Un ´artista´ entre caballos

06 noviembre 2015

"Manuel Tirado Aguirre comprende la nobleza de los caballos, él sabe hacerlos marchar y bailar; desde 1957 los mismos jamelgos lo aceptaron como si fuera uno más de la manada"

Samuel Parra

Pocas veces en el año los caballos abandonan sus establos para salir a marchar y bailar sobre las calles de Mazatlán.
En las fiestas carnestolendas y patrias se presentan los jinetes con sus jamelgos que se lucen dando el "Paso Español" cuando el equino extiende sus patas hacia el frente.
Y la respuesta inmediata son los aplausos del público porque se sorprende y hasta se asusta nomás de mirar a los corceles en su andar elegante.
Detrás del espectáculo están los adiestradores de caballos, son artistas que pasan la mayor parte de su tiempo enseñando a los equinos distintas formas de moverse.
Así existen personajes como Manuel Tirado Aguirre, un vaquero disfrazado de coreógrafo que nació en el rancho Las Moras en 1939 y transcurrió su infancia entre las caballerizas olorosas a alfalfa y estiércol.
A los 18 años confirmó su pasión por los caballos cuando por primera vez amansó a un espécimen hostil y se percató que el animal daba pasos no muy comunes cuando Tirado Aguirre, sin pensarlo, lo palpaba con sus manos en el cuello.
Entre sus familiares ninguno practicó la marcha con caballos, uno de sus tíos y su padre lo aconsejaron con lo básico para montar más nunca para convertirse en un vaquero que entretuviera a extraños.
Y las décadas continuaron su curso desde la primera mitad del Siglo 20 hasta el 2008, hoy Manuel posee la experiencia de haber entrenado caballos pura sangre de raza árabe, española, inglesa, azteca que se cotizan en cientos de miles de pesos.
"Sí los quiero a los caballos, pues toda la vida la he pasado con ellos, pues sí me gustan porque desde chico me crié con ellos", confiesa.
Casi siempre las visitas que llegan a la casa de Manuel entran por la puerta principal, pero esta vez los huéspedes pasaron directo hacia el patio y se toparon frente a frente con "El Palomino".

Por el tiempo que falta
De un blanco casi perlado es la piel de "El Palomino", sus ojos negros como trozos de carbón miran a los recién llegados al rancho Las Moras.
La crin blanquecina del caballo, caía sobre su alargado rostro; de su hocico escurría espumosa saliva porque Tirado Aguirre tiraba la cuerda del freno y el animal mordía el fierro que llevaba entre los dientes.
Nunca hay un espacio temporal para adiestrar a un caballo, menciona Manuel, porque todos los equinos pueden bailar pero no al ritmo que les ordena su domador.
"Debes andar unos días en él (caballo) sin buscarle nada, adelante y cuando está manso se le busca baile", explica.
Este vaquero es de pocas palabras, mejor monta a "El Palomino" y se aleja andando a paso moderado, retirándose más de 100 metros del establo.
Pasan 10 minutos hasta que el vaquero vuelve pero su caballo levanta las patas como si el suelo quemara sus pezuñas.
Este paso es el "Passage", la cadencia de movimiento se extrema en este aire, el tiempo de suspensión aumenta y el caballo parece flotar.
Si el ejercicio se mantiene sin que el animal avance, aparece el "Piaffer", produciendo un efecto irreal.
Tirado Aguirre sostiene una vara con su mano derecha, con la izquierda llevaba el control de la rienda y sus dos pies iban colocados en los estribos.
Por la complexión física de "El Palomino" algunos de los trucos se limitan, su origen es por la cruza de un espécimen español y árabe, por lo que la marcha es su fuerte.
"Ahorita se está usando mucho el caballo, es un lujo porque te luces en un caballo, el caballo te está costando pero no le sacas provecho nomás es el gusto tuyo", dice.
"El Palomino" echa mucho aire por su hocico y fosas nasales, el vaquero nota este cambio porque primero el equino aparece dócil y después de varios trucos comienza a tirar patadas sobre la tierra.
"A estos caballos les haces bailar pero el controlado es difícil, muchos lo hacen bailar pero a lo loco sin nada de gracia", menciona Tirado Aguirre.
Adiestrar a un caballo para que baile puede tomar más de un año, también depende del carácter del jamelgo porque en seis semanas Manuel puede asegurar si el animal es apto para esta actividad o no.
Otra vez el vaquero se aleja de los visitantes con su caballo andando rumbo a las caballerizas, corre una fuerte brisa en el rancho Las Moras cuando Manuel regresó montado sobre el lomo de "El cariño".

