Rumores y razones de Estado

Ernesto Hernández Norzagaray
09 noviembre 2015

"El rumor brota en todas las sociedades por la desconfianza crónica en las versiones oficiales y la escasa calidad de la información al alcance de los ciudadanos"

A Faustino López Osuna, por el reconocimiento del Himno que lo inmortaliza



En un país donde los crímenes políticos han ocurrido desde el origen mismo del Estado posrevolucionario, es normal que sus explicaciones se encuentren en las coordenadas del rumor y el silencio institucional o en la deformación de los hechos. El rumor brota en todas las sociedades por la desconfianza crónica en las versiones oficiales, la escasa calidad de la información al alcance de los ciudadanos, o el silencio gubernamental, transfigurado en clave de olvido en la todopoderosa lógica del poder. Ambos son los rostros oscuros que ha tenido muchas veces la política mexicana.

Hoy, cuando los mexicanos no tenemos explicaciones claras y confiables del accidente aéreo que costó la vida de Ramón Martín Huerta, Secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Vicente Fox, y Juan Camilo Mouriño, Secretario de Gobernación en la administración de Felipe Calderón, nuevamente del aire nos llegan noticias funestas con la muerte del Francisco Blake Mora, Secretario de Gobernación, y siete de sus colaboradores, entre ellos el hijo de Esteban Zamora, antiguo militante del PAN en Sinaloa (al que le envío mi más sentido pésame).

¿Por qué sólo les sucede a los responsable de la política y seguridad pública cuando hay secretarios y gobernadores que vuelan muchas más horas?, se pregunta Jorge Zepeda Peterson en una reciente colaboración en este diario. Aunque el prestigiado periodista sugiere pistas, no tiene la respuesta definitiva. Deja la interrogante flotando en el ambiente de la duda y dirige el análisis hacia aspectos más casuísticos. La pregunta sin embargo no es sustentable, pues igual hubo este tipo de muertes en tierra. Y todas llevan al crucero donde confluye el rumor y la razón de Estado. Veamos cinco de esos casos que se han transformado en mitos de la política mexicana.

Ángel Flores

El político y militar sinaloense Ángel Flores, quien gobernó al estado, cometió el pecado de buscar la Presidencia sin el apoyo del caudillo Álvaro Obregón y en contra de la candidatura de Plutarco Elías Calles, por lo cual fracasó en su intento y luego se retiró a la vida privada. Sin embargo, en marzo de 1926 repentinamente muere tras de una "agonía escalofriante", como lo narra el escritor Alejandro Hernández Tyler en su biografía sobre este personaje legendario de la revolución del noroeste.

Hernández Tyler documenta además que después del deceso se le realiza la autopsia de rigor, encontrando que sus vísceras estaban afectadas por arsénico y el mismo aparato digestivo se encontraba en estado de destrucción.

Se toman muestras y son enviadas a la capital de la República para un nuevo análisis químico y patológico. Sin embargo, no llegan a su destino y nunca se logra tener la prueba definitiva.

No obstante, en Culiacán ya se habían llevado a cabo los estudios en los laboratorios del Colegio Civil Rosales.

La versión oficial fue que el ex Gobernador murió de otra cosa menos de envenenamiento. Y mucho menos que haya sido un asesinato político.

Carlos Madrazo

Becerra

El destacado político tabasqueño y ex presidente nacional del PRI, Carlos Madrazo, buscó desde este cargo democratizar las elecciones internas de su partido, provocando irritación del Presidente Gustavo Díaz Ordaz. Murió Madrazo el 4 de junio de 1969 al estrellarse la aeronave en que viajaba en el cerro Tres Picos de la Serranía de El Fraile, muy cerca de Monterrey. Las causas precisas del suceso nunca se aclararon y el caso se lo tragó el tiempo. Su hijo Roberto alguna vez afirmó que su padre había muerto "por sus ideales", dejando entrever el perfil oscuro de su muerte. El expediente judicial, según el periodista Jacinto Rodríguez, describe contradicciones graves sobre los errores humanos y técnicos. Una investigación que terminó convertida en un laberinto de especulaciones y omisiones: una caja negra que nunca apareció, las grabadoras de la torre de control nunca funcionaron, la salida de un vuelo que nunca debió autorizarse, reportes técnicos sin firma ni investigados a fondo. Un cúmulo de desaciertos que a nadie le preocupó indagar.

