VÉRTIGO Cuéntamela otra vez

Ernesto Diezmartínez Guzmán
15 abril 2016

"'El hijo de las fieras', 'El libro de la selva' (1967) y 'El libro de la selva' (2016)"

(Segunda parte)

 

El jueves pasado, al reseñar en este mismo espacio El hijo de las fieras (Korda, 1942), apunté que uno de los problemas del filme fue la dificultad de hacer interactuar a Mowgli (Sabú) con los diversos animales de la jungla: que si el oso, el tigre, la pantera, el pitón, los elefantes, etc.

La casa Disney, por supuesto, no tuvo ese problema cuando produjo la versión cinematográfica más famosa de El libro de las tierras vírgenes, la animada El libro de la Selva (The Jungle Book, EU, 1967), dirigida por el veterano Wolfgang Reitherman (codirector de 101 dálmatas/1961, Los aristogatos/1970, Robin Hood/1973), la última cinta supervisada personalmente por Walt Disney, quien moriría antes del estreno.

El libro de la selva fue realizada no precisamente en la década más exitosa, artísticamente hablando, de Disney. La animación xerográfica -que se había usado por ver primera en 101 dálmatas- no permitía la misma limpieza en el trazo ni la elegancia de la animación por celdas, pero resultaba muy rentable porque aceleraba la producción. Que todavía le quedaba mucho a la casa Disney por perfeccionar la este tipo de técnica queda claro si se ven los fondos de la cinta, que resultan demasiado burdos y estáticos.

En todo caso, la calidad de la animación no es el fuerte de El libro de la selva, sino la historia, bien adaptada por una cuarteta de escritores e "inspirada" en "Los hermanos de Mowgli", el primer relato del primer libro, más varios fragmentos de otros cuentos. 

La estructura es muy simple: como el fiero tigre de Bengala Shere Khan ha amenazado con devorar al "cachorro de hombre" Mowgli, el niño criado por lobos es escoltado por su "padrino", la pantera Bagheera, quien lo lleva contra su voluntad a la aldea más cercana para salvarlo. En el camino, cual road-movie selvática y a pata, Mowgli se va encontrando con diversos animales, el pomposo Coronel elefante Hathi, el despreocupado oso Baloo, la tramposa serpiente Kaa, el ambicioso y locochón rey mono Louie, una parvada de buitres distraídos, hasta que finalmente, se enfrenta al temible Shere Khan que ha ido en busca de él.

Más allá de la dispareja estructura episódica de la película, lo que sigue quedando en la memoria personal es el extraordinario trabajo de doblaje en español -de Luis Manuel Pelayo, Florencio Castelló, Alfonso Arau, Flavio y, por supuesto, Tin Tán como Baloo- y los dos números musicales que siguen siendo de lo mejor en la historia animada/musical de la casa Disney: la muy pegajosa canción "Lo más vital" -nominada al Oscar 1968-, cantada por Baloo/Tin Tan cual antecedente directo de la también inolvidable "Hakuna Matata" (cf. El rey león/Allers y Minkoff/1994); y "Quiero ser como tú", la energética pieza de swing interpretada por Flavio en el papel del Rey Louie, en perfecta recreación de la voz original de Louis Prima.

Solo por eso vale la pena volver a ver El libro de la selva, versión animada.

 

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