A defender el tomate sinaloense
Los factores Trump y Sheinbaum

Alejandro Sicairos
18 junio 2025

Está corriendo otro plazo fatal para el tomate que Sinaloa exporta a Estados Unidos ya que la avidez arancelaria del Presidente del vecino país, Donald Trump, podría desenterrar la vieja hacha del dumping y grabar hasta con el 20.91 por ciento el valor de este producto mexicano que halla gran preferencia entre los consumidores norteamericanos. Se trata de un viejo cuento que en la mayoría de las veces ha tenido finales felices, pero que esta vez en caso de ser manejado de manera errática por el régimen de la Cuarta Transformación podría adquirir desenlaces desafortunados.

Pareciera que la presente encrucijada de riesgo para la verdura transitará con más bajo perfil que hace un cuarto de siglo cuando los horticultores locales libraron y ganaron la gran batalla con el acuerdo de suspensión del golpe demoledor que se les quiso asestar desde las plantaciones agrícolas del Tío Sam. Los productores sinaloenses son hoy más calculadores y prácticos y van avanzando a pie juntillas, sin confrontaciones, hacia la ampliación de los arreglos de 1996.

La expectativa de que salga bien librado el tomate de Sinaloa está fundada en que las revisiones quinquenales del acuerdo con Florida que se realizan desde que se firmó el convenio, tuvieron éxito en 2019 cuando Trump habitó la Casa Blanca por primera vez. En esa ocasión la negociación fue fluida y resultó alentadora. El Mandatario de las barras y estrellas tiene antecedentes de este caso y la apuesta es a que prolongue la suspensión del dumping.

En la otra línea de riesgo está claro que el gobierno que preside Claudia Sheinbaum carece de experiencia para manejar este tema y el temor consiste en que dé una respuesta política que enerve más a los negociadores en lugar de lograr acuerdos. En cambio, los productores sinaloenses poseen práctica y argumentos para volver a derribar la acusación de los tomateros de la región de Florida, sustentada en falsedades.

Mario Haroldo Robles Escalante es uno de los expertos sinaloenses que lleva más de 25 años a cargo de la defensa de las hortalizas mexicanas de cuanta acusación de competencia desleal se les ocurra a los competidores estadounidenses, además de que a la misión de salvaguarda de este sector del campo sinaloense se le agregan productores emblemáticos como Sergio “El Pío” Esquer, que sabe nadar a contracorriente de amenazas que se agregan a la de por sí crítica situación del agro sinaloense.

Sin duda la calidad de tomate cosechado en Sinaloa es apreciada por los consumidores de Estados Unidos (dos de cada tres de estos frutos que se comen allá proceden de México) y lo seguirán prefiriendo, aunque lo paguen más caro. Es decir, la gestión antidumping del grupo Sinaloa de alto nivel trata de evitar también el impacto que tendría en la economía de las familias estadunidenses en caso de prosperar la carga arancelaria si Washington cambia de parecer, ya sea por la actual postura trumpista en materia de políticas públicas de barreras a las importaciones, o por impregnar los cabildeos con malos manejos diplomáticos de la administración Sheinbaum.

Otro elemento convergente es que el Secretario de Agricultura del gobierno de Sheinbaum es un mazatleco, Julio Berdegué Sacristán, que conoce el valor icónico del tomate en la evolución e idiosincrasia sinaloense, así como la aportación a la economía estatal mayor a los mil millones de dólares por las exportaciones de tomate fresco o refrigerado y dólares, y la generación de 400 mil empleos en México.

Sin embargo, la principal obligación de Berdegué consiste en ser táctico al intervenir sólo en caso de requerirse la mediación enérgica de la llamada 4T, o guardar la debida distancia de la mesa de avenencias si el equipo negociador integrado por productores y cabilderos sinaloenses da visos de poder solucionar el problema. No acercarse tanto que dañe al campo ni alejarse tanto que no lo ayude.

Y cuando la cuenta regresiva marca el límite de los plazos, el 14 de julio, empiezan a definirse posibles desenlaces: los tomateros lograrán que se extienda la suspensión de sanciones por el dumping, y el Gobierno Federal se podrá colgar la “medallita” sin meter las manos en la tutela de este sector de la agroeconomía.

A como sea, pero que la solución suceda.

La 4T sin política falsa,

Cuide mucho la negociación,

Teniendo clara una cuestión:

Sin tomate no hay salsa.

Los senadores sinaloenses sí pueden hacer mancuerna con los exportadores de tomate, pero empujando en el mismo sentido que el grupo negociador: llevar la fiesta en paz confiando en la razón histórica que ha asistido a los tomateros abanderados por la calidad inigualable del producto. Y los legisladores con curules en los Congresos federal y estatal también deben ayudar, pero así de lejitos y sin tanto ruido que despierte a Trump que en sus arranques fúricos arremete contra todo lo que se le pone enfrente. Hacer causa común no está de más, sobre todo cuando el Santo de los agricultores, San Isidro Labrador, está tan ocupado con los ruegos para que corra de nuevo abundante agua por nuestros once ríos.