Le cambia la vida

José Abraham Sanz
08 noviembre 2015

"Blanca tiene 16 años y su hija 6 meses. Es la segunda vez que se embaraza, pero en la primera perdió al bebé"

CULIACÁN.- Blanca luce impaciente. Sonríe a medias.
Voltea de un lado a otro y de vez en cuando usa su pequeña pierna derecha para improvisar un sube y baja, pues la pequeña Kimberly ha amenazado con llorar de nuevo.
Ella tiene 16 años. Sí, la mamá. La bebé tiene 6 meses.
"Pues sí... han cambiado muchas cosas", dice casi para sí. Y su tono parece reclamo.
Nació y creció al sur de la ciudad. Lo afirma y su mamá, la abuela de Kimberly, tiene los papeles para recoger la ayuda del DIF entre filas, bajo la carpa, abrazados todos por el calor. Ella es del grupo de 380 mamás menores de edad que son apoyadas con un kit maternal, que incluye entre otras cosas lo básico, pañales, leche, toallita húmedas.
"Estaba en segundo de secundaria. La primera vez... es que perdí ya un bebé", recordó. La sonrisa se le ha borrado y el gesto serio apareció. El de mamá, de adulta, de lamento.
De mañana, no sabe la hora, pero cuando "la plebe enfadosa" se levanta, ella también tiene que hacerlo. Darle de comer y cambiarla o lo que se requiera.
"Con la plebe se me va todo el tiempo. Ya no puedo estudiar, a ver después", afirmó. No es la única de su edad con bebé.
A hacer desayuno, para ella y su pareja, un joven a quien conoció cuando tenía 11 años y con quien vive desde los 14.
"No nos casamos. Nos juntamos nada más", aclaró.
Kimberly ha comenzado a llorar y se la tiene que dar a su hermana. La tía apenas debe tener 12 años. Su hermano, el otro pequeñito, apenas 3.
"Yo no trabajo. Él nada más trabaja. Vivimos juntos, todo está bien", aclaró.
Blanca ha mostrado otra vez esa sonrisa de niña. De niña mamá.
 
¿Te dio miedo cuando ibas a dar a luz?
Sí. Nombre, yo soy bien miedosa. Por eso quise que naciera por cesárea. Tuve que estar como 6 días sin moverme.
 
La bebé es linda. Cuando se escucha el cumplido, hasta Kimberly sonríe. Lo mismo que la abuela y los tíos.
¿Valió la pena el miedo?, se le cuestionó. "Pues... ¿qué de otra?, tengo que aguantarme...", dijo. "Ni modo que la regale".
La bebé blanca no se saca la mano izquierda de la boca. Babea. Le vienen dientes nuevos y luce muy despierta. La tiara blanca, adornada con una flor, le ha comenzado a molestar y empieza a mover la cabeza sin cabello.
 
Y, ¿no quieres otro bebé?
No, ¿para qué quiero otro?... además ahorita está muy difícil. Si no me casé con un narco, pa' tener más plebes.