Herencia en la sangre
A sus 69 años, Manuel Tirado Aguirre sigue montándose en los lomos de los caballos, él emana una energía vigorosa porque todavía puede manejar al más recio corcel.
El vaquero desconoce cuándo dejará de adiestrar equinos pero con su hijo Jesús Martín Tirado Osuna descansa esta tradición ecuestre.
"Desde muy chico anduvo conmigo en caballos mancitos todo el tiempo, él estudió ingeniería agrónoma y en los ratos que tiene libre entrena a sus dos caballos", explica el criador.
Actualmente Jesús Martín vive en Navojoa, mientras que su hermano vive junto a su padre, ayudándolo en las labores del rancho, criando ganado vacuno, porcino y avícola.
La raza de "El Cariño" es una cruza de Torobré con inglés, siendo un espécimen más grande que "El Palomino", con una notable musculatura y a la vez un cuerpo ágil.
"La reverencia" es uno de los trucos que puede hacer este corcel cuando su entrenador se desmonta y con la punta de sus botas toca las patas delanteras y el caballo reacciona estirándolas hacia adelante.
"A mi papá sí le gustaba (traer al caballo) pero en esa época nomás andaba arriba de ellos, los montaba y les daba rienda. Con mis hijos pues les enseñé lo que aprendí y ojalá le sigan como yo", comenta el vaquero.
"El Palomino" y "El Cariño" están a la mitad de su entrenamiento, Manuel los encerró otra vez en las caballerizas porque su clase de hoy terminó.
Las visitas del adiestrador mazatleco también se despidieron, no sin antes preguntarle en cuántos carnavales ha participado con su caballo.
Nada más en tres ocasiones, responde el vaquero, pero este año se ausentó porque una gripa lo hizo reposar en su rancho Las Moras.
A Manuel Tirado Aguirre los corceles aceptan a este "artista" como uno más de la manada.

RITMOS
Los caballos bailarines o marchistas se mueven por las órdenes del jinete que los monta, otros siguen el ritmo que escuchan ya sea música de banda, mariachi o pieza militar.

Passage El impulso de los pasos se contiene en el trote, la cadencia se extrema en este aire, el tiempo de suspensión aumenta y el caballo parece flotar.
Piaffer Si el ejercicio tipo "Passage" se mantiene sin que el animal avance, aparece el "Piaffer", produciendo un efecto irreal.
Paso Español Consiste en ir extendido con elegancia las patas delanteras del caballo, como marchan los cadetes en las ceremonias.
Riendas largas El caballo se deja conducir por su jinete a pie, ejecutando varios de los ejercicios de la Alta Escuela.

ALTA ESCUELA
Levade El caballo se eleva haciendo un ángulo de unos 30 grados sobre sus patas traseras y permanece así unos segundos.
Cabriole El caballo se eleva en el aire horizontalmente y tira una potente coz o patada.
Croupade El caballo se apoya sobre los cuartos delanteros y tira una coz al aire.
Courbette El caballo salta verticalmente con las manos dobladas sobre su pecho.

VISTE LUCES
Las siguientes son las partes que componen los elementos decorativos de un caballo.

Subadero Cobija que se le pone al caballo antes de colocarle la silla.
Fuste Base de la montura del caballo que sirve como asiento del jinete.
Cantina Bolsa que trae la montura para que el jinete guarde una botella con agua o licor.
Tientos Tiras de cuero que cuelgan de la cantina como adorno.
Chapetón Molduras hechas de oro o plata y se colocan sobre la montura para que luzca elegante.
Estribo Especie de cinturón o arnés en cuyas puntas van dos aros de metal donde el jinete coloca sus pies y puede dar ordenes al caballo golpeando los costados del animal.
Freno Trozo de metal, de forma cilíndrica, que el animal lo muerde con su hocico y el jinete tira del metal con una rienda para dirigir el rumbo del caballo.
Vara Pieza de metal o madera utilizada para dar órdenes al caballo.