¿A qué se refieren cuando hablan de desarrollo social?

Vladimir Ramírez
26 octubre 2021

Sin duda el concepto de desarrollo social ha sido uno de los más recurridos en el discurso de gobiernos y por aspirantes a cargos de elección popular. Hemos visto que a lo largo de los años la noción de desarrollo social se ha ido modificando de acuerdo a la circunstancia histórica y política de cada País, en el que predominan intereses internos y externos de carácter económico.

De ahí que el concepto de desarrollo social no posea una sola definición, razón por la que constantemente ha sido objeto de discusión y en el que se debaten diferentes ideas y planteamientos para su definición. La disputa parte del concepto de desarrollo, es aquí donde su interpretación se acomoda a determinada realidad social, influenciada de manera definitiva por una noción política del Estado.

Para la investigadora social de origen español, Elisa Presa González, el desarrollo se piensa de tres maneras: los que creen que es problema exclusivo de los países pobres, los que conciben el desarrollo desde una visión estrictamente económica limitada al crecimiento, y los que sostienen que este concepto debe centrarse fundamentalmente en las personas.

En este sentido Presa González afirma que el desarrollo ha de entenderse también como una categoría de futuro, es decir, de pensar el futuro al que se aspira como sociedad y que esa aspiración no sea exclusiva de unos cuantos, por lo que será pertinente plantearse dos preguntas para concebir una idea más clara sobre desarrollo: una, cuestionarse cuál es el desarrollo que se desea o qué establecemos como prioridades, y dos, cuál es el desarrollo posible y cuáles de esas prioridades son alcanzables.

Durante el periodo neoliberal en México, del Gobierno de Miguel de la Madrid al periodo de Enrique Peña Nieto, el concepto de desarrollo se piensa desde la idea del crecimiento económico y una serie de mediciones a partir del Producto Interno Bruto. Sin embargo, el resultado de la aplicación de una política económica basada en su crecimiento, no se reflejó en el desarrollo del País. A partir de experiencias como estas, surge la necesidad de establecer la diferencia entre crecimiento económico y desarrollo social.

De acuerdo con datos del economista mexicano, Miguel Székely Pardo, en 1984 el 53 por ciento de la población se encontraba por debajo de la línea de pobreza de patrimonio, y según Coneval para 2016 el equivalente a la línea de bienestar, era del 50.6 puntos, lo que significa que durante más de tres décadas del periodo neoliberal en México la pobreza sólo disminuyó 2.6 por ciento.

Queda claro que las políticas económicas neoliberales han propiciado un crecimiento económico y al mismo tiempo una marcada desigualdad y un estancamiento del desarrollo social. Acumulación de la riqueza en unos cuantos y un aumento exponencial de la pobreza.

A partir de este contraste, organismos como la ONU se plantearon indicadores como el Índice de Desarrollo Humano con la intención de medir el desarrollo social a partir de la esperanza de vida, el ingreso, la educación, los servicios de salud, entre otros, que no considera la medición que se establece el PIB.

Algunos economistas como el sudafricano James Midgley, sostienen que el desarrollo social es un proceso de bienestar en las personas en su conjunción con un proceso dinámico de desarrollo económico, en el que se deberá propiciar el mejoramiento de las condiciones de vida del total de la población en un periodo de tiempo determinado. Por su parte el Premio Nobel en Economía, el hindú Amartya Sen, considera que el desarrollo social debe concebirse como un proceso de expansión de las libertades reales de las que disfrutan los individuos.

De ahí que en los últimos años se ha estado hablando del concepto de desarrollo humano, en el que algunos gobiernos se plantean insertar a la sociedad en un proceso que involucra al desarrollo social desde una concepción más cercana a lo humano que a lo económico, en el que se potencien la capacidades de producción y creatividad tendiendo como eje de bienestar las necesidades e intereses de vida de las personas.

Por su parte, el concepto de bienestar que plantea el Gobierno de López Obrador, coloca a la población en el centro de las políticas públicas y gubernamentales, intentando propiciar una relación intrínseca entre las personas y el espacio público, para generar un desarrollo que subsane injusticias sociales e impulse el crecimiento económico sin afectar la convivencia pacífica, los lazos de solidaridad, la diversidad cultural, el entorno y el futuro de las nuevas generaciones.

Así se han venido sumando nuevos entendimientos sobre desarrollo social, bienestar y desarrollo humano, una búsqueda que pretende resarcir el daño histórico de la desigualdad social propiciada por gobiernos neoliberales y los excesos de la economía de mercado.

En Sinaloa el Gobernador electo Rubén Rocha Moya anuncia la conformación de un gabinete plural y representativo que imprima un sentido humano y social a su gobierno para sentar las bases de una nueva concepción del estado de bienestar en Sinaloa.

La expectativa y el entusiasmo en este próximo gobierno se advierte como en ningún otro en al menos los últimos 23 años.

Hasta aquí mis comentarios, los espero en este espacio al próximo martes.