Cerrar círculos
No es conveniente dejar capítulos, puertas, ciclos o círculos abiertos, lo importante es cerrarlos para dar cumplimiento a esas tareas y no dejarlas pendientes o indefinidas, pues se convierten en una carga o lastre que distrae nuestra atención y no nos permite avanzar con la velocidad, dirección y claridad suficientes. Lo peor de todo es que no posibilita centrarse en lo realmente sustancial ni en las nuevas actividades, por detenerse en aquellos pequeños obstáculos o piedrecillas que siguen molestándonos al caminar.
En otras palabras, los círculos o ciclos no cerrados evitan que podamos enfocar nuestras energías en el desarrollo de nuevas tareas o proyectos, como se observa en las narraciones que comentamos a continuación.
Un hombre murió y se encontró con San Pedro en las puertas del cielo. Como sabía de la sabiduría y el conocimiento del Santo, le dijo: “San Pedro, me ha interesado la historia militar por muchos años. Dime, ¿quién fue el general más grande de todos los tiempos?”
Sin pausas ni titubeos, San Pedro le señaló a un hombre común y corriente que estaba cerca. El hombre lo miró fijamente y respondió: “Debe haber un error. Conocí a ese hombre en la tierra y era solo un trabajador común”. Efectivamente, contestó San Pedro, “pero habría sido el general más grande de todos los tiempos, si hubiera sido general...”.
La siguiente narración se centra en un hombre que yace muerto en un prado, visiblemente golpeado, y junto a él hay un pequeño paquete cerrado. La pregunta obligada es ¿cómo murió? La respuesta es muy sencilla: el hombre saltó de un avión, pero jamás se abrió su paracaídas, por eso el paquete permanecía cerrado a un lado suyo.
¿Cierro mis círculos? ¿Alcanzo las metas que me corresponden? ¿Agoto las posibilidades, rutas y alternativas posibles?