El automóvil privatiza lo público

Juan Carlos Rojo Carrascal
17 noviembre 2019

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El automóvil convierte, de forma eventual, el espacio público en privado. Un automóvil es un bien de propiedad privada que al utilizar la vía pública segrega a la ciudadanía de utilizarla, sobre todo, a quienes caminan o usan bicicleta. El automóvil es espacio privado rotativo como el transporte público es espacio público rotativo también.

Un automóvil estacionado en la vía pública restringe espacio a las personas que caminan igual que un vendedor ambulante que se establece (y paga o debe pagar un permiso para hacerlo) para vender algún producto. Los lugares destinados al aparcamiento son una inmejorable oportunidad que las banquetas pierden de ser más accesibles, amplias y cómodas para quienes caminan por ella.
Por otro lado, los miles de vehículos abandonados por meses o años en la vía pública, significan otra forma de privar a la ciudadanía de espacio público además de deteriorarlo visualmente; como también sucede con los innumerables lotes de venta de automóviles que existen en la ciudad. Todos estacionados en la vía pública, la privatizan para vender el objeto más preciado en las ciudades.
Muchas ciudades han implementado el uso de parquímetros como una medida para que el ciudadano retribuya a la ciudad por el privilegio de utilizar de la vía pública para un beneficio personal como es estacionar su automóvil. En Culiacán estamos muy lejos de ello. En esta ciudad todavía la sociedad -y algunos legisladores- siguen exigiendo la gratuidad de cajones en los centros comerciales cuando el Reglamento de Construcciones del Municipio de Culiacán solo define el número mínimo de cajones que debe tener cada establecimiento según el uso de suelo, pero nunca dice que éstos deban ser gratuitos.
El Reglamento requiere actualizarse, sí, pero para exigir menos cajones de estacionamiento. Tiene absurdos como exigir mínimo un cajón en cualquier casa habitación nueva que se construya, por pequeña que sea y sin importar si el propietario cuenta con automóvil. También dice que los cajones deben ser de diez metros cuadrados y en algunos giros comerciales específicos exige un cajón por cada quince metros cuadrados construidos. Es decir, si la construcción es de quince metros cuadrados, diez de ellos deberás destinarlo a estacionamiento.
La Ciudad de México ya avanzó en este rubro. El Reglamento de Construcciones ya no maneja mínimos de cajones sino máximos. Es decir, pueden construir algunos edificios sin cajones de estacionamientos, pero se prohíbe excederse en la oferta de ellos. Lo que sí maneja mínimos obligatorios son lugares para estacionar bicicletas. Esto es una buena manera de desincentivar el uso del automóvil, atrevida sí, pero mucho más efectiva a mediano plazo, que exigir para ellos cada día más espacios de comodidad y privilegio.
Tarde o temprano tendremos que invertir las prioridades, por lo pronto, ya la Ley de Movilidad Sustentable del Estado de Sinaloa pasó al automóvil al final de las prioridades. Esta Ley se aprobó hace un año, ya va siendo tiempo de comenzar a aplicarla en nuestras ciudades. ¿no creen?
jccarras@hotmail.com