#DondeHayPrieturaHaySabrosura

Omar Lizárraga Morales
07 junio 2021

Se dice comúnmente que en México no hay racismo, pero la realidad es otra. Existen cantidad de expresiones que implican inferioridad basadas en el color de piel, y que muchas veces decimos sin tomar en cuenta la discriminación que representan. Expresiones como: “Trabajo como negro para vivir como blanco”, “Pareces indio”, “aunque está morenito el bebé, está bonito”, “Cásate con un güerito para mejorar la raza”, y muchas más.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), en ese sentido afirma que seis de cada 10 personas en México reconocen que se les insulta por el color de su piel. Además, un 40 por ciento cree que es excluido de empleos o al solicitar un servicio por el hecho de ser morenos.

Reflexionando sobre este racismo mexicano, en días recientes surgió un movimiento en el ciberespacio con el hashtag “DondeHayPrieturaHaySabrosura” y “PoderPrieto”. En ambos, diversos actores y actrices nacionales, como Tenoch Huerta, Yalitzia Aparicio y Mabel Cadena entre otros, mostraron el orgullo de tener piel morena. Todos ellos han denunciado que la industria del cine y la televisión ha normalizado que artistas de piel morena interpreten papeles de ladrones, trabajadores de limpieza, agricultores y personajes con un estatus social bajo.

De acuerdo a esta imagen que muestran los medios de comunicación, en México el clasismo y el racismo son dos caras de la misma moneda, pues generalmente asociamos a las personas de piel morena con pobreza, y a las que tienen tez blanca y cabello rubio, con belleza y éxito.

La ideología racista tiene distintos contenidos en su historia, pero su núcleo básico está fuertemente asociado con la creencia acerca de la superioridad biológica de las razas. Para el caso de México tiene su origen desde la colonia, pues los proyectos de colonización estaban impregnados de prejuicios negativos en contra de los indígenas, y positivos a favor de los colonos europeos. Con la conquista se establecieron jerarquías sociales en todo el país, en la que los mestizos y blancos ocuparon siempre los espacios privilegiados, relegando a las poblaciones indígenas.

Siguiendo esta idea, el color de piel manifiesta también inconscientemente un status social. De manera que las, y los que tenemos piel morena, suponemos no pertenecer a una posición privilegiada. Tras su éxito en el cine, Yalitizia Aparicio, fue fuertemente criticada, -sobre todo por los mismos mexicanos- aun cuando nadie puede negar su talento como actriz. Sus críticas fueron entonces, por su color de piel. ¡¿Cómo una mujer de origen indígena va a triunfar en el cine?!

Echando un vistazo local en Mazatlán, he notado que también somos bastante racistas. No olvidemos la crítica popular que se hizo a la bellísima soberana del Carnaval de aquel año 2007, tan sólo por ser de ascendencia afroamericana.

Sobre esto habrá que decir que, en los medios de comunicación masivos en México, existen cánones de belleza dominantes, generalmente donde lo blanco es bello y lo negro no lo es, y para eso sólo basta echar un vistazo a la publicidad y a los reinados de belleza.

Las marcas de clase, es decir, aquellos signos visibles que permiten identificar “quién es quién” en el orden ecónomico-social incluyen no sólo aspectos externos como cierto tipo de accesorios, ropa de determinadas marcas, autos, casas, frecuentar ciertos lugares, sino también un tipo de cuerpo: que se mueve de terminada manera, que tiene ciertos modales, y que por supuesto, tiene tal color de piel.

Ahora bien, para erradicar todo este tipo de discriminación, en México lo que hace falta es más y más educación. Se necesita que la sociedad esté correctamente informada, conocer las causas de la discriminación, que no haya tabús para hablar sobre estos temas. Pues el común denominador en todas las fobias sociales: xenofobia, homofobia, aporofobia, es siempre la ignorancia.

Es cuanto....