Acomodarse...

Guillermo Osuna Hi
09 febrero 2019

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El trabajo doméstico es una actividad laboral que resulta altamente valiosa para muchas familias, bien sea para auxiliar en sus labores domésticas a las amas de casa, o de plano, para resolverlas, cuando la señora de la casa es parte aportante a la economía familiar.
 
Sin embargo, pese a su valía, el trabajo doméstico, a lo largo de la historia de nuestro país y del mundo, ha sido relegado de la legislación laboral y totalmente alejado de la protección social. 
 
Con la premiada película mexicana “Roma”, se acentuaron las peripecias que pasan en la vida diaria de las mujeres que se dedican al servicio doméstico en nuestro país, a las cuales, además del trato despreciativo, se les endilgan uno y mil adjetivos, la mayoría de ellos, humillantes, como: chacha, gata, criada, fámula, mucama, doméstica. Es un desprecio que no corresponde al aporte que hacen en los hogares que las contratan.
 
Ciertamente, el rechazo no es una regla general, pero en promedio, se da en la mayoría de los casos.
 
Además de abusadas laboralmente, en no pocas ocasiones son asediadas sexualmente por los patrones y hasta por los propios hijos de la familia a la que auxilian en las labores de la vida diaria. En sentido contrario también hay casos afortunados en los que las trabajadoras son aceptadas como parte de la familia contratante.
 
Según datos del Inegi, las cifras hablan de la existencia de 2.3 millones de trabajadoras domésticas en nuestro país, las cuales, en la mayoría de los casos, trabajan horarios extendidos, sin ninguna prestación laboral y a la buena fe y comprensión de quienes las contratan.
 
Algunas de ellas se pasan toda una vida con una familia, y al final, llegan a su vejez con las manos vacías. Hoy las cosas pueden cambiar para miles de mujeres que prestan servicios domésticos, pues para todas ellas, se abren las puertas de la seguridad social. En este planteamiento se incluye a hombres, aunque son los menos, y por eso en esta colaboración, me refiero a la mayoría, que son las mujeres.
 
Ciertamente, la Ley del Seguro Social contemplaba la posibilidad de que los patrones inscribieran de manera voluntaria a sus trabajadores domésticos. Hoy las cosas han cambiado, ya que la Suprema Corte de Justicia, como respuesta a la demanda de una trabajadora de 80 años que acudió a los tribunales reclamando sus derechos laborales, determinó que es obligación para los patrones dar de alta a quienes les presten servicios domésticos y en respuesta al ordenamiento, el Seguro Social ha iniciado un programa piloto que debe quedar perfeccionado en un plazo no mayor de 18 meses. 
 
Tal reconocimiento es un acto de justicia para las miles de prestadoras de servicios domésticos, y los patrones tienen que ir dando respuesta al ordenamiento legal que les obliga a registrar a sus empleados domésticos. 
 
Ante esa realidad, quienes contratan a un prestador de servicios domésticos, aunque no sea por semana completa, tendrán que asumir sus responsabilidades patronales, lo cual también implicará que tengan que ordenar la comprobación del pago de salarios a sus trabajadores, e incluso, controles de asistencia, así como al pago de prestaciones, tales como horas extras, días festivos, vacaciones, primas vacacionales y dominicales, así como aguinaldo. Y todo hay que documentarlo para evitar sobresaltos ante una eventual  demanda por despido.
 
Por supuesto, las autoridades están procurando que la afiliación de trabajadores domésticos, no conlleve todos los requisitos que se le requieren a un contribuyente con alguna actividad empresarial o de servicios, por ejemplo, el inscribirse ante el padrón del Registro Federal de Contribuyentes.
 
Cambios como el comentado contribuyen a la construcción de una sociedad más justa; ciertamente, sacará de la zona de confort en la que se encontraba esta relación laboral, sin embargo hay que acatarla y hacer lo conducente a los ordenamientos correspondientes.
 
Acomodarse a los tiempos es una buena práctica, en la cual, debemos estar al día, ya que si se cumplen los planteamientos y aspiraciones del Ejecutivo federal, los cambios prometidos nos sacarán de nuestra modorra social. ¡Buen día!
 
osunahi@hotmail.com