Aquella delincuencia que nadie ve. Policía Militar, a otros quehaceres

Alejandro Sicairos
21 marzo 2019

""

Esa parte de la delincuencia que acecha en calles, empresas, escuelas, comercios y parques públicos para asaltar a mano armada, con la invariable ausencia policiaca que facilita la consumación del acto delictivo, necesita de un plan de seguridad pública distinto a las labores que desempeña la Policía Militar. A los servidores públicos responsables de proteger a la población ya se les hizo costumbre evadir el problema echándoselo encima al Ejército, al cual plantean como la cura a todos los tipos de violencia.
 
Al tomar el mando ayer de la Tercera Brigada de la Policía Militar con destacamento en Sinaloa, el General Brigadier José Luis Valdés Chávez define las tareas a realizar dentro del marco de la proximidad social, de cercanía con la población civil, sin que tenga que ver con enfrentamientos con la delincuencia organizada ni la persecución a narcotraficantes.
 
En específico tal delimitación de actividades aclara poco respecto al tipo de operativos a implementar para lo que realmente importa: abatir la sensación de desamparo que prevalece a lo largo y ancho del estado por la acción libre e impune de células delictivas que al desprenderse de las grandes organizaciones del narco actúan por cuenta propia contra los sinaloenses en general.
 
Valdés Chávez se ha formado en acciones de combate a la alta delincuencia desde que en 1979 se desempeñó como jefe de sección del 26 Batallón de Infantería de Ciudad Juárez, participando en la Operación Cóndor que se realizó en Chihuahua, Durango y Sinaloa. De 1990 a 1991 formó parte también de la Fuerza de Tarea Marte XIV, en la misma zona llamada triángulo dorado del narcotráfico. 
 
También ha desempeñado altos mandos militares en regiones de Puebla, Sonora, Tamaulipas, Nuevo León, Guanajuato, Michoacán y en la Secretaría de la Defensa Nacional realizó tareas de alto nivel, hasta llegar a ser en 2007 director de finanzas del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas.
 
Se trata de un militar con hoja de servicios enfocada al combate a la delincuencia organizada, lo cual hace prever que en Sinaloa estará a cargo de acciones contra células criminales vertebradas, aunque por cuestiones de logística y secrecía diga que viene a vincularse con la sociedad para ofrecerle seguridad pública. Sus quehaceres se enfocarán a lo que sabe hacer por su paso desde la Cóndor hasta las comandancias en zonas conflictuadas por la violencia en México.
 
¿Qué pasará con el tipo de delitos que hoy afecta a Sinaloa y que por sus características configuran un nuevo tipo de violencia? La pregunta, impregnada por supuesto del temor a que la Policía Militar contribuya poco a inhibir ese tipo de criminalidad, es quién se hará cargo de dar la tranquilidad que la policía civil no ha podido o querido proporcionar.
 
En cualquier parte operan sujetos que con armas de fuego despojan a las personas de sus pertenencias, siendo estas desde un teléfono celular hasta un automóvil. La rara amalgama criminal está lejos de configurar el modus operandi de pandilleros u otro tipo de delincuencia consuetudinaria y más bien sería un híbrido local de malandrín común y sicarios huérfanos de capos.
 
Se atraca a los estudiantes al salir de las escuelas, al transeúnte al andar en la vía pública o al ir a los cajeros de los bancos; al pequeño comerciante o empresas establecidas que en cuanto acumulan unos pesos atraen la mira de los cañones de las pistolas y rifles. Ya no existen espacios urbanos donde los sinaloenses estén seguros.
 
Tampoco hay autoridades estatales o municipales que les interese hacerle frente a esta vertiente del fenómeno delictivo. A los agentes de la Policía Municipal, cuya competencia es la prevención, se les subemplea de oficinistas, mandaderos, plantando árboles en las colonias, escoltas de funcionarios, agravándose la degradación que comenzó con la pérdida de jerarquía de estas instituciones al tomar el Ejército la seguridad pública en sus manos.
 
Una vez establecidos aquí 2 mil 300 elementos de la Policía Militar y definido el mando con el General Valdés Chávez lo que falta es el conocimiento de la estrategia contra el modo de inseguridad que diezma a Sinaloa y que a contracorriente de la baja en la comisión de homicidios dolosos muestra el alza en ilícitos de daño directo y sistemático a la población. Que alguien lo explique.
 
Reverso
Se ve la fuerza castrense,
Se ve que el delito pega,
Pero no se ve que le llega,
La paz al sinaloense.
 
Es de justicia
Al ser ícono mundial de la lucha de las madres que buscan a los hijos que les fueron arrancados por manos criminales, Sinaloa merece tener la mejor Ley en Materia de Desaparición Forzada de Personas y esta debe emerger del encuentro que el Congreso del Estado realizará hoy con los colectivos de rastreadoras que a diario nos dan lecciones de tenacidad y valentía por encontrar a aquellos que, suyos o de otros hogares, merecen el reencuentro final con sus familias. 

 

alexsicairos@hotmail.com