Movimientos estudiantiles en UAS: La lucha estudiantil
07 noviembre 2015
"Bajo el autoritarismo y la represión, entre 1968 y 1976, la comunidad universitaria de la UAS sufrió la peor época de desestabilización, agitación, radicalismo y violencia; a más de 4 décadas, la "mancha" histórica no ha podido ser borrada"
José Manuel Salas/Primera de cinco partes
La mala noticia llegó rápido a Culiacán. Ese 2 de octubre de 1968 corrió como reguero de pólvora entre los universitarios la mala nueva que se transmitía por la radio: "soldados habían asesinado a un número no cuantificado de estudiantes, muchos más habían resultado heridos, y otro tantos desaparecidos". Era la matanza de Tlatelolco.Esa tarde, en la capital del país se habían concentraron cientos de estudiantes de diferentes universidades del Distrito Federal en la Plaza de las Tres Culturas, para protestar por la represión del Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz hacia los jóvenes que exigían mayor libertad de pensamiento, cese al hostigamiento, la liberación de universitarios presos y el castigo a los cuerpos de policía responsables de las muertes de integrantes de los movimientos estudiantiles.
El ataque militar que pretendía disolver la manifestación masiva hizo correr sangre sinaloense.
Carlos Antonio Beltrán Beltrán, pasante de Ingeniería Química del Instituto Politécnico Nacional, fue el primer estudiante originario de Sinaloa que murió en la masacre, según los reportes de la extinta Dirección Federal de Seguridad, cuyos expedientes de la llamada Guerra Sucia se encuentran en el Archivo General de la Nación en la capital del país.
En Sinaloa, donde cientos de estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa habían decidido apoyar la lucha que también tuvo repercusiones en la entidad, recibieron con desagrado la funesta noticia.
El poder de organización, convocatoria y solidaridad de grupos sociales y estudiantiles, distinguía en los años 60 a los universitarios que planeaban hacer un homenaje a Carlos Antonio Beltrán Beltrán, pretendían velarlo en la UAS y luego pasear su cadáver por las calles de Culiacán.
El Oficial mayor de Gobierno del Estado encargado del despacho de la Secretaría General y del despacho del Gobernador visitaron a los padres del estudiante fallecido en los disturbios del 2 de octubre de ese 1968 y aconsejaron a los familiares no aceptar que el cadáver se exhibiera por los alumnos y evitar más agitaciones.
El 4 de octubre, en el avión DC-47 de Petróleos Mexicanos llegó el cadáver a Culiacán; al día siguiente fue llevado el féretro al templo de El Santuario, a una cuadra del edificio central de la UAS, a donde acudieron alrededor de 20 estudiantes encabezados por el líder de los estudiantes Jesús Michel Jacobo "El Hitler", otrora fundador de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos y que fue asesinado el 16 de diciembre de 1987 en Culiacán.
Él y otro estudiante trataron de cargar el ataúd pero los familiares se lo impidieron, señalan los informes de la DFS en el expediente 100-23-1-70, H61, L12, de la galería 1 del AGN.
Luego de la misa, el cuerpo fue llevado nuevamente a su domicilio, cerca de la parroquia, y a las 11:00 horas trasladado a Higueras de Abuya donde fue sepultado al mediodía, ya que era originario de esa comunidad. En vida, el estudiante había manifestado su intención de que ahí lo sepultaran si moría.
Herencia de los años 60
La década de los años 60 ha sido considerada la época en que la UAS se vio inmersa en un accidentado proceso democratizador impulsado por los propios grupos estudiantiles que, bajo el influjo de diversas transformaciones sociales, agitación política y búsqueda de espacios de libertad que se respiraban en todo el país, lograron heredar lo que hoy, a casi 5 décadas, disfrutan miles de estudiantes universitarios.
Poco conocen las nuevas generaciones de las batallas estudiantiles que en ese periodo se tuvieron que librar frente al autoritarismo, la cerrazón, la imposición, la represión y hostigamiento gubernamental hacia los jóvenes, que en su revolución ideológica llegaron a perder la libertad y hasta la vida en esa época crucial para la UAS.
La Federación de Estudiantes de Sinaloa fue el organismo estudiantil que aglutinaba la fuerza, el poder y la decisión de los estudiantes ante las autoridades universitarias, por ello, su dirección era la más codiciada por los grupos estudiantiles.
Los años 60 fueron para la población universitaria el inicio de una intensa participación de los estudiantes en apoyo a los movimientos populares y sociales, enarbolando la bandera de defender a la UAS como un espacio en que tuvieran libre juego las ideas, el pensamiento, la técnica y el conocimiento científico, que fuera un instrumento de impulsar la educación y el desarrollo de carácter social, abrir las puertas a hijos de obreros y campesinos para que pudieran estudiar preparatoria y carreras universitarias.
En esa época, el país vivía con intensidad posiciones políticas de izquierda con la presencia del Partido Comunista de México, que en la UAS encontró tierra fértil para cosechar adeptos y simpatizantes que luego se convirtieron en líderes de los diferentes grupos estudiantiles que se perfilaban bajo distintas ideologías.
Así, la UAS vio nacer y crecer grupos organizados de universitarios como el "Rafael Buelna", que fue dirigido por el extinto Fausto Burgueño Lomelí; la organización "Francisco I. Madero", y el "José María Morelos", que como mote fue denominado "Los Chemones" y cuyos integrantes eran jóvenes independientes que buscaban el progreso de la institución.
