Escuela Emilia Obeso López: Tradición formadora
06 noviembre 2015
"Una de las primeras escuelas secundarias en la ciudad, mantiene vigente la tradición de formar a las nuevas generaciones de estudiantes"
Casi al final de la década de los 60, cuando Culiacán comenzaba a entrar en la modernidad, y la educación secundaria iniciaba en el país, se comenzaron a crear planteles que dieran respuesta a esa demanda, como la secundaria Brigadier José María González Hermosillo, hoy conocida como Profesora Emilia Obeso López.La sede de la institución creada en 1967, que lleva el nombre de una de las docentes que egresaron de las primeras generaciones de la Escuela Normal del Colegio Civil Rosales, fue la primaria Álvaro Obregón, situada junto a la plazuela Antonio Rosales, en el turno vespertino.
Heladio Castro González, quien fue profesor del recinto durante 37 años, recordó que el espacio se abrió para satisfacer la exigencia social, en una ciudad donde la población iba en aumento.
"Empezó en la primaria Álvaro Obregón, en la tarde, cuando las escuelas las dividieron en dos turnos porque era muy alta la población".
"Nació con el nombre de Brigadier José María González Hermosillo, pero al segundo ciclo escolar se lo cambiaron a Emilia Obeso López, en honor a la maestra".
En sus primeros años, la secundaria ofreció el servicio por las tardes, en 25 aulas, y con una plantilla integrada por los profesores Antonio Zazueta, Cipriano Obezo Camargo, Alejandro Torróntegui Millán, Cándido Salazar, Manuel Lazcano, entre otros, siendo director Guillermo Saavedra.
"Los primeros maestros eran egresados de la Normal, todos bien preparados, y aunque se enseñaba igual que hoy, era distinto por los contenidos".
Las materias que se impartían eran biología, física, química, matemáticas, español, civismo, geografía y manualidades, por mencionar algunas.
Cambio de sede
Después de ocupar por espacio de ocho años las instalaciones de la primaria, la escuela cambió su domicilio en 1975 a Benito Juárez y Guadalupe Victoria, donde se ubicó hasta ese momento la Normal de Sinaloa.
"Llegó a la Normal, cuando la cambiaron arriba de Cañadas, y donde está desde entonces".
El nuevo edificio, construido en 1948 por Roberto Saavedra Reyes para los normalistas, en un estudio Alejandro Ochoa Saavedra menciona que representa la arquitectura modernista que se generalizó en la década de los 40.
"Esta primera modernidad de los años 40 se adecuó eficientemente a las condiciones de clima de la región, con temperaturas de 40 grados en verano, utilizando la ventilación cruzada y parasoles, tanto en escuelas como en edificios de oficinas", explica.
"En cuanto a las soluciones formales, se desecharon completamente las referencias eclécticas y el Art Decó estuvo presente en elementos de énfasis en las fachadas de las obras precursoras..., fue evidente la preferencia a resaltar los volúmenes con juegos de luz y sombra, así como por la diversidad de texturas".
La edificación, aunque presenta deterioros, mantiene ese estilo original con vanos circulares y esquinas en curva, grandes ventanales, techos altos, similares al edificio de CAADES.
Se amplían turnos
Ya en su nueva casa, la Emilia Obeso López, recordó Castro González, comenzó a impartir clases en los salones situados al lado derecho, y luego se anexaron los del ala izquierda.
Durante el sexenio de Alfonso Genaro Calderón, que abarcó de 1975 a 1980, se dividió el horario en dos turnos, aumentándose con ello el número de grupos.
"El turno de la tarde se abrió al segundo año de Calderón porque aumentó la demanda, y comenzó como una escuela de cooperación, porque los maestros del turno vespertino no teníamos sueldo, y de Escuela Emilia Obeso López, a ese turno se le cambió el nombre a Alfonso Genaro Calderón".
Además de la modificación del turno y materias, el uniforme utilizado por los alumnos también tuvo variantes, siendo tinto al principio, hasta llegar al azul actual, hace aproximadamente 15 años.
Actualmente el plantel ha sufrido deterioros en su estructura, y se han reparado techos, bardas y la fachada, pero gran parte de los cristales se han roto, y se espera que con el programa de rescate de Escuelas Emblemáticas de la SEPyC, pueda tener un remosamiento integral.
Pese a dichos cambios, y al paso de la modernidad, que obligó a sustituir los mesabancos por pupitres, los gises por plumones, y el ábaco por la calculadora, en los corredores y salones de la Escuela Secundaria Emilia Obeso López, la tradición educativa sigue vigente, siendo hoy una de las de mayor demanda, y a donde acuden cada ciclo escolar estudiantes de toda la ciudad.
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