ESPECIAL/A la sombra de Juan Millán

José Alfredo Beltrán
09 noviembre 2015

"¿Cómo se dio el salto de Mario López Valdez en la política? ¿Qué tan determinante ha sido la figura del 'padre político' del Gobernador, en la toma de sus decisiones? ¿Cómo ha influido la personalidad de un hombre, en el ejercicio del poder?"

Tercera y última parte

CULIACÁN.- Mario López Valdez se "asomó" a la política partidista apenas en el año 2000. Ya pasaba los 40 años cuando uno de los hombres con mayor poder en Sinaloa lo "tentó".
Al primero que Malova pidió consejo sobre esta oferta fue a Leonardo Félix, su amigo y confidente. Llegó hasta el escritorio del empresario automotriz, en la oficina de la Chevrolet de Los Mochis, y le contó, entusiasmado: "Oye, quiero pedirte un consejo". "¿Qué traes?", le devolvió don "Nalo". "Fíjate que me están invitando para entrar a la Presidencia Municipal, el Gobernador Juan Millán me invita".
"¿Y por qué te invita?", le preguntó Félix, extrañado.
 "Yo creo que como me ve muy deportista, me ve muy 'amiguero', él cree que le puedo servir. ¿Cómo la ves?".
Félix, de afiliación priista pero sin activismo militante, le respondió con una mueca.
"¡Ay, Mario, a mí ni me gusta la política! ¿Qué vas a hacer con tu negocio? tienes un negocio muy  bonito, tu patrimonio, lo vas a poner en peligro", le advirtió.
Pero en el fondo Mario ya había "caído", seducido.
"Estoy de acuerdo contigo, pero me encanta servir a la gente", concluyó para iniciar una meteórica carrera, que ningún político en Sinaloa ha logrado, en tan breve lapso: Alcalde de Ahome, Secretario de Gabinete, Senador de la República y ahora Gobernador.
Todo bajo el impulso, la sombra y los consejos de su tercer "padre": Juan Sigfrido Millán.

Sofía y el galán bailador

Juran los familiares que Malova nunca ambicionó "ser rico", sólo superarse y sacar adelante a la familia. Y romper con ello las generaciones de miseria, de los López.
"Ya gano lo suficiente para jugar beisbol, pa' comprar pelotas y bats e irme a tirar 'de cabeza' con una barrida, con eso tengo; no soy un hombre de ambiciones, no me gustan los yates, ni los aviones", nos contó, en una ocasión.
Aunque a ese mundo ingresaría de lleno al tender sus ligas con el poder político, codeándose con los millonarios de Los Mochis, en sus yates, primero de la mano de "Nalo" Félix, o hasta siendo socio en la compra de acciones para el Club de Los Cañeros, o de El Diario de Los Mochis, junto con un "zorro" en estas lides: Joaquín Vega Acuña.
La realidad es que hubo momentos de la adolescencia en que Malova tuvo resentimientos, inferioridad, hacia los "ricos".
"Yo me acuerdo que cuando pasaba por el Country (un club deportivo), que iba caminando descalzo por la calle, a los que estaban jugando golf les gritaba '¡Pónganse a trabajar flojos!'", confiesa.
Y continúa: "Les gritaba de otra manera porque creía que los que estaban dentro del Country no trabajaban, y resulta que con el paso del tiempo yo me puse a jugar golf y a veces la gente me gritaba y decía '¡bueno, ¡la gente cómo dice cosas que no son!'".
Incluso en su edad de "noviero" hubo algunas muchachas que lo rechazaron, por "no ser un buen partido". Y hasta de una casa lo "echaron", por "no tener dinero". Por eso su vida dio un giro de 180 grados, cuando saltó primero a la empresa y después a la política, ingresando en otros círculos sociales.
Su lado "romántico" afloraba ya en detalles de su persona, desde la secundaria. Su hermana Lidia revela que el "Malova" de las ferreterías no sólo evoca al acrónimo, sino a la expresión "My Love", y de ahí que se le incluya el corazón, que a su vez utilizó en sus tres campañas políticas.
Fue en la juventud donde desarrolló sus habilidades para el baile, con un meneo de caderas que explotaría, también como arma de proselitismo, y que hasta críticas le generaría, de sus adversarios.
Hasta el priista Aarón Irízar llegó a definirlo como un político frívolo, en el libro de ensayos Punto de Quiebre, por exacerbar sus dotes histriónicas y trasladarlas al ejercicio de la política.
"No falta quienes descubran rasgos de frivolidad y desenfado en su comportamiento público, sobre todo por su proclividad al baile, y de hecho, a la actuación", concluyó.
"De muchacho le encantaba bailar", narra su hermana Esperanza, quien "le cuenta" cinco novias. La pasión de Malova por el beisbol y el atletismo le darían un porte de "galanura", con el cual conquistaría a su compañera, Sofía Carlón.
"Me gusta 'La Pollita', la 'Pollita' es hija de una familia muy bonita, de Lupita Riveros de Mocorito", le contó a don "Nalo" Félix, cuando andaba en plan de conquista.
Ella narró en una ocasión, cómo fue ese primer encuentro.
"La verdad Mario llegó con una camiseta rosa fucsia, pero se le marcaba como modelo: alto, con un porte de mucha seguridad. Se veía muy bien arregladito, su peinadito, cara fresca, y un porte de mucha alegría; de mucho gusto".
"Se veía guapísimo, un modelazo con mirada profunda. Me vio y yo no sabía ni lo que decía, me sentía muy nerviosa; lo volteaba a ver y se sonreía. Era una mirada coqueta", describió.
Sofía, de una familia conservadora, fue educada en escuelas particulares con orientación católica, Fue maestra de inglés de Malova en la Dick's Academy, de Los Mochis. Ahí fue donde se dio el "flechazo" entre la profe y el alumno, hace casi 26 años. Después ella le enseñó catecismo, ya adulto, para que hiciera la primera comunión.
Y lo demás, es sabido: tras dos años de noviazgo sellaron su unión, de la cual nacieron Mario, José Francisco, Sofía Elena, Juan Carlos.
Nadie mejor que Sofía para describir al marido: tiene una vanidad que lo ayuda a superarse, a aprender.

