Daniel Amador, generación II

Alejandro Sicairos
24 junio 2018

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El cacicazgo se niega a morir
 
 
 
Hijo de tigre, pintito, Tomás Amador Carrasco escenifica en el distrito electoral local número 15 el último estertor del cacicazgo político que hace 40 años fundó su padre, el ahora Senador Daniel Amador Gaxiola. Abandonó en febrero la curul que ocupaba en el Congreso del Estado para postularse de nuevo al mismo cargo de representación popular.
 
Tomás Amador es el fruto más fresco de la incultura política que sostiene que la sangre pesa más que la democracia. Se someterá al veredicto de las urnas electorales atenido a que lo sacará adelante el control que su papá ejerce sobre la sección 53 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en cuyo interior creó el mini partido, llamado Enlace Cívico Magisterial.
 
Y, en honor a la verdad, cuida bien la marca de la estirpe. Lo refrendó recientemente en la Escuela Secundaria 24 de Agosto, de Bachigualato, donde a la directora Tania Valle se le cerró el paso al plantel después de oponerse a que se utilizaran datos de padres de familia para favorecer a Amador Carrasco.
 
Fue también el guardián del linaje durante su desempeño como Diputado local al poner a la 62 Legislatura en la encrucijada de cerrar las puertas a movimientos disidentes al SNTE 53, como es el caso de “Somos Más que 53”, con episodios burdos encaminados a etiquetar como lumpen a cada ciudadano que le exija eficacia a sus representantes populares.
 
A reserva de que la Constitución le protege sus derechos de participación política, él no es resultado de la vocación de servicio, que en teoría le da soporte a cualquier incursión en la función pública; el origen es, en este caso, la continuidad de un modo de enquistamiento que le cuesta demasiado y les retribuye poco a los ciudadanos.
 
El jefe de la dinastía se acerca a la etapa cronológica del retiro. Daniel Amador, a punto de cumplir 62 años de edad, está viendo por la perpetuación de un coto de poder que ha dominado durante cuatro décadas. El objetivo es extender el señorío del apellido; nada tiene que ver con explayar un modelo que le sea útil a la gente. Sí ha generado riqueza, pero sólo para él.
 
Con la venia de los Amador se han perpetrado tantos agravios a la libertad de participación política. Desde 1978, cuando Daniel Amador ocupó la dirigencia del PRI en el Municipio de Elota se le introdujo al magisterio el virus de la sumisión, que en Sinaloa incubó más allá del reinado de la perversa Elba Esther Gordillo.
 
La obstinación por mantener vigente el control de uno de los sectores más pensantes del tejido social pareciera una aberración más de la era moderna. Los maestros, la apuesta de toda sociedad contra la incivilidad, han tardado en quitarse a ENCIMA de encima, dejando atrás a Sinaloa en materia de libre cátedra y el saber libre de camarillas de poder. 
 
Es el heredero, sin duda, del estilo que su progenitor le copió a la Gordillo, la principal maestra mexicana del chantaje y el gatopardismo. El padre, el hijo y la profesora siguen creyendo que los educadores son los menos educados en civismo y que tienen convicciones de piedra incapaces de migrar a la razón.
 
Esta es otra de las cosas que estará a prueba el primero de julio. Al distrito electoral local número 15 le corresponderá aplicar el examen al padre, al hijo y al cacicazgo amadorista. Y la calificación que resulte, así pase de “panzazo”, tendrá que respetarse.
 
 
Re-verso
Aquí les falta un “Pepito”,
Que pregunte al maestro,
Cómo un profe “patito”,
Llega a ser tan siniestro.
 
 
Los 5 transparentes
Hizo la tarea el Comité de Selección del Sistema Estatal Anticorrupción al integrar un Comité de Participación Ciudadana que merece al menos el voto de confianza. Solo va una mujer entre ellos: Norma Sánchez, periodista, activista e investigadora que ha retado de frente y le ha asestado algunos golpes al monstruo de la corrupción. Entonces a ponerles la lupa encima a ella y a Francisco Manuel Mojica, Sergio Avendaño, Enrique Hubbard y José Antonio Pérez.
 
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