Las 3 bandas del malovismo

Ernesto Hernández Norzagaray
16 noviembre 2015

"El malovismo, no se olvide, es una mezcla de intereses fácticos, de grupo y personales, con un alto desgaste en el ejercicio de gobierno y serias acusaciones de corrupción"

MAZATLÁN._ El malovismo, esa conjugación de intereses que cruza el sistema de partidos, está en operación tejiendo acuerdos políticos. 

El Gobernador y sus más cercanos colaboradores han empezado, aún con titubeos, a colocar sus fichas en un esquema interpartidario parecido al de 2010, pero sin el arrojo de Mario López Valdez. 

Se trata en esta fase de posicionar una fuerza para presionar en la definición del candidato del PRI y, de ser posible, imponer o influir en su candidato. 

Han ganado la partida mediática, pues hasta ahora ningún partido tiene candidato firme, sólo aspirantes. De hecho los suyos también lo son, con un pie en el gobierno, y otro en los dos partidos grandes. 

Incluso tiene candidato en la lista de los futuros candidatos independientes a Gobernador. 

Sin embargo, como reza el refrán, "no por mucho madrugar amanece más temprano", ya que en política toda acción produce una reacción, o reacciones. Y el escenario se prevé competido sobre todo si hay un candidato o candidatos independientes fuertes. 

Entonces, cual sea la definición priista, depende el contenido de la papeleta electoral.


Gerardo Vargas 

Al malovismo le gustan los absolutos, puede aceptar a cualquiera menos a Jesús Vizcarra, y éste igualmente no aceptará a nadie que represente el malovismo.

Él, como otros priistas, quiere que desaparezca el malovismo después del proceso electoral 2015-2016. ¿Lo lograrán? Va a depender de la estrategia y su capacidad de adecuación de cada momento. El primer traspié fue el rechazo que recibió Gerardo Vargas Landeros en el Consejo Estatal del PRD, y la decisión de buscar alianzas por otro lado aunque de inmediato afirmó: nada fuera del PRI, olvidando que ha estado fuera desde que Malova se fue a buscar fuera la candidatura y se convirtió en su principal operador político. 

Y es que si al PRD lo medimos en eficacia o por los votos que obtuvo en la última elección federal, no pesa más que lo que desde ahí pueda aportar a la idea de una coalición fuerte. Más bien, su negativa tiene un carácter simbólico. 

El malovismo necesita un candidato fuerte y más partidos dispuestos a empujar para que su postulación resulte exitosa. Con este rechazo del PRD, empieza mal la andadura por la candidatura y es de esperar un mayor acercamiento con el PAN y el PAS. 

El problema con estos partidos es que tienen candidatos que quieren serlo. Martín Heredia y Héctor Melesio Cuén, especialmente este último, dice que espera estar despachando en el tercer piso en el 2017, o sea que quiere venderse caro. 

Y en el mejor de los casos para Vargas Landeros, Héctor Melesio pondría muy alto el listón para renunciar y aquel ser candidato de la posible coalición PAN-PAS -que dicho de paso el PAS tendrá que demostrar que es lo que dice ser, un partido en crecimiento-. Creo que en Sinaloa lo único que podría ir en crecimiento son las candidaturas independientes legítimas. Y eso lo debe saber el dirigente del PAS. 

Es decir, tendrá que demostrarlo, ya que no puede ofrecer lo que no tiene, como sucedió en 2010 cuando ofreció 120 mil votos a Jesús Vizcarra. 

En cuanto al todavía Diputado federal Martín Heredia, un malovista al que seguramente no se le ha acabado la molestia que representó el bloqueo a Martín Pérez, su candidato a la Diputación federal del Distrito 8, y que tres operadores políticos fueran privados de la libertad para impedirles hacer su trabajo el día de la jornada electoral, por lo que tratará de venderse caro, aunque no tiene más que una opción visible. Ser candidato de la coalición malovista-panista. 

No lo olvidemos, en política los rencores tienden a crecer en los procesos electorales. Y de eso sabe mucho el PAN mazatleco, donde los liderazgos prefieren que el partido pierda antes que el adversario interno gane. 

En fin, Vargas Landeros tiene mucho qué remontar para posicionar su trébol en la contienda priista, o si esto no prospera decidirse a encabezar una coalición electoral opositora, que dicho de paso pocos creerían en ella, luego del balance del gobierno malovista.


Martín Heredia 

Es quizá quien encarna más claramente la naturaleza del malovismo, pero se fue hasta la cocina. 

Es decir, renunció al priismo-labastidismo para investirse en el sentido más amplio como panista. Fue promotor de la coalición Cambiemos Sinaloa y luego se hizo militante del partido blanquiazul, tejió alianzas internas, es parte del grupo maderista y como es de esperar, aspira a ser el candidato panista a la Gubernatura del Estado. 

No hay muchos entre los barones panistas que le quieran entrar por los números que le anteceden, aunque se le maneja junto a Heriberto Félix Guerra y el Senador Francisco López Brito. 

Y es probable que López Brito esté viendo cómo evoluciona la nominación de Vargas Landeros para tomar decisiones, mientras Félix Guerra vaya para candidato independiente. 

Incluso, en un acto racional, Heredia podría ser el candidato del malovismo que sería una manera de resarcir el mutis que le hizo con su alfil a la Diputación federal y a la Alcaldía de Mazatlán. O de plano se le mande a competir por la Alcaldía porteña. Que a nuestro juicio, es para lo que da hoy su trayectoria.


Francisco Frías 

El flamante titular de la SEPyC, que ha manifestado públicamente su interés por ser candidato independiente a la Gubernatura del Estado, es el tercer malovista que busca estar en la papeleta electoral. Su perfil menos público en las pasarelas de la política partidaria y más visible en las burocráticas, hacen de él hoy un posible candidato que tiene mucho trabajo por hacer, sobre todo cuando las candidaturas independientes exigen visibilidad pública, antecedentes de compromisos ciudadanos, deslindes políticos y sobre todo una campaña de posicionamiento imaginativa y coherente con el ser del personaje.


El malovismo, si no le funcionan las candidaturas partidistas, perfectamente puede optar por las independientes. ¿Acaso su discurso durante estos años no ha sido el de que es un gobierno ciudadano? Claro. 

Incluso, en el supuesto de que en el PRI no prospere su candidatura, como todo parece indicarlo, en un escenario de tres bandas: ¿Quién puede asegurar que los grupos malovistas no podrían cerrar filas con Frías Castro? 

No es nada desproporcionado, pues Frías Castro militó 47 años en el tricolor y si nos vamos por los comentarios priistas sobre su trayectoria, estos generalmente son muy positivos. De reconocimiento, capacidad y lealtad como funcionario público. 

Incluso, echando a volar la imaginación en un escenario con tres candidatos malovistas, cerrar filas con el mejor posicionado. Exagerado. No necesariamente. En política, y sobre todo en estos tiempos, las alianzas son un verdadero desafío a la imaginación política. 

En definitiva, el malovismo está en marcha con un discurso ambivalente, coherente con el momento de definiciones y cruza todos los ángulos posibles, no se ha roto con nadie y lo del PRD no les preocupa y hasta su ausencia podría ser argumento para hacer amarres con grupos afines. 

El malovismo, no se olvide, es una mezcla de intereses fácticos, de grupo y personales, con un alto desgaste en el ejercicio de gobierno y serias acusaciones de corrupción, es precisamente por ello que ante la inminente pérdida del poder, se mantienen unidos. 

Aunque, podría ser, que no por mucho tiempo.