El debate que yo vi

23 abril 2018

""

Roberto Blancarte

blancart@colmex.mx

 

Me imagino que no todos vimos el mismo debate presidencial. De entrada, todos tenemos nuestras preferencias y animadversiones, con las cuales observamos lo que sucede. Lo cual significa que el impacto de este tipo de debates, a menos que suceda algo completamente inusual, suele ser menor.

Sin embargo, al mismo tiempo, aunque sea apenas perceptible, algunas declaraciones o posicionamientos pueden desencadenar pequeños cambios en la percepción sobre los candidatos. Y, en ese sentido, la fecha de este debate es relativamente temprana. Lo veremos en las próximas encuestas.

 

Yo vi a cinco candidatos que reflejaron bastante bien quienes son.

“El Bronco”, por ejemplo, con sus puntadas y posturas, nos mostró a un personaje simplista, burdo, provocador y por lo mismo, poco confiable para la gestión pública.

Proponer que le corten la mano a los ladrones o militarizar las preparatorias puede ser atractivo para cierto público, pero no puede ser tomado en serio.

Margarita Zavala se vio nerviosa, atropellada y poco natural. Su feminismo conservador no es convincente y de hecho tuvo que dar marcha atrás en materia de matrimonio igualitario (al igual que “El Bronco”, por lo demás).

José Antonio Meade apareció como lo que es: un burócrata, quizás competente, pero con poco carisma, propuesto por un partido al que tiene que negar de manera permanente. Sus críticas y ataques a otros candidatos no resultan creíbles ni convincentes. Los debates, evidentemente, no son lo suyo.

 

Exactamente lo contrario de Ricardo Anaya. Para mi gusto, si quisiéramos presentar un ganador del debate, éste sería el candidato del Frente PAN-PRD-Movimiento Ciudadano. No sólo porque se vio más cómodo argumentando, debatiendo, criticando, refutando, sino porque sus posiciones fueron más estructuradas y concretas. Nadie lo atacó, más que levemente. Él, en cambio, se dio gusto arremetiendo con todo, particularmente contra López Obrador.

El candidato de la coalición Morena-PES-PT finalmente, no hizo más que tratar de esquivar los golpes y defenderse. Evasivo, poco concreto, vago, ambiguo, fue claro que, lo único que pretendía, era no salir demasiado golpeado, aunque en el camino perdió su supuesto buen humor. La estrategia defensiva que desarrolló, en todo caso, quizás no fue la mejor en este momento de la contienda. No es la primera vez que veo a un equipo de futbol que, echado para atrás, termina perdiendo el partido.