Colosio

Guillermo Fárber
29 marzo 2021

El Gus: “El tema de Colosio seguirá siendo resbaloso por muchos decenios más. El gordo Riva Palacio sacó un libro con la tesis que desde el principio ha sostenido Sergio Sarmiento: Colosio era la continuación del proyecto de Salinas. Pero siguen sin resolverse no pocos enigmas: El discurso del seis de marzo. En un libro, Julio Scherer cierra el texto con un diálogo esa misma noche, acordada para cenar en privado. Copa en mano, el periodista soltó la pregunta que nos picaba la lengua a todos los periodistas de todo el país: “Oye Luis Donaldo: ¿El presidente leyó previamente tu discurso? ¿Lo leyó el presidente, sí o no?” Y con voz quebrada, Colosio respondió: ‘No’.

Gerardo de la Concha: “Lo que dijo Julio Sherer en un libro (ignoro cuál, pues no das la referencia), es falso. O lo inventó el periodista o la referencia está descontextualizada. Voy a relatar este asunto como testigo directo, pues en aquellos días yo fungía como encargado coordinador de la Coordinación de Asesores de la Oficina de Presidencia de la República.

El Presidente Salinas, José Córdoba, jefe de la Oficina, Juan Rebolledo, secretario particular del Presidente -por lo menos ellos en la Presidencia- conocían de antemano dicho discurso. También yo, pues me pidieron que diera mi opinión sobre el texto en mi calidad de asesor.

Sabíamos que el principal redactor era un profesor de filosofía, Cesáreo Morales. El discurso era bueno a secas. Con una retórica adecuada para un candidato a quien le tocaba hacer énfasis en lo social. Recuerdo haber hecho unos cuantos ajustes en el texto, ninguno de fondo.

Para la Presidencia era importante que el candidato reafirmara una identidad propia en su línea, lo social, puesto que no se ignoraba la necesidad de ese equilibrio ante la modernización económica. Finalmente el gobierno de Salinas había instrumentado Solidaridad y reivindicaba el “liberalismo social”. Colosio era la continuidad de ese proyecto, no la ruptura. Salinas, un verdadero pragmático, vio bien que Colosio se reafirmara. Supe que aprobó el discurso, con los pequeños cambios que sugerimos.

¿¿Por qué el candidato iba a romper en ese momento con su mentor, que además era un presidente fuerte? Junto con ello, de acuerdo a las encuestas inauguradas en ese sexenio, Salinas tenía una popularidad de alrededor de 86 por ciento. Solamente anoto hechos.

En la cultura política priista, la disciplina política era esencial. Quien la había roto era Camacho, que sentía debía haber sido el candidato. Camacho era mal considerado por la Presidencia, había demasiados datos negativos, incluso su apoyo subterráneo a los zapatistas (‘crea un problema y tú resuélvelo para llegar al poder’, según la fórmula de Echeverría, con quien Camacho se reunía cada semana). Salinas temía que la indisciplina camachista quebrantara la unidad política priísta.

Quizás la negativa de Colosio con Scherer, respecto a que Salinas no conocía anticipadamente dicho discurso, solo era para no exhibir la dependencia política de su candidatura. O de plano Scherer mintió sobre lo que le dijo Colosio. Como causa de su asesinato es una especulación sin sustento. No va por ahí.

Aclaro que yo trabajaba para el Estado mexicano y no pertenecía a ningún grupo político, como el ‘salinista’ por ejemplo (tampoco me afilié nunca al PRI). Pero le tenía una gran simpatía personal a Colosio (falta la tercera parte del texto ‘La última vez que hablé con Colosio’, que prometo mandar pronto). Mis relaciones con la tecnocracia modernizadora fueron finalmente tortuosas. Mi libro ‘Conspiración contra México. Quién gana cuando el país pierde’, dirigido contra las corredurías bursátiles, no gustó para nada. Ahora que tenga tiempo escribiré ‘Memorias desde la cocina’, quizás resulten interesantes. Resumiré 30 años de participante modesto y testigo en la experiencia de una modernización hoy fracasada, frente a la masonería que regresó por sus fueros, con una restauración demagógica.

Así pues, un discurso que solo era una buena retórica, no es algo sustantivo para interpretar la muerte de Colosio en tiempos tan tumultuosos y decisivos”.