El desierto de Sara

Rodolfo Díaz Fonseca
01 julio 2018

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Las páginas de la literatura están preñadas de grandes historias de amor, de romances idílicos y de enormes tragedias. Podríamos recordar a la célebre pareja de Romeo y Julieta, de Shakespeare; o la imposible relación de  Catherine y Heathcliff, en Cumbres Borrascosas; o a Fermina Daza y Florentino Ariza, de El amor en tiempos del cólera.
 
Lo que hace famosas a estas historias es, en muchas ocasiones, su imposibilidad. Ahí está la médula del relato, en el azaroso destino que se interpone entre los amantes para que jamás puedan consolidar su unión. Sin embargo, hay también ejemplos felices de personas que sienten que su vida carece de sentido cuando fallece su pareja.
 
Una de estas personas es el filósofo español Fernando Savater, quien en 2015 perdió a su esposa, Sara Torres, sintiendo que su vida se convirtió en un agobiante desierto. En entrevista con Elena Poniatowska al presentar su última obra que escribió junto con Sara, Aquí viven leones, declaró que había sepultado su alegría y que no volvería a escribir otro libro.
 
“Yo no puedo estar sin leer pero sin escribir puedo estar toda la vida; escribo cuando no hay más remedio. Ella me incitaba a que escribiera... Este libro, Aquí viven leones, publicado por Debate en México, es el último, yo ya no voy a escribir más.
 
Savater expresó que sólo tenía lágrimas de amor y de gratitud por haberla conocido. “Yo estoy triste, es inútil ocultarlo. Siempre he escrito y enseñado desde la alegría; mi divisa es la de Montesquieu. Ahora no tengo alegría por hacer las cosas. Lo hago todo por rutina, por un mecanismo, por oficio... Sabes, Elena, la muerte de Sara me interrumpió la vida. Creo que soy yo el que ha quedado muerto”.
 
¿Amo con esa intensidad?
 
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