Otro bloque fue el integrado por la entonces Juventud Comunista, vinculada al PCM, grupo que fue conocido como "Los Pescados", que era formado por una asociación de estudiantes, maestros y funcionarios de la UAS.
En ese tiempo, la universidad fue también invadida por una ola de literatura revolucionaria, llegándose a inculcar en las escuelas de ciencias sociales, particularmente en la facultad de Economía, materias tabú como Marxismo, El Capital, Socialismo y Leninismo.
Igualmente cobraron fuerza ideologías derivadas de las transformaciones de otras naciones, las guerras, las invasiones militares, el muro de Berlín, la leyenda del "Che" Guevara, la guerra de Vietnam, la demanda de paz en el mundo, la Revolución cubana, el troskismo y hasta la revolución cultural de Mao Tse Tung con el maoísmo.
Parteaguas
Lejos de la actual sumisión e indiferencia estudiantil, en 1966 los universitarios se rebelaban para exigir se cumpliera la autonomía universitaria, aprobada un año antes y se eliminara la figura de la Junta de Gobierno que designaba al Rector por orden del Gobernador.
Así, la voz de los estudiantes se pronunció para rechazar la imposición del Rector Julio Ibarra Urrea, y se declararon en huelga.
Luego de tomar las instalaciones del Edificio Central y defender con palos y piedras un intento de desalojo, la fuerza universitaria hizo que el Rector renunciara el 2 de octubre de 1966.
Un nuevo Rector, en la persona de Rodolfo Monjaraz Buelna, trajo esperanzas a los estudiantes de lograr la real Reforma Universitaria, pero durante su periodo de administración, hasta 1970, no se logra cristalizar.
Al concluir el rectorado de Monjaraz Buelna, la crisis e inestabilidad universitaria vuelve a reinar con la imposición de un nuevo Rector: Gonzalo Armienta Calderón.
Rebeldía reprimida
Tres veces encarcelado durante disturbios y manifestaciones, Jaime Palacios Barreda, quien fuera activista de los movimientos estudiantiles de esa década, explica que a principios de los 60, los estudiantes empezaron a tener inquietudes y encontraron enormes resistencias, con una estructura en la UAS muy vertical donde la autoridad era una personalidad casi sacrosanta.
"No se le podía criticar ni hacer observaciones, era una autoridad a la que sólo se le obedecía y se le respetaba, y esto mismo se reproducía en la relación de los estudiantes, era un sacrilegio que un estudiante criticara a un profesor y mucho menos al director de una escuela".
Palacios Barreda señala que durante mucho tiempo hubo una pasividad y autoritarismo dentro de la UAS, incubándose inquietudes de los estudiantes que empiezan a plantear la Reforma Universitaria y la Reforma a la Ley Orgánica.
Pese a que en diciembre de 1965 el Gobierno estatal de Leopoldo Sánchez Celis decretó la autonomía de la UAS, ésta fue limitada y se preservaron todas las estructuras de gobierno de antaño y la autonomía apareció sólo como un concepto jurídico y no como un ejercicio real.
La exigencia estudiantil planteaba cambios en los contenidos de los planes y programas de estudio, que las autoridades de la UAS fueran designadas por la propia comunidad universitaria, que el Rector no fuera más un puesto político que se determinaba por la amistad con el Gobernante en turno.
Dominados por la cerrazón
El ex Rector de la UAS, Audómar Ahumada Quintero, quien en su época de estudiante fue activista identificado con el Partido Comunista de México, incluso con grupos radicales, dice que hacia finales de los años 60 imperaba la cerrazón política, la falta de espacios, el régimen de un solo partido, y donde las únicas decisiones que se tomaban eran las del Presidente que gobernaba un país con nula vida democrática.
"Los jóvenes y diferentes sectores tenían inconformidades, insatisfacciones y por eso mismo el movimiento prendió y se convirtió en un movimiento nacional. Había en el terreno universitario reclamos de reformas, de más espacios para la juventud y un futuro más cierto; este movimiento creció y tomó fuerza porque había una sociedad agraviada e insatisfecha, con reclamos de espacios, de oportunidades, de futuro", narra quien fuera expulsado tres veces de la UAS, la última en forma definitiva.
Bajo el 'torbellino'
de la lucha popular
Aún siendo menor de edad, a sus 16 años, el ex diputado del PRD, Feliciano Castro Meléndrez, tres veces fue encarcelado por su inclusión en los movimientos estudiantiles de los años 60 y 70.
"Me jala el torbellino que representa el movimiento estudiantil, evidentemente en forma voluntaria; era mínima la conciencia del significado del movimiento, pero no se nos obligaba, participábamos y compartíamos", admite el ex activista radical que intervenía en las movilizaciones desde la casa del estudiante Rafael Buelna, otrora el "corazón" del movimiento estudiantil.
Liberato Terán Olguín, ex líder estudiantil y el último de los dirigentes de la Federación de Estudiantes de Sinaloa, señala que en ese tiempo en la entidad brotaron movimientos populares a los que los estudiantes universitarios se unieron.
Los universitarios se vincularon y encabezaron en todo el estado estallidos de sectores sociales provenientes del sector rural, admitiendo un compromiso muy fuerte con los movimientos populares y el sector campesino.
Mañana:
Imposición y muerte