Corrupción, irresponsabilidad y valemadrismos

Jesús Rojas Rivera
02 febrero 2024

Según relatos de pasajeros sobrevivientes, el autobús 502 de la línea GBT Norte de Sinaloa, salió de Guadalajara cerca de las 9 de la noche. Treinta minutos después, una ponchadura de neumático los hizo esperar alrededor de una hora para continuar el trayecto. Varios kilómetros adelante, a casi tres horas de llegar a su destino, uno de los peores accidentes en la historia de las carreteras de Sinaloa, marcaría la vida de sus tripulantes y la comunidad entera.

Ni Protección Civil, Cruz Roja, Guardia Nacional o el cuerpo de Bomberos de la Cruz de Elota podían determinar el número de víctimas por el percance vial en el kilómetro 104 de la autopista Mazatlán-Culiacán. A las 6 de la mañana, los noticieros recibían información de un fatal accidente al sur del estado. “Un camión de pasajeros se impactó contra un tráiler provocando un incendio que consumió los vehículos”.

Países como Suiza, Singapur y Suecia tienen las menores tasas anuales en accidentes viales. Un habitante por cada 100 mil fallece como consecuencia de un accidente automovilístico. En 2023 en México se reportaron cerca de 45 muertes diarias por accidentes en carreteras, 4.9 víctimas mortales por cada 100 mil habitantes, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Revisar los números en Sinaloa no mejora la percepción. La cantidad de muertes por cada 100 mil habitantes aumenta drásticamente, en Sinaloa mueren en promedio dos personas todos los días en accidentes automovilísticos fatales. 9.1 por cada 100 mil es la tasa anual. Las defunciones por accidentes viales superan en nuestro estado a las muertes violentas por arma de fuego. Según la Coordinación Ciudadana del CESP en Sinaloa, las muertes por accidentes viales son tales que “es más probable perder la vida en un accidente vial que por un homicidio doloso”. La impunidad en este tipo de delitos es superior al 98 por ciento, en Sinaloa solo 2 de cada 100 responsables de muertes por accidentes viales tienen una consecuencia legal, según el CESP.

Más de la mitad de los accidentes viales son causados por el exceso de velocidad. El estado de las carreteras, las condiciones físicas de los automóviles, los elementos distractores en los conductores y el consumo de alcohol y drogas y en menor medida las circunstancias climáticas, completan la lista de causas más comunes de fatalidades carreteras.

Sumado a ello, el poco interés de las autoridades por sancionar a empresas que reiteradamente suman denuncias por ser potencialmente peligrosas. El periodista sinaloense Marcos Vizcarra -premio nacional de periodismo 2021- y su compañera Valeria Estrada, presentaron el pasado 31 de enero una interesante nota en la Revista Espejo: “En tres años autobuses Norte de Sinaloa han protagonizado ocho accidentes carreteros”.

En ella documentan que al menos 24 personas han muerto y 74 más han sufrido lesiones en accidentes relacionados con la empresa. De 2021 a la fecha, volcaduras, choques, desperfectos mecánicos e incendios han sumado un historial de graves accidentes por parte de la empresa. Ninguna autoridad ha tomado cartas sobre el asunto.

Sin adelantar culpables, se deben esperar los dictámenes periciales finales para determinar la responsabilidad de cada uno de los implicados en el accidente del “502” que ha enlutado y conmocionado a decenas de familias en Sinaloa. Una vez determinadas las responsabilidades, debemos exigir que las autoridades cumplan con su obligación de sanción, pero, principalmente la responsabilidad de revisión de las unidades de los concesionarios, para prevenir hechos de mortales consecuencias. Sobre todo, en empresas con largos historiales de accidentes. En Sinaloa no podemos permitirnos lutos por corrupción, irresponsabilidad y valemadrismos. Luego le seguimos.

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