Manuel Clouthier

El popular Maquío salió de Culiacán la mañana de 1 de octubre de 1989 acompañado del diputado Javier Calvo con rumbo al puerto de Mazatlán, donde asistiría a un mitin del PAN en apoyo de Humberto Rice, aspirante a la Presidencia Municipal de Mazatlán. A la altura del kilómetro 158, un tráiler chocó contra el vehículo en que viajaban y ambos muerieron al instante. El Maquío había participado como candidato presidencial un año antes en las elecciones que para muchos robó Carlos Salinas, por las serias dudas que rodean al triunfo de éste. Maquío denunció la calidad de esa elección cuando explicó: "la razón por la que se cayó el sistema de cómputo fue que los representantes de los partidos de Oposición en dicho sistema descubrieron un banco de datos ya con resultados, apenas dos horas después de concluida oficialmente la jornada electoral". De ahí pasó a la resistencia civil, iniciando una huelga de hambre en el Ángel de la Independencia, lo que coadyuva a los acuerdos entre el PRI y el PAN para aprobar reformas electorales que mejorarían sensiblemente la organización de las elecciones. Su muerte repentina fue para muchos el costo de sus acciones en contra del régimen salinista y la posibilidad de convertirse en dirigente nacional del PAN. Una muerte que él veía como uno de los riesgos en su lucha por la democracia.

Ramón Martín Huerta

Ramón Martín Huerta, Secretario de Seguridad Pública del entonces presidente Vicente Fox, falleció el 21 de septiembre 2005 en un accidente aéreo, junto con ocho funcionarios, incluido el comisionado de la Policía Federal Preventiva (PFP), General Tomás Valencia Ángeles. El helicóptero donde viajaba el funcionario y nueve personas se estrelló contra un cerro en el poblado San Miguel Mimiapan, municipio de Xonacatlán, Estado de México. Según la información oficial, el helicóptero no pudo ascender más allá de 3 mil 500 metros de altitud y acabó estrellándose. Vicente Fox, al ver que el caso estaba provocando rumores y estaba por convertirse en un escándalo mediático, clasificó la información como reservada y será hasta el 2017 cuando se conozcan las causas del percance. ¿Qué pasó realmente?

Juan Camilo Mouriño

El Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, uno de los cola-boradores más cercanos al Presidente Felipe Calderón, falleció el 4 de noviembre de 2008 cuando el Learjet 45 matrícula XC-VMC se estre-lló en el Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, dejando una escena en llamas. Junto a él murieron otros siete funcionarios, incluido el influyente Santiago Vasconcelos, asesor de la Presidencia de la República en temas de seguridad nacional. Luis Téllez Kuenzler, Secretario de Comunicaciones y Transportes en esa época, señaló que "las partes del avión, como las turbinas y el fuselaje, están completas; todo indica que se trató de un accidente". Una versión muy similar a la que recientemente ha dado Dionisio Pérez Jácome, actual Secretario del ramo, quien ha declarado que la estructura del helicóptero en que viajaba Francisco Blake Mora no presentaba señales de hubiera motivo de un ataque contra la nave.

Reflexión final

Recientemente la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), entidad dependiente de la Organización de Naciones Unidas, refiriendo a las posibles causas de la caída del helicóptero donde viajaba Francisco Blake Mora afirmaba que la explotación laboral de los pilotos free lance, a quienes les fraccionan las jornadas de trabajo, no les permiten descansar el tiempo suficiente y son contratados por dependencias gubernamentales y empresas privadas, es una de las causas principales de este tipo de desastre. Eso podría animar un tipo de análisis más técnico laboral, sin embargo, por el ambiente de desconfianza y hasta premoniciones como la del tuitero Morfo, que escribió horas antes de la tragedia que el 11/11 caería del cielo un Secretario y llamaba a evitar la Avenida Reforma de la Ciudad de México. No cayó la nave ahí, sino muy lejos de ahí. No obstante, este tuiter fue insumo para todo tipo de especulaciones, rumores y conjeturas.

Al margen del resultado que arrojen las investigaciones que se están llevando a cabo en colaboración con peritos estadounidenses y franceses, y no sabemos cuánto pueden durar, lo cierto es que las expresiones de Pérez Jácome suponen un accidente y esto en alguna medida marca una ruta explicativa que define los límites del derecho a la información y las razones de Estado.

Me explico. Ese tipo de declaraciones, más allá de las formalidades constituye tanto la versión oficial como el tic tac de las razones de Estado. El Gobierno impone su versión del suceso, buscando que no tenga otros efectos, especialmente en el ámbito de la economía, hay que garantizar la estabilidad, y esa es la razón de Estado. A los fallecidos se le dedican los discursos edificantes, los honores y en algunos casos hasta las lágrimas presidenciales, pero al día siguiente la vida institucional tiene que seguir.

Cómo lo decía un clásico: la historia algunas veces se repite como drama y otras veces como tragedia.