Atenta escucha

Rodolfo Díaz Fonseca
06 junio 2023

Lo fundamental en cualquier tipo de relación humana es entablar un diálogo con el otro, a través de una escucha atenta. Sin la acción de escuchar no se construye una relación sana y propositiva. Pero, en las relaciones digitales, ¿qué tanto se posibilita y fomenta la atenta escucha?

La palabra escuchar proviene del verbo latino auscultare, que significa inclinar el oído para percibir con atención lo que la otra persona desea comunicarme (por eso, el médico se inclina para auscultar con el estetoscopio los sonidos que produce el corazón). De ahí que exista una clara y marcada diferencia entre los verbos oír (audire) y escuchar. El primero se refiere a la simple percepción de los sonidos, mientras que el segundo implica la intención de inclinarse y prestar atención a lo que se oye.

Si aplicamos esta vital distinción a la comunicación que se da en las redes sociales y plataformas digitales, debemos reconocer que estamos muy lejos de que se logre la atenta escucha del otro, como señala el documento vaticano titulado Hacia una presencia plena:

“Cuando se habla de ‘escucha’ en las redes sociales, habitualmente se hace referencia a procesos de monitorización de los datos y de las estadísticas de interacción, así como a acciones dirigidas al análisis de marketing de los comportamientos sociales presentes en las redes”.

El documento añade: “Resulta obvio que esto no es suficiente para que las redes sociales sean ambientes de escucha y diálogo. Escuchar intencionalmente en el contexto digital requiere un tipo de escucha que se realiza ‘con los oídos del corazón’. Escuchar ‘con los oídos del corazón’ va más allá de la capacidad física de percibir sonidos. Es estar abierto al otro con todo nuestro ser: una apertura del corazón que hace posible la cercanía”.

¿Escucho con atención?

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