Salto a otro 'mundo'

Para Sofía no fue difícil aceptar el ingreso del marido a la política, que aunado a su popularidad y carisma en Ahome, contaba con la seguridad de triunfo que daba el PRI y el fuerte control político que ejercía el Gobernador Millán.
No sólo eso. Ella lo impulsó. Las cosas de la política no le eran ajenas, pues provenía de una familia de Mocorito, con muchos vínculos al sector oficial. Sofía ha declarado que ella "ofreció a Mario a la Patria, a Sinaloa y a México" y que nunca le pediría retirarse de esta actividad, pues "se siente representada en él".
Pero la decisión de Malova sí impactó en su familia de cuna, pues ni de joven, ni de adulto, él había mostrado una pizca de interés en algún cargo público.
Lo suyo eran las ferreteras, el deporte, la familia.
Su madre, Eva, fue a quien más le angustió el paso que daba el hijo.
"Yo no quería. No me gusta la política. Le dije 'Mi hijo, qué necesidad tienes de eso, tienes con qué mantenerte, con qué darnos a nosotros. Tienes tus negocios, tus ferreterías'".
Y le insistía que lo dejara.
"Eso nunca mamá, no puedo; ya no me puedo salir, hay mucha gente a quién ayudar", le contestó.
Doña Eva cuenta cómo terminó por resignarse. "Qué voy a hacer yo, no lo mando yo, sólo encomendarlo a Dios. Y así me la llevo, echándole bendiciones de día y noche, a todos".
El salto del primogénito a las grandes ligas cambió la agenda de Malova. Redujo sus visitas a la familia, que eran frecuentes, o dejó de jugar al "voli", con sus primos y hermanos, cada fin de semana.
Lo cierto es que de una u otra forma, Malova ya hacía política, desde mucho antes, al margen de siglas. Y lo hacía detrás de los mostradores de sus ferreteras: patrocinaba a cuanto equipo o persona se le acercaba, para financiar uniformes o apoyar un torneo deportivo. O se involucraba activamente por igual en clubes deportivos, que en patronatos de la Cruz Roja, o de construcción de plazuelas.
"Todo el tiempo él fue muy desprendido. No había cosa buena a que lo invitaran y no se sumara. Entonces lo de la política le vino después de poco más adulto, de joven no", relata el primo Ismael, Gerente General de las ferreterías, quien empezó a tomar con mayor fuerza las riendas del negocio de Malova en 2000, cuando éste empezaba a conocer los entretelones del servicio público.

