'Los médicos también sufren'
"La anestesióloga Rosa María García Tinoco, señala que la profesión es la de mayores sacrificios"
CULIACÁN._ Además de sacrificar vida familiar y social, los médicos sufren en silencio la muerte de un paciente.
La anestesióloga Rosa María García Tinoco ha experimentado el sentimiento de pérdida y la frustración que ocasiona el no poder salvar una vida.
"Un médico sufre tanto ante el deceso de un paciente, que ni la sociedad ni el familiar se lo imagina en la depresión que entra esa persona", expresa.
"(Piensan) que somos inhumanos, lo que pasa es que nosotros al momento de hacer nuestra especialidad, tenemos que mostrar seguridad y fortaleza ante el paciente, pero realmente el médico, gran parte de su cuerpo se va destruyendo lentamente ante el deceso de alguien, y eso muchas veces la sociedad no lo mira así, cree que uno es el malo, que uno hace las cosas por hacerlas, pero no".
La profesión
De fisonomía y rostro delgados, cabellera larga y ojos expresivos, la especialista viste la tradicional bata blanca de la profesión, la cual ha utilizado durante 15 años en el Hospital General Regional número uno del IMSS, donde aprendió y confirmó su vocación.
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Ahí es la responsable de suministrar anestesia a los pacientes que serán sometidos a cirugía.
"A mí la anestesiología me gustó desde que hice mi internado... se me hacía algo tan interesante porque es una de las especialidades donde uno tiene que tener conocimiento de todas las especialidades, de pediatría, cardiología, de endocrino, traumatología, cirugía.. y eso fue lo que me gustó", menciona.
"Es algo muy meticuloso y de alto riesgo, aquí más que nada la vida de los pacientes está en manos de los anestesiólogos cuando se va a someter a un procedimiento quirúrgico... y somos los primeros que iniciamos con el paciente y somos los últimos que salimos con ellos".
Actualmente también imparte la materia de Farmacología en la Facultad de Medicina.
Los orígenes
Originaria de Sinaloa de Leyva, los papás de Rosa María, quienes cultivaban la tierra, le inculcaron que para ser una persona de bien, el único camino era estudiar.
Para cursar la preparatoria se trasladó a Guasave, y más tarde en Culiacán ingresó a la Facultad de Medicina de la UAS.
"Mi papá decía que la única manera que una persona puede ser buena persona es estudiando lo que a ti te guste, y era muy dignificante que tu empezaras por tus propios méritos", rememora.
"En mi época había muy poquitos médicos (en Sinaloa de Leyva)... y cuando estudié mi carrera (mi idea) era regresarme para ejercerla allá... , pero ya hice la especialidad, y me casé, y no me pude regresar porque allá no había donde ejercer mi especialidad".
Siete años le llevó concluir Medicina y tres más la especialidad.
"La carrera de medicina requiere de todo tu tiempo, porque son muchas materias las que lleva un estudiante, aparte de que llevas teoría en la universidad y tienes que venir al hospital a las prácticas, y entonces realmente el estudiante de medicina está todo el día fuera de su casa", indica.
"Es una carrera donde debes estar seguro que si te gusta mucho, porque el gusto por la carrera es lo que te hace salir adelante, que quieras ayudar a las personas".
Los sacrificios
Para Rosa María, los sacrificios no concluyeron al graduarse. Su hijo de 18 años, tenía cuatro meses de nacido cuando inició la especialidad y su hija de 14, ha crecido ante constantes ausencias de su madre.
"Tu vida social y familiar, aunque no lo creas, pasa a segundo término cuando estás en esta carrera, de que estás en un cumpleaños y te hablan, te tienes que venir", comenta.
"La gran mayoría de los médicos no disfrutamos la Navidad con la familia, porque el Instituto cubre los 365 días del año... aquí no hay que es Año Nuevo, Día de las Madres, que Día del Trabajo".
Su labor dice, la obliga a ausentarse de casa también un gran número de noches.
"Mi hija que está en el colegio, le comentaba, 'si ves que no llegó por ti no te desesperes, porque yo no puedo dejar al paciente e irte a recoger, él es primero y luego voy por ti, porque yo se que tú estás bien'...", añade.
"Porque sí tienes una hora de entrada y de salida, pero tú no puedes decir, 'ay ya son las 2:00 ya me voy', tu tienes un paciente en cirugía, y si tu horario era a las 2:00, no puedes salir y dejarlo, tienes que terminar y sacar la cirugía adelante, y son cosas que tu familia tendrá que comprender... la Medicina así lo exige".
La anestesiología su pasión
Pese a los sacrificios y las malas experiencias que la han hecho pensar alguna vez en "tirar la toalla", Rosa María, quien recibirá el galardón a la Atención de Calidad de los Médicos Estomatólogos y Cirujanos Maxilo-Faciales de Base y Confianza del IMSS, dice que la Anestesiología es su pasión.
"A veces te toca ver el sufrimiento de los familiares, sobre todo cuando es un niño y a uno también le duele, saber que médicamente nosotros ya hicimos todo, y ahí es cuando dices 'Dios mío'... a lo mejor el familiar no lo percibe, pero el médico si sufre mucho", añade.
"Al médico lo miran como si fueran inhumanos pero déjenme decir que no, no es así, claro que si lloramos al ver cosas que dices tu, 'bueno médicamente, humanamente ya se hizo', pero hay cosas que ya no están a tu alcance.. pero si volviera a (elegir), volvería a ser anestesióloga, a mi me gusta muchísimo la especialidad y lo que hago me fascina".
"Un médico sufre tanto ante el deceso de un paciente, que ni la sociedad ni el familiar se lo imagina en la depresión que entra esa persona".
Rosa María García Tinoco
Anestesióloga