Del amaranto a la alegría
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Alguna vez alguien me dijo que el amaranto era el alimento del futuro, que cuando ya no hubiera suficiente producción de carne para alimentar a la población, el amaranto supliría la ingesta de proteínas necesarias para alimentarnos. Y yo tan crédula y confiada en la buena voluntad de la gente, completamente le creí.
Comencé a comer tantas alegrías como me fue posible, las redondas, las rectangulares, con y sin pasas, si encontraba con nuez me sentía la mas afortunada del mundo y las de chocolate se ganaron un lugar especial en mi corazón; compraba paquetes para llevarme de snack a la escuela y hasta intenté hacer una con mi abuela, con un éxito no obtenido ya se que nos desbarataban todas y no nos quedo más que comernos el amaranto endulzado con piloncillo a cucharadas.
Y bueno, ahora, unos cuantos años después, me di a la tarea de investigar si las propiedades del amaranto son en realidad tantas como las que ese alguien me enumeró, para saber si las puedo seguir comiendo con el gusto con el que las como y si las puedo recomendar a ustedes como base de su alimentación, cuando y si los alimentos de origen cárnico dejan de ser una opción alimenticia a nuestro alcance.
Primero que nada, es es una fuente importante de proteína y no tanto por la cantidad de proteínas por gramo, sino por el tipo de proteína que es. Es el único tipo de proteína vegetal que tiene todos los aminoácidos esenciales (aquellos que el organismo no puede producir y necesita recibirlos por la vía alimenticia).
Es el alimento vegetal con mayor valor nutritivo que existe, particularmente rico en lisina; contiene el doble de lisina que el trigo, el tiple que el maíz y la misma cantidad de esta proteína que la leche de vaca, lo que le otorga el “gold standard” en excelencia nutricional. Es este uno de los motivos por los que se ha generado un interés internacional en su cultivo, así como su la inserción en las tendencias gastronómicas. Actualmente podemos encontrar en el mercado harina de amaranto, obleas de amaranto y hasta churritos de amaranto, ademas de ser un ingrediente popular dentro de la repostería saludable.
Prácticamente toda la planta del amaranto es aprovechable, sus hojas se conocen como quintoniles y se consumen en preparaciones o en forma de té, sus flores son rojas y se utilizan por sus pigmentos, y de las semillas se obtiene aceite de amaranto que también tiene propiedades importantes relacionas con la salud.
Desde el México prehispánico ya era altamente valorado, incluso los conquistadores casi la erradican al prohibir su cultivo considerándola “pagana”, pero en realidad se trataba de una estrategia militar ya que el amaranto era un alimento de guerreros.
Un alimento más que México regaló al mundo.