Firmas
07 noviembre 2015
"Mi Padre"
Jorge Papachoris Corrales
"No importa quién fue mi padre. Lo importante es quién recuerdo yo que fue".Anne Sexton
Existe en medicina un término muy interesante llamado Escotoma, se refiere a una ceguera parcial, área ciega o punto ciego. Entre otros factores, en ocasiones se manifiesta durante un ataque de migraña que a su vez pudiera originarse en un conflicto emocional o un problema de control. En psicoterapia, este término precisamente refiere a una situación en la vida que no se reconoce o que no se desea hacer consciente; se dice que "se está escotomizando la situación".
Para este domingo en que comparto con ustedes la columna, espacialmente me sentía en blanco -más de lo común. Sobre que escribir era ya preocupación. Llega mi esposa y me dice: "se me antoja regalarte unos zapatos", ¿por qué? pregunte, "pues por mañana, Día del Padre ".
Hace mucho tiempo descubrí que en mí, el "olvido" es un mecanismo de defensa, el escotomizar los momentos o hechos dolorosos me ayuda a no sufrirlos; como la muerte de mi padre tras un infarto fulminante a sus 48 años de edad. Cierto es que para él, alimento era igual a 3 1/2 cajetillas de cigarros diarias, café y refresco de cola todo el día; de eso sólo el cigarro no hizo eco en mí, y fue también su enseñanza. Me decía: "yo ya me he fumado todos los cigarros que les tocaban a ustedes" -sus hijos-, pero no dijo nada sobre los demás.
De él conservo los más profundos recuerdos, tan profundos que en algunos momentos y a pesar de mi negativa, realmente no sé si es mi tristeza o la suya la que descubro en mi corazón. Pero también de él aprendí que pasión y razón son los opuestos tan distantes que jamás se sueltan de la mano; que donde domina la pasión hay poca razón y muchos problemas, que donde domina la razón hay poca pasión y eso no es vida, que había que buscar el centro.
En ocasiones también dudo si la vida que deseo y la pasión que anhelo es realmente mía o es su segunda oportunidad de vivirla. Finalmente, que es un hijo sino también la prolongación de la naturaleza de un padre, que genética y emocionalmente sigue viviendo como un pasajero en la "vida de éste". Como aquel libre albedrío emanado de las creencias, dolencias y carencias aprendidas de otros.
En cierta ocasión, y al igual que muchos adolescentes, engrosado y fortalecido por las bastas experiencias de mis 15 ó 16 años, surgió desde la tempestad y el furor de mi necesidad impostergable de independencia una sabia observación: "estos son otros tiempos" le dije, "y muy diferentes a los suyos ".
Aún recuerdo su mirada que con un tierno brillo -hoy sé, era lágrima contenida- me dijo por respuesta: "sobre eso escuche un cuento, que si me lo permites y me tienes paciencia me gustaría contarte".
Conservando desde luego mi postura le dije "si"; "...dicen que de los 5 a los 7 años el niño piensa que su padre es un sabio, todo lo sabe, es lo máximo; de los 8 a los 14, me parece que papá se equivoca en algunas cosas que me dice, debe ser porque no le tocaron; de los 15 a los 20, papá está atrasado, éstos ya son otros tiempos, yo lo puedo hacer mejor; de los 21 a los 25, el viejo no sabe nada, ya está chocheando; de los 26 a los 35, con mi experiencia y mi inteligencia mi padre hubiera sido millonario; de los 36 a los 45, no sé si consultarle esto al viejo; de los 46 a los 55, que lástima que se haya muerto el viejo, la verdad tenía buenas ideas y parecía adivinar; de los 56 en adelante, qué razón tenía mi padre.
Si para entonces no estoy y es así, espero que algo de lo que te haya dicho te pueda servir" ¡¡GRACIAS PAPÁ!!.
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