Adolfo Beltrán: la decoloración avisada

Alejandro Sicairos
29 diciembre 2021

Desde que fue destituido como Tesorero del Comité Directivo Estatal en 2019, Adolfo Beltrán Corrales ya tenía un pie fuera del Partido Acción Nacional y así se fue alejando poco a poco de estas siglas hasta que el lunes sacó todo el cuerpo al anunciar su separación del dúo parlamentario que el PAN tenía en el Congreso del Estado. Y queriendo o no remachó la actitud de rebeldía contra la organización albiazul asestándole otro golpe demoledor cuando más vapuleada está.

Volvemos a la crónica tantas veces escrita donde el PAN sólo les interesa a sus cúpulas como plataforma para acceder a puestos de gobierno o de representación popular sin pizca de convicciones en lo que respecta a la doctrina que fundó Manuel Gómez Morín y que prestigiaron mediante la fidelidad personajes como Manuel J. Clouthier Del Rincón, Luis H. Álvarez y Francisco Barrio, entre otros. Ellos sí libraron grandes batallas políticas, económicas y sociales y cuando las perdieron más se aferraron al fortalecimiento del partido.

La verdad es que Acción Nacional está arriesgando lo poco que le quedaba en Sinaloa. Con el desprendimiento de Adolfo Beltrán Corrales ya nomás le queda uno de los dos escaños que logró en la elección del 6 de junio con los 92, 137 votos obtenidos, ese 8.4 por ciento que lo colocó como tercera fuerza política, muy cerca del Partido Sinaloense que obtuvo 82,844 sufragios. Por si ello fuera poco, ahora el daño a la imagen y confianza hunden al PAN en el descrédito.

Sin embargo, emerge otro dilema que deberá resolverse en la actual coyuntura. ¿De quién es la diputación plurinominal que ocupa Beltrán Corrales? ¿Del partido que la asignó o de la persona que la recibió? Si se supone como parte de un acto de equilibrio político para reconocerle a las minorías el derecho a mayor representación legislativa, entonces es al PAN al que le compete definir quién de sus militantes entra al relevo si el beneficiario original decide renunciar a esta institución política.

Paradójicamente el partido está indefenso y sujeto a los vaivenes de pleitos, resentimientos y berrinches. Las pérdidas en la estructura y cotos de poder ocurren sin relevancia pública y quien sea está en posibilidades de esgrimir cuestiones de menoscabo a sus garantías o apetitos e inclusive se puede ir del PAN conservando privilegios que obtuvo gracias al alicaído símbolo albiazul que se presta a servir de papel de baño que se usa y se desecha.

Pero también se perfila en este caso la actitud de debilidad del dirigente panista, Juan Carlos Estrada Vega, ya sea por el cansancio de ser observador pasivo de la crisis intrapartidista o porque igual que Adolfo Beltrán se fue al lado de quienes no deseaban que Roxana Rubio Valdez ganara la dirigencia del PAN en Sinaloa. Entonces pudiendo ser factor de orden optó por convertirse en parte del conflicto.

A Adolfo Rojo y Juan Carlos Estrada todavía les queda la posibilidad de que Comité Ejecutivo Nacional determine desconocer el triunfo de Roxana Rubio en la elección interna del PAN. A pesar de que esto significaría algo así como preferir dinamitar el edificio azul antes que repararlo, hay aquellos que le apuestan a la demolición total antes que reconocer la derrota que sufrieron con Verónica Montaño como su candidata. Son los que lanzan el bombillo aun cuando ven el letrero de “obra en construcción”.

Además, lo más significativo dentro de la de por sí caótica dinámica del panismo sinaloenses es que Adolfo Beltrán por fin abrió la puerta que él mismo colocó pacientemente para cuando el PAN no les sirviera más a sus intereses. Y esa salida de emergencia se queda para que cualquier militante que se diga inconforme decida sumarse a la desbandada, así se trate de quien usufructuó durante casi tres décadas las apetecibles tajadas de los frutos dulces (y escasos a la vez) en la parcela blanquiazul.

Adolfo ha cursado una conflictiva trayectoria en el PAN. La guerra interna que libró en 2019 contra el entonces dirigente estatal, Sebastián Zamudio, le valió que le rechazaran el registro que solicitó para buscar el liderazgo de Acción Nacional en Culiacán. Entonces comenzó a abandonar lentamente la ideología panista igual que quiso desertar cuando lo destituyeron del CDE por supuestos malos manejos de los fondos partidistas.

Es decir, la tintura de añil dejó de subyugarlo desde hace tiempo. Sabía que si dejaba el PAN podría llevarse consigo la diputación de representación que le fue asignada a este partido, pero decolorándola con el blanqueador de la ingratitud. Lo otro, la presunta agresión de que fue objeto Adolfo Beltrán el 19 de diciembre al celebrarse la elección interna, proveniente de un grupo armado, es harina de otro costal y le corresponde clarificarla a la Fiscalía General del Estado.

Atracaron el sabroso horno,

Se hartaron de comer PAN,

Y empalagados se van,

Sin manifestar algún bochorno.

Y mientras unos partidos se desmoronan, otros prosiguen en la obra de reconstrucción así sea tenaz la tarea de juntar los fragmentos. Por ejemplo, pian pianito Sergio Torres continúa trabajando para el mejor posicionamiento de la marca Movimiento Ciudadano en un mejor sitio de la aprobación electoral en Sinaloa. Ayer realizó la conferencia “Mujer: Poder y Liderazgo Político”, en la que participaron 80 mujeres y fue impartida por Iris Fabiola Godoy Álvarez, gerente de identidad corporativa y vinculación comunitaria de la empresa SuKarne. El dirigente estatal de MC Dijo que la política no se puede si siquiera imaginar sin la participación del sector femenino pues ellas aportan Inteligencia, pasión, trabajo y amplia responsabilidad.