SE BUSCA UN REY MAGO / Piden un carro para Jorgito
"Su pequeño rostro sucio de tierra, que minutos antes estuvo a punto de probar después de jugar a los pasteles con su mamá, dice más que mil palabras"
Yesenia Zermeño
MAZATLÁN._ Su pequeño rostro sucio de tierra, que minutos antes estuvo a punto de probar después de jugar a los pasteles con su mamá, dice más que mil palabras.
Jorge Cháirez Ramírez nació hace dos años en el seno de una familia en pobreza extrema; la madre del menor padece desequilibrio emocional, así que don Luis Cháirez, el abuelo, se hace cargo de ambos.
"Aquí andamos haciendo el desayuno, no hay mucho, no hay gas, en esta hornilla (con madera) lo preparo; (el niño) anda jugando con la tierra, y ese carrito que me encontré trabajando", comenta don Luis.
El abuelo es de oficio pepenador, de esta forma llegan los juguetes a casa; hay muñecos sin extremidades, carros sin llantas y pelotas casi sin aire, pero Jorgito los disfruta igual, como si fueran nuevos.
La casa donde viven la rentan, ésta carece de baño, tiene una fosa, no hay salida para el olor, por ello la cocina, una hornilla hecha con ladrillos y madera, está a la intemperie.
El cuarto donde duermen sólo tiene una cama para Mayela, la madre, y el pequeño Jorge; en el suelo frío duermen don Luis y su otro nieto, Christian Giovani.
"Esta casa está mejor, antes vivíamos en un jacal mal hecho, nos mojábamos, aquí estamos mejor, aunque no lo parezca", expresa don Luis mientras el niño se distrae con lo que queda de un carro.
Cuando bien le va en la pepena, logra reunir plástico y papel para vender, y con eso le da una mejor comida a su nieto: sopa, tortillas y si alcanza, carne.
Se acerca la Navidad, y el Día de Reyes Magos, en la casa de los Cháirez no habrá una cena familiar, será un día como cualquiera, no hay dinero.
Y aunque aún no pide nada en especial, don Luis comenta que su ilusión es ver jugar al pequeño Jorgito con un carro nuevo, y así poder pasearlo por toda la colonia.
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