Con ello...
Ayer celebramos el Día de las Madres. Muchos lo hicimos con la presencia de la alabada progenitora en compañía de la familia, extendiendo la felicitación a las abuelas, esposa y a las hijas que nos han dado retoños.
Obviamente, el festejo se hace en grande y se disfruta la convivencia en torno a la mamá grande, circunstancia diferente a los que conmemoran a la madre ausente, recordando con agrado los inolvidables momentos vividos con ella.
Pero también hay madres para las que la festividad se convierte en fecha de dolor recordando a los hijos que ya no están en este mundo, especialmente, para aquellas que ignoran el destino final de sus vástagos, arrebatados por la fuerza violenta que ejercen los descarriados, y en no pocas ocasiones, por las propias autoridades. Estas madres dolorosas son el vivo ejemplo de que el amor de madre no tiene límites, ya que a muchas de ellas las vemos integradas en grupos rastreadores que procuran dar con el paradero de sus desaparecidos.
Vaya el afecto y admiración para todas ellas y el reconocimiento a su entrega y bravura procurando llegar al punto que les permita salir del oscuro mar de incertidumbre en el que navegan.
Otra madre, cuyas circunstancias la han hecho notable, en estos últimos días se ha colocado en el pandero de la opinión pública por un hecho que no habla muy bien de su congruencia.
La leyes españolas señalan una serie de opciones para adquirir la nacionalidad ibérica, entre otras, está la llamada Memoria Democrática, a través de la cual, personas descendientes de españoles nacidas fuera de España puedan demostrar su descendencia de padres, abuelos o bisabuelos españoles, lo cual, también se extiende hacia los nietos.
La llamada Ley de la Memoria Democrática tiene vigencia hasta el término del presente año, situación que están aprovechando algunos cuya ascendencia española les concede el derecho de adquirir la nacionalidad española; entre el grupo interesado por obtener dicho estatus, recientemente se destacó como aspirante a Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del ex Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sí, la misma señora que junto con su esposo, le exigieron al Rey de España, Felipe VI que le ofreciera una disculpa a la población mexicana por las atrocidades cometidas por los conquistadores a los habitantes de aquel territorio, que posteriormente se llamaría México. Arrebatos salvajes que cometieron los conquistadores para someter a los jerarcas mexicas, ayudados por tribus locales, como los zapotecas, encabezados por Xicoténcatl, que odiaban a los mexicas.
De serle concedida la nacionalidad española a la señora Beatriz Gutiérrez, tendrá que jurarle fidelidad a su nueva nacionalidad y obediencia a la Corona española. De darse tal protocolo, me encantaría verle las expresiones faciales y el tono de voz de la aspirante al momento de cumplir con el formulismo correspondiente, expresando las siguientes palabras: “¿Juráis o prometéis fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución y a las leyes españolas?”
Con ello, se sellaría el incongruente actuar de la que ayer manifestó sentirse dolida y ofendida por las tropelías de los conquistadores, y que hoy les pide el reconocimiento de ser descendiente de la Corona que avaló los abusos cometidos por sus legionarios a los pueblos originarios mexicanos. ¡Buenos días!