Conflicto del maíz: intervalo para razonar. Resolver lo urgente y reinventar lo futuro

Alejandro Sicairos
16 mayo 2023

sicairos6204@gmail.com

A ninguno de los involucrados en el recurrente conflicto por precios adecuados para las cosechas sinaloenses de granos les debe significar una burbuja de comodidad, mucho menos de desidias, el compás de espera que abrieron ayer los productores de maíz y trigo al concluir la toma de instalaciones de Petróleos Mexicanos en Topolobampo, Culiacán y Guamúchil y desistir del bloqueo en infraestructura aeroportuaria de Los Mochis y la capital del estado. Al contrario, significa el punto de partida para crear esquemas de certidumbre para el campo a prueba de abandonos transexenales y vaivenes en los mercados.

Más temprano que en Culiacán, ocurrió la pausa en la movilización de Ahome y Salvador Alvarado y algo de sensatez debió surgir en los dos polos del problema. Pareció que los afanes catastrofistas, aquellos que auguraban el caos estatal, eran derrotados y la negociación retomaba los cauces correctos. No fue, a pesar de todo, la dispersión de las nubes negras que cada año en las mismas fechas anuncian tormentas en la agricultura.

En los siguientes días se sabrá en qué termina esta coyuntura complicada cuyos finales en las anteriores trillas del maíz han transitado del pronóstico reservado a la normalidad por mercados de granos que reaccionan y sí alcanzan a acopiar toda la cosecha. La comercialización se complica cada vez más por la sobreproducción del grano y el reto venidero consiste en qué sembrar más allá de lo tradicional para equilibrar la oferta y demanda del catálogo de alimentos que Sinaloa le provee al País.

¿Todos los astros se alinearon? Día de San Isidro Labrador, santo patrono de los que viven de la labranza de la tierra; inicio de la compra de 500 toneladas de maíz por parte del Gobierno de Sinaloa, y publicación de la convocatoria por la cual la Federación adquirirá 1.8 millones de toneladas primero a productores de hasta 10 hectáreas sembradas y, en caso de alcanzar, abarcará la cosecha de hasta 50 hectáreas o 600 toneladas.

Sin embargo, el milagro que debieron pedirle a San Isidro Labrador, a quien le encendieron veladoras durante las últimas horas del sitio a la planta de Pemex en Culiacán, pudo ser la instrumentación de un esquema que saque a los agricultores del atolladero cíclico de mucho maíz y precios más paupérrimos. La reinvención del sistema nacional de seguridad alimentaria reencauzando el esfuerzo en el surco hacia otros productos de consumo general que hallen mejores condiciones de comercialización.

Ayer fue un buen día para empezar a reconfigurar la visión y misión del agro estatal. Aunque oscilante en Culiacán, donde unos acordaban retirar el bloque en Pemex y otros permanecer allí, la cordura asomaba. Quizá fue el cansancio de una semana de lucha, el temor a ser aprehendidos por las acciones que realiza la Fiscalía General de la República contra los manifestantes, o la necesidad de crear condiciones para la reunión que el Gobernador les gestionó con el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, la cual se realizaría ayer pero fue suspendida hasta que concluyeran las medidas de presión.

En La Semanera, el Gobernador Rubén Rocha Moya no quiso aflojar la condicionante de diálogo sin la presión de instalaciones estratégicas obstruidas, ni tampoco entró en confrontación con quienes a esa hora ya retiraban carpas y maquinaria de los puntos de bloqueos. Llamó a que “nos unamos ya a trabajar en esto, si les hace falta alguna cosa yo la gestionó pero fuera de tomas. Incluso les digo: al parecer hay denuncias penales contra algunos dirigentes, nosotros no tenemos nada que ver con las denuncias. A mí no me gusta que haya persecución contra ningún líder que está luchando por lo que es justo”. E instruyó al Secretario General de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, a estar en contacto con la FGR “para ver qué es lo que contienen las indagatorias y en qué manera podemos coadyuvar para no penalizar a los manifestantes”.

El Mandatario estatal se sostuvo en el esquema apoyado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, consistente en retirar del mercado más de 2 millones de toneladas de maíz, que comprará el Gobierno, para que así los grandes industrializadores y consumidores le entren a adquirir el grano al precio de 6 mil 965 pesos la tonelada. Y se dijo dispuesto a buscar que se resuelva de fondo el tema, tomando medidas “para que no estemos año con año con el problema de la venta del maíz”.

Claro que no se ha alcanzado una solución definitiva ni la certeza de que todo el maíz que produce Sinaloa tendrá garantías de comercialización similares a las otorgadas a los medianos cultivadores, de hasta 10 hectáreas con el margen de ampliarlo hasta 50, pero lo que sí está concretado es el tiempo necesario para crear las condiciones indispensables que le quiten al Gobierno la incomodidad del acuerdo bajo coacción, y a los maiceros la zozobra de que el trabajo lícito en vez de hacerlos progresar los lleve a mayor ruina.

Sobre el maizal soplan vientos,

Que refrescan la ilusión,

De la buena negociación,

Que deje a todos contentos.

Se llama “maiceo” político el que intenta Claudia Sheinbaum, la “corcholata” favorita que tiene el Presidente López Obrador para que lo releve en el cargo, al ofrecerle apoyo al Gobernador Rubén Rocha en resolver la comercialización del maíz cosechado en Sinaloa. Contribuiría el hecho de que la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México compre medio millón de toneladas y hagan lo mismo los presidenciables Adán Augusto López Hernández, Secretario de Gobernación, y el Canciller Marcelo Ebrard Casaubón. Y llegado el momento se lo retribuiríamos en votos.