada de manejar una agrupación, además que teníamos de sacar adelante a nuestras familias", reconoce.
Ahora, Rita está al frente de la Asociación de Padres y Compadres, una agrupación que ofrece educación, estancia, alimentación, terapias sicológicas y de rehabilitación a 70 niños de capacidades especiales y sus familias, da trabajo a sus mamás y estancia al resto de sus hijos.
Llegar a este punto del camino no fue fácil. Por un lado está el trabajo para operar la asociación, tuvieron que tomar diversos cursos de capacitación para aprender; por otro lado estaba la vida personal. Rita vivió situaciones muy complicadas.
"Hubo momentos muy difíciles, tenía otros hijos que atender, Carolina y Álvaro; tenía un esposo, una vida personal, pero también tenía a Ana Rita y ella me necesitaba, así que había que salir adelante con todo", comparte.
Y en ese empeño por darle la mejor calidad de vida a Ana Rita el resto de la familia se integró, al grado que Carolina, su hija de 25 años, estudió la carrera de sicología y ahora colabora con Padres y Compadres.
Álvaro, el mayor de sus hijos, también en un tiempo trabajó en el área administrativa de la agrupación y ahora su nieta, Mía Isabel, a sus escasos 5 años, es una de sus colaboradoras más entusiastas, ayudando en la medida de sus posibilidades.
"Cuando tu vida es normal nunca ves la discapacidad, es hasta cuando te pasa que te das cuenta que te puede llevar a hacer cosas que nunca te hubieras creído capaz de hacer. Y lo mejor, te da felicidad", añade satisfecha.
Como presidenta de Padres y Compadres reconoce que es la madre quien realmente saca adelante al niño con discapacidad, la que busca la ayuda, la que da la cara por su hijo, rara vez ha visto a padres que también le entren con todo, ellos por lo general son sólo la parte proveedora.
Por ello, y ante la cercanía del Día de las Madres, Rita exhorta a las familias con algún miembro de capacidades especiales a unirse y a compartir el trabajo, pues lo mejor para el ser humano es ser apoyado y querido por los suyos.