Lealtad 'malovista'

Como Alcalde de Ahome, el inexperto Malova no tuvo tantos problemas. Ni desataba tormentas, como ahora, que está al frente del Poder Ejecutivo estatal. Aun cuando muchos de los rasgos de su personalidad ya se proyectaban en la toma de decisiones públicas. Cuando buscaba la Gubernatura, no pocos advertían que no sería lo mismo gobernar un municipio, apacible en los años que él fue Alcalde, que una entidad como Sinaloa, penetrada por la violencia y el narco.
En la biografía de Malova, el político, aparecen, en forma persistente, conceptos como el de la "lealtad", concepto que ha regido varias de las grandes decisiones que ha tomado, para Sinaloa.
"Tiene un concepto de la amistad muy grande", define don "Nalo" Félix. Y, ciertamente, bajo esta premisa ha entregado la mayoría de posiciones del Gabinete, a quien él guarda lealtad. Comenzando por el grupo de Juan Millán, a quien define como "padre político", o empresarios como Luis Javier Salido, dueño de El Debate, a quien cedió varias posiciones en el Gabinete. Y hasta personajes cercanos a don "Nalo" aparecen en el organigrama del Gobierno estatal.
Malova también es un hombre que se mueve por percepciones, creencias personales. Ha contado incluso que hay personas en el Gabinete, que los ha elegido "mirándolos a los ojos".
"Estoy apostando al 'feeling', estoy apostando a la mirada en sus ojos, y al compromiso de la plática que tuve con ellos (los aspirantes)", declaró a Noroeste, en la víspera de designar al Gabinete.
Lidia, su hermana, confía que quizá uno de los defectos de Malova es que antes era más impulsivo, pero ya que ganó la Gubernatura, "se controla más".
Él mismo dice que esto, tomar decisiones por impulsos, se acabó:
"Sé que no tengo derecho a ser impulsivo, sé que tengo que ser calculador, sé que tengo que ser frío, que tengo que analizar mis decisiones y que no las puedo soltar nada más por un impulso.
Su padre, "Chico", decía que a Malova "le gustaba mucho que le siguieran el lado" y es de los pocos que en vida se atrevían a cuestionarlo.
Estas características lo han convertido en un político controversial. Incluso el analista Ricardo Alemán, prematuramente, se refirió a él como "un político silvestre", por no dimensionar ni entender la trascendencia de su responsabilidad: la alternancia en Sinaloa, con el PAN y PRD al frente, tras 81 años de sello priista.
Manuel Clouthier Carrillo, quien le levantara el "brazo", lo ha cuestionado porque "parece no escuchar el grito de la sociedad".
"Como que no quiere entender que se debe gobernar para la ciudadanía, ni para él, ni para quién sabe quién más. Tiene que gobernar para los ciudadanos y como que su esquema mental no da para entender que realmente a quien se debe es a la ciudadanía", ha cuestionado.
Pero Malova de lo único que presume es de ser osado, diferente, atrevido.
"Rompo paradigmas, me gusta ser diferente, pero siempre busco cambiar las cosas para bien", sostiene.
Hay quienes han puesto en duda, incluso, si tiene "ideologías".

Millán y el 'farallonazo'

En el ejercicio de poder de Malova siguen pesando, de manera determinante, sus gustos personales. Sus lealtades. Los amigos. Sus padrinos. Fueron precisamente dos de ellos, Leonardo "Nalo" Félix y Juan Sigfrido Millán, los que organizaron aquella famosa comida en el restaurante El Farallón, en Los Mochis, donde Malova se "brincó" las trancas en el PRI, para buscar la Gubernatura. En el episodio conocido como "el farallonazo" comenzó a escribirse la historia política del Sinaloa de hoy