Ciclistas rebeldes

Juan Carlos Rojo Carrascal
23 mayo 2019

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jccarras@hotmail.com

Hace unos días se publicó en redes sociales una fotografía de tres ciclistas que circulaban por el ahora remodelado Bulevar Rolando Arjona. No sé quién tomó la fotografía, pero puedo deducir que fue entre 5 y 6 de la tarde, como revelan las sombras reflejadas, y en un día de asueto, a juzgar por el mínimo tráfico vehicular. Además, es evidente que los tres ciclistas son deportistas, ya que sus tres bicicletas son de ruta e iban ataviados con la vestimenta y protección que los caracteriza.

La polémica se generó porque los ciclistas circulaban por el carril extremo derecho (de los tres que ahora tiene el bulevar) aún y cuando ahora existe una ciclovía segregada para mayor seguridad de quien decida utilizarla. Todavía no está señalizada, pero digamos que es de conocimiento general que ese carril está destinado a quien se traslada en bicicleta.

Lo que traigo a colación es la reacción en las redes “sociales” de la ciudadanía contra estos tres ciclistas como si fueran unos peligrosos delincuentes, que no tienen perdón por lo que están haciendo. Los comentarios van desde que son unos inconscientes, irresponsables, imprudentes, desconsiderados, estúpidos y otras palabras que prefiero no escribir, además de la frase que sentenciaba: “Después quedan como calcomanía en el piso y quieren encarcelar al que los atropelló”. Hubo pocos comentarios que defendían a los ciclistas y mucho menos que cuestionaran la ilegalidad de tomar una fotografía manejando desde un automóvil.

La reacción no me extraña, pero sí me preocupa. Percibo un clima de linchamiento contra todo lo que ose interferir en el camino de los automovilistas, ya que la calle “les pertenece y no debiesen compartirla”. Así sucede también contra los peatones que cruzan la calle a pesar del peligro que corren al hacerlo. Me recuerda el ambiente generado en aquella polémica que desató hace unos años un conocido locutor de radio capitalino al incitar a la ciudadanía para que atropellen ciclistas: “aplástenlos para ver si así entienden” dijo literalmente. Le costó su trabajo y su carrera profesional.

Soy ciclista urbano y ahora circulo por esta nueva ciclovía en el Bulevar Arjona, eso sí, con más carros a mi izquierda que antes. Este kilómetros y medio de ciclovía nueva es un oasis en la ciudad junto al desierto por el que pedaleamos todos los días miles de ciclistas, con los riesgos que ello implica. No considero prudente lanzar toda la artillería de críticas contra tres ciclistas que viajaban a una velocidad prudente (la máxima permitida es 40 km/hr). Que además venían utilizando menos espacio en la calle que quien tomó la fotografía. Que no estorbaban a nadie en una vialidad de tres carriles donde, por el día y la hora, se veían más bicis que automóviles.

 

Tenemos décadas despojando a los ciclistas de las calles de la Culiacán. Esta excelente ciclovía en mención no pareciese un triunfo de los ciclistas sino de los automovilistas que ahora exigen liberar el asfalto de cuanto haga “estorbo” para su plena satisfacción. La calle, ante todo, es espacio público, y es de todos. No lo olvidemos.