Café con aroma sinaloense

Emiliano Terán Bobadilla
05 mayo 2025

En los últimos años, el café ha dejado de ser simplemente una bebida matutina para convertirse en un verdadero fenómeno cultural y económico en Sinaloa. Desde las cadenas globales hasta las cafeterías tradicionales o de especialidad en zonas emblemáticas de Culiacán, Mazatlán o Los Mochis, la región ha experimentado una sofisticación creciente en los gustos, perfiles sensoriales y formas de consumo.

Esta transformación no ha pasado desapercibida para la academia: desde nuestra centenaria casa de estudios, la Universidad Autónoma de Sinaloa, se impulsan investigaciones orientadas a maximizar los beneficios de esta bebida de larga e histórica tradición de consumo.

Desde un rincón del Café Yameto de Culiacán donde se escriben estas líneas, nos proponemos explorar los beneficios y riesgos del consumo de café, así como las innovaciones que se están gestando en la UAS para potenciar su valor nutricional y funcional.

El café no solo es una fuente de energía o una excusa para socializar; su impacto en la salud ha sido ampliamente documentado en la literatura científica. Diversos estudios han confirmado que el consumo moderado -equivalente a dos o tres tazas al día- llse asocia con una menor incidencia de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.

Además, puede contribuir a la prevención de afecciones cardiovasculares, la hipertensión y trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes tipo 2. Esto se debe a su notable actividad antioxidante, propiedades antiinflamatorias y su capacidad para modular el metabolismo de la glucosa.

No obstante, como con muchas sustancias bioactivas, el exceso puede revertir estos efectos positivos. El consumo superior a tres tazas diarias puede provocar insomnio, agitación, disminución del apetito y, en personas susceptibles, reacciones alérgicas, ansiedad e incluso un mayor riesgo de aborto espontáneo en mujeres embarazadas. La clave, como lo indican los expertos en salud pública, está en la moderación.

En este contexto, la máxima casa de estudios de Sinaloa ha comenzado a desarrollar líneas de investigación centradas en la creación de bebidas funcionales con base en el café.

Uno de los proyectos más prometedores combina el café con orujo de olivo -un subproducto de la producción de aceite de oliva- con el objetivo de potenciar sus propiedades nutricionales. Esta iniciativa, de carácter multidisciplinario, involucra a investigadores de las Facultades de Nutrición, Ciencias Químico-Biológicas y Ciencias Físico-Matemáticas, así como la colaboración de instituciones académicas regionales e internacionales.

El orujo de olivo es rico en compuestos fenólicos como el hidroxitirosol, la oleuropeína y el tirosol, conocidos por su actividad antioxidante. Sin embargo, en muchas regiones este subproducto suele desecharse, generando impactos ambientales considerables.

La investigación desarrollada en la UAS ha demostrado que al incorporar orujo de olivo en polvo al café no sólo se incrementa el contenido de antioxidantes y compuestos bioactivos, sino que también se preserva su calidad sensorial. Este equilibrio entre valor nutricional y experiencia sensorial convierte a esta combinación en una alternativa con potencial de desarrollo comercial.

Los resultados de este estudio han sido recientemente publicados en una revista científica de prestigio internacional, lo que refuerza el compromiso de la Universidad con la ciencia de frontera, sin dejar de lado su aplicación directa en beneficio de la sociedad.

Además de esta innovadora línea, se están explorando otros enfoques relacionados con el café como vehículo para el desarrollo de alimentos funcionales, el aprovechamiento sustentable de subproductos agrícolas y el impulso a la economía local. Esperamos tener noticias de estos proyectos en el corto plazo, a medida que maduren y se consoliden.

La ciencia no debe mantenerse confinada a los laboratorios o en el reino de lo teórico. En Sinaloa, y particularmente en la UAS, se reconoce que el conocimiento científico debe traducirse en soluciones tangibles, accesibles y relevantes para nuestra comunidad.

Esta visión integradora impulsa a nuestros investigadores a tender puentes entre la ciencia básica y la aplicada, generando innovaciones con impacto real en la salud, la economía y el medio ambiente.

El café, con su complejidad química, su riqueza cultural y su creciente relevancia en la región, se convierte así en un símbolo de lo que la ciencia puede lograr cuando se pone al servicio de la sociedad.