La enfermera también se deprime

Liliana Zamora
06 noviembre 2015

"Raquel Sauceda Mendoza dedicó 40 años a servir a enfermos; asegura que duele ver morir a un paciente."

¿Que si me gustaría hacerlo de nuevo? Posiblemente la pregunta sobraba. El "sí" de Raquel sonó fuerte y preciso.
Raquel se jubiló como enfermera en noviembre del 2000. No fue una decisión; su distanciamiento del equipo del Seguro Social respondió a un padecimiento que le impidió continuar con la labor que desempeñó durante más de 40 años.
Pero ayer evocó algunos pasajes que le heredó su paso por Ferrocarriles Mexicanos, el IMSS y la Universidad Autónoma de Sinaloa, cuando personal de enfermería de la Clínica 45 del Seguro Social le entregó un reconocimiento por los años de servicio que le dedicó a la profesión.
Lo mostró orgullosa a quien la interrogaba sobre su experiencia almacenada en el mundo de la enfermería.
"Si yo pudiera seguir ejerciendo, lo haría".
Raquel Sauceda Mendoza inició a los 14 años. Lo hizo cuando experimentó la satisfacción de ver que un paciente sana y sale de un hospital por su propio pie.
"Decidí ser enfermera desde que acompañaba a mi tía, que también lo era. Me gustó el ambiente y el servir a la humanidad", expresó.
La jubilada gozó cada momento. Eso, pese a las críticas intercambiadas sobre la baja calidad en los servicios de asistencia.
"La atención siempre ha sido buena (de enfermeras a pacientes), pero hay que ponerse en el papel del familiar, se desespera cuando siente que no es atendido; hay que entender que unos son más urgentes que otros".
-¿Qué es lo más duro?
"Ver fallecer a alguien, aunque los familiares piensan que no nos duele porque no lloramos con ellos, pero la enfermera también se deprime".
Raquel habló en presente como si el pasado no existiera; como si continuara ejerciendo. Quizás intentaba borrar el tiempo y hacer de cuenta que seguía siendo parte de los enfermeros y enfermeras del Instituto Mexicano del Seguro Social, que ayer 5 de enero se reunieron para conmemorar su día con anticipación.

"Ver fallecer a alguien (es lo más duro), aunque los familiares piensan que no nos duele porque no lloramos con ellos, pero la enfermera también se deprime."
Raquel Sauceda Mendoza
Enfermera jubilada