2020, año perdido para la economía del país

Rafael Morgan
06 marzo 2021

A medida que el Inegi ha estado publicando los índices sobre la economía para 2020 en México, se ha podido constatar la gravedad de la situación provocada no sólo por los efectos de la pandemia, que prácticamente ha detenido la actividad de varios sectores de la economía como el turismo, los restaurantes, los deportes, los espectáculos, etc., sino también porque las autoridades no han querido, no han sabido o no han podido tomar medidas anticíclicas para detener la caída en la economía, con argumentos que van desde el combate a la corrupción, la condena al sector privado, el regreso a la economía de Estado, en suma, por el nacionalismo a ultranza.

Ha quedado claro que el Gobierno basa su plan económico en estimular el consumo a través de los programas sociales, ampliados ahora a adultos mayores, jóvenes sin trabajo y estudiantes que no estudian; también confía el Gobierno en que las inversiones en los “proyectos insignia” (el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas y el aeropuerto en Santa Lucía) impulsarán el empleo, sobre todo en el sureste del País; además, también cuenta con la recuperación de recursos con el combate a la corrupción y al cobro forzado de impuestos en litigio o producto de la evasión y elusión fiscales; por último, busca ahorros en la “austeridad republicana”, si bien la consecuencia ha sido más bien un debilitamiento de la eficiencia y eficacia de las dependencias gubernamentales.

Estas medidas y el Covid-19, además de las decisiones presidenciales contra las instituciones ciudadanas, la falta de cumplimiento del Gobierno en acuerdos de años atrás en energías limpias y otras, han dado como resultado los números que se tienen en el ejercicio 2020, con serias repercusiones en los siguientes años.

Algunos de esos números son:

El Producto Interno Bruto (PIB) reportado por INEGI en 2020 tuvo una caída de -8.2%, en el que ascendió a 23.1 billones de pesos, mientras que en 2019 la riqueza generada fue más de 25 billones de pesos, es decir, perdimos 2 billones de pesos, pero habría que agregar el probable crecimiento que el País hubiera obtenido normalmente de un 2 por ciento, es decir, otros 500 mil millones de pesos; no sólo no se subió sino que se retrocedió.

Pero el aspecto más negativo fue en el PIB por habitante, en el que el Inegi calcula que se desplomó más de 15 por ciento, el nivel más bajo en los últimos 11 años. La “riqueza” generada en 2020 para cada habitante fue de 8 mil 537 dólares, pero en 2019 era 10 mil 079 dólares, vamos pues para atrás.

Para darse una idea, el PIB per cápita en Canadá en 2020 fue de 42 mil dólares y el de Estados Unidos fue de 63 mil dólares.

Según El Universal, el PIB por habitante de Uruguay fue más de 15 mil dólares y el de Chile casi 13 mil dólares; se supera a Argentina que tuvo 8 mil 400 dólares y a Brasil que tuvo 6 mil 500 dólares por habitante.

Otro factor negativo es el del empleo. Según el IMSS, había 20.4 millones de empleos registrados al término de 2019, pero en 2020 se perdieron 647 mil 710 empleos formales para terminar el año con 19 millones 774 mil puestos de trabajo, de los cuales el 86 por ciento son permanentes y el 14 por ciento eventuales, sin embargo, a esos empleos ya registrados en 2019 y perdidos en 2020, habría que agregar, alrededor de 600 mil más que debieron crearse.

Al considerarse el empleo informal, el Inegi calcula que faltan casi 3 millones de puestos de trabajo, pues en abril 2020, por la pandemia, se perdieron 12 millones 461 mil puestos de trabajo para luego recuperar 9 millones 545 mil, muchos de los cuales se pasaron a la informalidad, que alcanzó la cifra de 29.5 millones en diciembre.

Todo esto llevó a un incremento en la llamada pobreza laboral pues según datos de Inegi y de Coneval, llega ya a casi 52 millones de mexicanos que no alcanzan con sus ingresos a adquirir la “canasta alimentaria” de mil 675 pesos en las zonas urbanas y de mil 204 en las rurales. En 2020 se sumaron 4.7 millones de mexicanos en pobreza laboral; de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, hay 19.6 millones de mexicanos que quieren y pueden trabajar pero están desocupados, desperdiciándose mano de obra valiosa, que pasó de 19 por ciento en 2019 a un 30 por ciento al final de 2020.

Estos son sólo algunos indicadores de lo que están dejando en México la crisis de salud y un gobierno que parece no darse cuenta de la gravedad del problema económico en la población, que no se subsana con dádivas del presupuesto; y todavía hay más índices negativos.